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El tímido 'debutante'

El exuberante Diego Costa mostró ayer su perfil más tímido en el debut con la selección española, una noche en la que el delantero del Atlético acusó los nervios y asumió un papel discreto en el triunfo por 1-0 ante Italia.

"Estoy contento, pero sé que puedo dar mucho más", admitió al finalizar el partido el delantero, que reconoció que tiene aún que adaptarse al juego de España, diferente al de su club.

"Ganar es lo más importante para ir cogiendo confianza", añadió Costa, al que el seleccionador español, Vicente del Bosque, le dio un claro respaldo el viernes al acabar con meses de incertidumbre y llamarlo para el amistoso ante Italia. Del Bosque no perdió la ocasión de alinearlo como titular y mantenerlo en el campo los 90 minutos. En el túnel camino al vestuario, el técnico campeón del mundo felicitó al hispano-brasileño: "¡Enhorabuena!".

Atrás quedaron meses de incertidumbre y polémica en un proceso que comenzó el pasado año con su nacionalización, siguió con su apuesta decidida por la selección española y concluyó con la llamada para el amistoso ante Italia después de perderse la anterior convocatoria por lesión. El siguiente paso será ver si acude al Mundial de Brasil su país de origen. "Costa es un caso singular. No había venido con nosotros, ha nacido en Brasil y viene por sus méritos. Ha jugado muy bien y puede ayudarnos a ser mejores", explicó Del Bosque el viernes con su naturalidad habitual.

Y contagiado por esa naturalidad, el seleccionador lo hizo debutar como titular. Ocurrió en el estadio Vicente Calderón, propiedad del Atlético de Madrid, su club, y con el mismo dorsal 19 que lleva cada tarde. Pero el coliseo rojiblanco asistió a una versión más apocada y tímida de su delantero favorito.

El debutante apareció nervioso desde el primer minuto. No pegó y dejó que le pegaran. Si el defensor italiano Paletta le ponía la bota en el tobillo, el delantero se tragaba la patada sin pestañear, sin protestar, sin señalar al agresor. Era otro Costa. Fue como si supiera que cualquier mal gesto, cualquier acción antideportiva, iba a provocar la polémica y devolver esos gritos de sus detractores en el país donde juega: "Costa, no eres español".

Igualmente, el delantero abandonó otra de sus particularidades, la búsqueda implacable del gol. Quizá contagiado por el estilo de la selección, prefirió combinar antes que encarar, pasar antes que tirar. Lo que nadie podrá negar es que Costa lo da todo. Se ofreció, molestó a todos los defensas, pidió el balón, lo jugó, saltó en los balones divididos. Por ahí España se benefició de algo que no tenía, la presencia de un delantero que es capaz de jugar y tampoco rehúye la pelea.

Costa se fue al descanso sin ninguna ocasión ni disparo. No es lo habitual en un futbolista que llegó a su nueva selección con cifras de crack mundial: 21 tantos en 25 partidos de Liga y cinco goles en cuatro encuentros de la Liga de Campeones.

Lo mejor de Costa llegó a los 55 minutos, cuando realizó un prodigioso control entre tres rivales para dejar de cara un contraataque que concluyó con un disparo alto de Pedro. Su juego de espaldas y las aperturas son una variante excelente para España.

Luego tuvo su ocasión más clara con un pase atrás de Pedro que el delantero desperdició. Y, a diez minutos del final se giró bien, pero la tiró fuera. Para entonces la fatiga se había apoderado del poderoso Costa.

En el gol de Pedro, a los 63', el delantero del Atlético fue el último futbolista en felicitar al autor. Exhibía así una timidez llevada a su máxima expresión. Sabe que todavía tiene que ganar los galones que le faltan. Fue una noche en la que pensó y jugó con la conciencia del debutante.

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