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El último tren de Bale en el Real Madrid

Gareth Bale, en un partido en el Santiago Bernabéu.

Gareth Bale, en un partido en el Santiago Bernabéu. / Rodrigo Jiménez / efe

Por azares del destino, Gareth Bale se encontró con lo que quería, galones de estrella en el Real Madrid y ahora le corresponde a él demostrar que es lo que quiere ser en el que será su último tren en su deseo de confirmar que es una súper estrella mundial.

Fue el 26 de mayo cuando vivió la noche más singular de su carrera. Para enorme decepción suya, comenzó la final de la Liga de Campeones ante el Liverpool en el banquillo. Salió a la media hora de partido de la final y definió el título continental gracias a un memorable gol de chilena y otro tanto más que le valieron el reconocimiento de MVP del partido.

Minutos después, y todavía en el campo, sugirió su adiós del Madrid: "Obviamente tengo que jugar todas las semanas, siempre lo he querido hacer y necesito más minutos. Si no puedo hacerlo aquí tengo que pensar qué hacer durante el verano".

Pero hubo quien decidió su destino por él y fue Cristiano Ronaldo. El adiós del portugués sirvió en bandeja no sólo su decisión de continuar, sino la de los dirigentes, quienes seguramente tenían pensado ya otro equipo para él, y a precio de oro.

Las circunstancias cambiaron poderosamente y Bale arrancó el lunes la pretemporada con el Madrid desde el primer día al no participar en el Mundial. Y con galones.

Ahora mismo, él está llamado a ser parte de la solución al problema generado en el equipo blanco con la marcha de Cristiano, el jugador que aseguraba un gol por partido con su demoledora media. Pero sólo será la solución si exhibe su mejor nivel.

Y existen muchas dudas. La primera tiene que ver con el físico y su fama de jugador de cristal. En las cinco temporadas que lleva en el Madrid nunca alcanzó los 50 partidos disputados. A cambio, redondeó una cifra de 25 lesiones.

Luego está la cuestión de su carácter, lo más alejado a lo que se puede pensar de un líder. Apenas habla español, se relaciona poco con sus compañeros y fuera del campo sólo le interesa su familia y el golf.

Pero a su favor tiene unas estadísticas que arrojan una relación única con el gol. Por ejemplo, y en una temporada tan aparentemente discreta como la anterior, fue capaz de sumar 21 goles y nueve asistencias. Y un tanto como el que logró en la final de la Champions no está al alcance de todos.

Es el momento de que Bale demuestre lo que pidió aquel 26 de mayo. También lo necesita el Madrid, a la espera de algún fichaje que revitalice su arsenal ofensivo.

La siguiente tarea corresponde a su entrenador, Julen Lopetegui, quien deberá encontrarle una posición adecuada a sus características. Todavía no se sabe si es extremo, mediapunta o delantero. Eso también deberá definirlo el nuevo técnico blanco, cuanto antes mejor.

Lo que es seguro es que a sus 29 años recién cumplidos es un ahora o nunca para Bale. Su último tren en el Madrid y probablemente también en su carrera.

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