Cambiante como la vida, el fútbol provocó en Lionel Messi un destino mejor: de preadolescente e inmigrante deprimido a padre, estrella y multimillonario feliz.

El argentino firmó ayer la ampliación de su contrato y, por supuesto, encontró una nueva mejora de su sueldo, la sexta desde 2006, fecha en la que ascendió al primer equipo. Cada vez quedan más lejos aquellos tiempos en los que un minúsculo muchacho de 13 años lloraba en la habitación de un apartamento de Barcelona al añorar a sus amigos de Argentina.

Pero, a fuerza de talento y goles, la vida fue cambiando a un Messi que hoy es multimillonario, reciente padre de un niño e ídolo mundial. Según publicó esta semana el diario Marca, Messi pasará a cobrar 12 millones de euros fijos anuales, dos millones de euros más que en el anterior contrato.

Aunque la cifra podría elevarse aún más por las famosas "variables" que suele incluir el Barcelona en sus contratos. Es decir, ingresos extraordinarios en casos como obtención de títulos, cantidad de partidos disputados o consecución de galardones individuales como el Balón de Oro. Es decir, cosas al alcance de la mano de alguien como Messi.

Se estima que Messi podría ganar más de 16 millones de euros anuales en una temporada en la que jugara sin lesiones largas y en la que acumulara un par de títulos importantes con el Barcelona.

De esta forma, Messi se situaría como el segundo futbolista mejor pagado del mundo, sólo por detrás del camerunés Samuel Eto'o, a quien el Anzhi ruso le paga 20 millones de euros por temporada.

El matiz está en que Messi se queda con todo el dinero que ingresa en concepto de publicidad y otros ingresos extrafutbolísticos, algo que no sucede por ejemplo con Eto'o o con el propio Cristiano Ronaldo en el Real Madrid.

Según un informe publicado el pasado año por la revista France Football, Messi domina el ranking mundial de ingresos anuales con 33 millones de euros, por delante del inglés David Beckham y el portugués Cristiano Ronaldo. El Barcelona hizo el mayor esfuerzo de su historia para garantizar la felicidad de Messi. Es el precio que hay que pagar por tener al Balón de Oro de los últimos cuatro años.