Mientras los periódicos se llenan de rumores sobre su posible sucesor, el técnico portugués José Mourinho radicaliza progresivamente su discurso en el Real Madrid y ayer apareció su versión más fiera, la de un entrenador que cargó contra todo y contra todos.

Nadie se escapó de sus diatribas: Íker Casillas, los miembros del club que fichan, la prensa... Fue la versión más punk de Mourinho.

Sorprendió que apareciera ayer ante la prensa antes del partido de mañana ante el Valladolid porque este tipo de citas, que casi nada le interesan, las suele dejar a su ayudante, Aitor Karanka. Pero abrió la puerta de la sala y entonces los periodistas tuvieron claro que Mourinho tenía un mensaje que dar. ¡Y vaya si lo hizo!

Desde su eliminación de la Liga de Campeones ante el Borussia Dortmund, el entorno del Real Madrid se agitó notablemente con el futuro de Mourinho y sus posibles sustitutos.

Y varios futbolistas -entre ellos Cristiano Ronaldo y Casillas- declararon que no les interesaba cuál sería el próximo destino de su actual técnico.

Además, el jueves varios hinchas abuchearon la salida de Mourinho de la ciudad deportiva del Real Madrid mientras éste quizá escuchaba en su coche los nombres de Carlo Ancelotti o Jupp Heynckes como aspirantes al banquillo que todavía él ocupa. Suficientes argumentos como para propiciar ayer la aparición de un Mourinho que por primera vez en mucho tiempo compareció ante la prensa sin su habitual equipación con el escudo del Real Madrid.

Lo primero que hizo fue cargar como nunca, aunque sin mencionar su nombre, contra Casillas: "Si existe alguna cosita que podría haber sido más contundente y exigente, hubiera sido en el final de la primera temporada traer a Diego López".

Acto seguido, atacó indirectamente al club, al que acusó veladamente de no satisfacer sus deseos: "Lo he pedido, pero no ha llegado, y no he hecho lo suficiente para conseguir traerlo. Es una pena".

Y luego llegó ese momento que tanto le gusta y que tanto domina: la teatralización de sus apariciones estelares.

Para defender su trayectoria en el Real Madrid, sacó uno de sus "celebres papelitos", como él mismo denominó, para leer un listado de entrenadores que, según él, no fueron capaces de llevar al club a la altura que él lo elevó. Fue el momento elegido por las televisiones en su prime-time, que comenzó asegurando: "He ganado tanto, tanto, tanto, que igual las expectativas quedan más abajo".

Y siguió: "20 años sin ganar una Copa del Rey es porque no es fácil. No puedes borrarlo. La Supercopa es pequeñita, pero tres semifinales de Champions, que no me alimentan el ego ni me dejan satisfecho, no debe de ser fácil porque Toshack, Di Stéfano, Antic, Beenhakker, Benito Floro, Arsenio, Capello, Heynckes, Hiddink, Del Bosque, Queiroz, Camacho, García Remón, Luxemburgo, López Caro, Capello de nuevo, Juande Ramos, Schuster y Pellegrini... Son 18 entrenadores en 21 años, cinco semifinales de Champions".

Sólo dejó de nombrar a uno, al argentino Jorge Valdano, que fue destituido del Real Madrid como director general deportivo por petición del propio Mourinho.

El añadido estuvo cargado de intención: "El malo de Mourinho: tres años, tres semifinales de Champions. Es porque no es tan fácil conseguirlas. Pero repito, no me alimenta el ego. No soy entrenador del casi, pero la Liga de los récords es mía".

Lo que no dijo Mourinho es que en este tiempo de 21 años el Real Madrid ganó tres Ligas de Campeones: dos con Vicente del Bosque y una con Jupp Heynckes.

El final de esa parte de su discurso fue otro momento desafiante, cuando le dijo al periodista que preguntó por su historial: "¿Quieres el papelito? Aquí lo tienes".

Su incendiaria rueda de prensa llegó en un momento en el que los periodistas dan por segura la salida de Mourinho, ya sea por voluntad propia o por orden de su club.

El portugués mostró su versión más radical tras su eliminación del martes de la Liga de Campeones y ayer redobló su fiereza.

"La vida e bella y hay que cerrar ciclos y abrir otros", fue otro de sus enigmáticos mensajes sobre si seguirá en el Real Madrid. Hasta que se resuelva la duda, parece que no habrá un momento de paz en el club blanco, visto el perfil que está enseñando su entrenador.