Eurocopa de leyenda (4)

1964: Aquella tarde del gol de Marcelino

  • Fiesta total. El Bernabéu enloqueció con el triunfo de los jugadores de Villalonga, que la propaganda vendió como una victoria sobre el comunismo.

Victoria de prestigio ante el rival más odiado. El gol de Marcelino, historia viva para muchas generaciones de españoles, resolvió a poco del final un partido disputado a ratos bajo una intensa lluvia. En un encuentro con dos goles en los primeros minutos y marcado por la igualdad, ese tanto del delantero del Zaragoza abatió a la vigente campeona, la URSS, con apenas tres supervivientes de la final del 60, mientras un Chamartín abarrotado enloquecía. España inscribía su nombre en el palmarés, y lo hacía ante el rival más odiado. Mejor imposible.

La  retirada de la selección en la Eurocopa anterior no fue impedimento para que la UEFA designara a España, cuyos equipos dominaban las competiciones europeas, sede de la fase final de la segunda edición, que ya disputaron Italia e Inglaterra mientras que Alemania seguía estando ausente. El Bernabéu acogería la semifinal de España y la final, mientras que en el Camp Nou se jugarían los otros dos encuentros de un torneo en el que repetía la Unión Soviética, vigente campeona, y al que llegaron, además de España, Hungría y Dinamarca.

En esta ocasión no hubo obstáculos desde El Pardo para que los rusos aterrizaran en España. Y menos mal, porque hasta 2008 el título europeo conseguido en ese año 64 por la selección era el único que adornaba el palmarés hispano a nivel de selecciones absolutas. Habían pasado sólo cuatro años, y no es que el franquismo brillara precisamente por su apertura -justo ese año el régimen celebró pomposamente los XXV años de paz-, pero España era la organizadora y tenía asumido que la URSS podía estar entre los finalistas.

Las semifinales resultaron bien diferentes. En la de Barcelona, los rusos no dieron opción (3-0) a una Dinamarca casi amateur a la que un camino plácido ante Malta, Albania y Luxemburgo había llevado a la fase final. Mientras, España necesitó la prórroga, en la que un gol de Amancio deshizo el empate que habían propiciado Pereda y Bene, para acabar con el potente equipo húngaro, en el que brillaban Florian Albert, que sería Balón de Oro en el 67, el entonces veinteañero Ferenc Bene y los veteranos de varios Mundiales Matrai, el capitán Tichy y Fenyvesi.

Así que España, sin Gento y con la única novedad destacable del sevillista Paco Gallego -que de todos modos tardaría dos años en debutar-, se iba a medir en la final al rival al que había rehuido en el 60, bien es cierto que no por razones deportivas. Se hubiera preferido cualquier otro, desde luego, pero la cosa acabó en victoria, vendida por la propaganda como un triunfo sobre el comunismo, y el gol de Marcelino a Yashin trascendió de lo puramente futbolístico.

Un gol visto sólo a medias por los españoles durante décadas, con esas imágenes cortadas del Nodo en las que el balón pasaba de las botas de Pereda a la cabeza del gallego, autor de un escorzo insuperable, y luego a la red de La Araña Negra sin que se viera apenas su trayectoria. Antes habían marcado Pereda y Jusainov, pero fue Marcelino Martínez Cao, un gallego que comandaba la delantera del Zaragoza conocida como Los Cinco Magníficos, el que durante años figuró en el santoral de la afición española. Marcelino, que se retiró joven, con apenas 29 años, tuvo un paso relativamente efímero por la selección -jugó 14 partidos-, de la que desapareció poco después del Mundial de Inglaterra 66.

Iríbar; Rivilla, Olivella, Calleja; Zoco, Fusté; Amancio, Pereda, Marcelino, Suárez y Lapetra fueron los héroes del 64, los componentes de ese equipo vestido de azul -la URSS mantuvo su equipación roja por sorteo- que para la mayoría figura en la prehistoria del fútbol español (son 52 años ya), pero que durante décadas fue lo único a lo que los aficionados pudieron agarrarse. Porque lo que vino después fue de traca.

El polémico abandono de Luis del Sol

El ambiente en el seno de la selección española se vio algo alterado en las vísperas de la final después de que Luis del Sol (Arcos de Jalón, Soria, 1935) protagonizara una especie de espantada en la misma concentración del equipo en parte por unos problemas físicos en parte porque Pepe Villalonga no lo había puesto de titular en el partido ante Hungría (2-1) en semifinales. El mítico settepulmoni de la Juve, un futbolista total que fue un grande en el Betis y en el mejor Real Madrid, no aguantó la suplencia y abandonó el hotel sin que se le diera mucho vuelo al asunto. Eso sí, y aunque era indiscutible en la Juventus, Villalonga se olvidó de él y sólo dos años después retornaría a la selección para jugar con 31 años sus últimos tres partidos -dos de ellos en el Mundial de Inglaterra- de un total de 16 como internacional.

Ficha del partido 2-1

España: Iríbar; Rivilla, Olivella, Calleja, Zoco, Fusté; Amancio, Pereda, Marcelino, Luis Suárez y Lapetra.

Unión Soviética: Yashin; Shustikov, Shesterniev, Mudrik; Voronin , Anichkin; Chislenko, Ivanov, Ponedelnik, Korneyev y Jusainov.

Árbitro: Arthur Holland (inglés).

Goles: 1-0 (5') Pereda. 1-1 (8') Jusainov. 2-1 (84') Marcelino.

Incidencias: Final del II Campeonato de Europa de naciones disputada el 21 de junio de 1964 en el Santiago Bernabéu ante 120.000 espectadores.

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