Baloncesto l Cajasol

Una polémica absurdísima

  • La ACB pide medidas al Cajasol por los insultos a Hierrezuelo, siendo San Pablo una de las pistas más tranquilas de la Liga

Vaya por delante la desaprobación absoluta desde estas páginas de cualquier forma violenta de expresión o de actuación, ya sea en los acontecimientos deportivos o en otros ámbitos de la vida, pero la polémica que se ha creado con la decisión del colegiado Hierrezuelo de amagar con suspender el encuentro entre el Cajasol y el Suzuki Manresa el pasado domingo no puede ser más absurda. Absurdísima. Quizás la ACB haya dado órdenes directas a los árbitros para frenar en seco las descalificaciones hacia ellos en los pabellones, pues en el Martín Carpena también Pérez Pérez se quejó, aunque casi nadie se dio cuenta, de las ofensas lanzadas por la parroquia malagueña hacia él.

Sin embargo, es ridículo que haya sido Sevilla el foco de este problema que debe erradicarse, aunque jamás ha sido San Pablo una de las pistas calientes de la competición, sino paradójicamente es lo contrario, como tantas veces han manifestado los entrenadores que han trabajado por estos lares, molestos por la lejanía del graderío respecto al parqué y por la poca implicación de muchos de los aficionados.

Nunca ha existido un problema que derivara en una actitud violenta en el recinto hispalense, ni siquiera en las temporadas que venían mal dadas por los resultados, que han sido varias últimamente; incluso en alguna ocasión algún grupo de aficionados se dirigió, con el único ánimo de mostrar sus discrepancias a la directiva, al palco de autoridades sin que ningún cargo cajista temiera por su integridad física.

Hierrezuelo estuvo a punto de suspender el choque, aunque el comisario de la ACB no lo habría aceptado, y ayer la patronal envió un comunicado para reprobar los insultos al colegiado malagueño en San Pablo y solicitar al Cajasol las medidas oportunas para que no vuelva a ocurrir. Olvidará la ACB que las "amenazas de muerte" que recibió el árbitro por parte de algunos chavales es un cántico habitual en Vitoria, que en Fuenlabrada los hinchas insultan, y alguno incluso escupe, al banquillo visitante y que en Manresa hay seguidores con bocinas ilegales que hacen imposible que el entrenador foráneo hable en condiciones normales con sus jugadores.

Al menos queda el consuelo de que Hierrezuelo ya ha pitado dos veces en San Pablo y no lo hará más aquí esta temporada.

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