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Hasta octubre

  • Despedida El Unicaja cae eliminado de la Euroliga y se despide hasta la próxima temporada de la máxima competición Reacción Perdía por 19 ante el CSKA, pero tuvo opciones de ganar el encuentro

Cuarenta minutos que comprimen una temporada. El Unicaja ya no está vivo en Europa. En la quinta jornada de un Top 16 de nivel asequible se despidió hasta octubre. Jugará un bolo en Polonia la próxima semana, porque esto está visto para sentencia. El CSKA será primero y el Prokom segundo. El Unicaja es último. Con el mejor grupo posible, los malagueños se estrellaron con una solitaria victoria en la quinta jornada.

Cayó ante el CSKA (70-76) en el adiós matemático. Llegó tarde, como casi siempre este año. Tras un primer cuarto horrible y un segundo malo despachó una segunda mitad más que digna, notable. Lo cual es paradójico. Demuestra que este equipo puede jugar bien al baloncesto, que no es mal conglomerado de jugadores. Pero en unos parámetros concretos, con la mentalidad adecuada, no a verlas venir. Con una actitud contemplativa y timorata no irá a ningún sitio. Sí puede maquillar algo una temporada que pinta negra si es el equipo de los segundos 20 minutos. Agresivo, decidido. Con instante de aciertos y de errores, lógico. Pero capaz de acongojar a un CSKA comprimido a una rotación de ocho jugadores.

La mente juega en el deporte. Hay quien sostiene que, incluso en deportes de máxima exigencia física, el coco marca la diferencia, el gen competitivo acaba prevalenciendo. Y este Unicaja de entreguerras no detenta la entereza mental que sí posee el CSKA Moscú, un escalón por debajo del de la era Messina, pero con un quinteto titular de nivel Final Four clarísimo. Tampoco tiene el juego que sí atesora el equipo del ejército rojo. No atesora, por ejemplo, un jugador que siquiera se le parezca a Ramunas Siskauskas, que tiñó de color rojo el partido con unos primeros minutos primorosos en los que encadenó 11 puntos para lanzar a su equipo hacia la victoria con antelación sobre lo previsto( 5-19).

Cuando el Unicaja quiso entrar el partido se encontró con un lastre pesadísimo. Como ha sucedido en la ACB, con la pesada mochila del 0-5 inicial. Ante un equipo que maneja los tiempos, herencia de la era Messina, con suma maestría, entregar 14 puntos de ventaja mediado el primer cuarto parecía un suicidio. Sinanovic, reclutado por Aíto para paliar la baja de Lima, cambió un tanto el aire al encuentro. Con 10-29, poco partido quedaba. El gigante bosnio se plantó en el centro de una zona 2-3 ordenada por Aíto y el CSKA comenzó a tener problemas. Al menos, un cambio de tendencia. Se redujo el ritmo anotador, con los dos equipos en una cifra en el segundo periodo, pero con notable grietas a favor de los rusos (18-33).

Anotar menos de 20 puntos en 20 minutos es sonrojante. Algo de orgullo existe en el equipo. Por creer en algo. Aunque Freeland hiciera un partido calamitoso en las dos canastas (Kaun le pasó por encima) y Saúl Blanco evidenciara una alarmante falta de confianza. Pero Aíto supo reactivar a su equipo con una defensa presionante y constantes dos contra uno en todos los lugares de la pista. Sostiene el técnico que es el juego que le gustaría hacer siempre, pero que la carga de lesiones le ha impedido tener esa exigencia física para con sus jugadores. Bocado a bocado, el Unicaja se metió en el partido ante un CSKA que parecía diluirse. El punto de inflexión fue la irrucpión conjunta de Omar Cook y Jiri Welsch, que se combinaron para firmar un parcial de 11-0 (33-40). Había partido y, aunque las posibilidades eran remotas, se podía creer en algo.

El encuentro enloqueció definitivamente. Una falta de Ponkrashov se enlazó con una técnica a Planinic que permitió a Cook sumar seis puntos y abrir de par en par las posibilidades de ganar (52-56). Vorontsevich, el menos conocido de los ocho jugadores que empleó Pashutin, fue el elemento desequilibrante. Ni Siskauskas ni Langdon. Fue él quien emergió para dar respuesta a un Printezis (ocho puntos consecutivos) lanzado en el cuarto final. Metido en harina, el Unicaja tuvo su última opción a falta de 20 segundos. Con cuatro abajo, contraataque que Saúl Blanco yerra con una bandeja que se quedó en el aro. No se perdió ahí la Euroliga, pero ahí se quedó la última opción. El triste corolario a una temporada en la que sólo queda el asidero de la ACB. Una Euroliga ilusionante tras una muy buena primera fase también se va al garete.

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