Barcelona y Real Madrid expusieron el pasado sábado con qué diferentes armas se puede pelear por el título de Liga: si los azulgrana apelan a la demoledora pegada Messi, Luis Suárez y Neymar, los blancos exhiben el músculo de su extensísimo plantel.

El campeonato español entró en su fase de resolución. El Barça es líder igualado a puntos con los madridistas, pero los entrenados por Zidane dependen de sí mismos porque deben jugar un encuentro más, tres, contando el aplazado ante el Celta. El Madrid ganó (0-4) en el campo del descendido Granada con un paseo de su equipo B, de sus suplentes, que no sólo volvieron a golear, sino que ofrecieron un recital de fútbol.

Curiosamente, Morata y James Rodríguez hicieron sendos dobletes, dos jugadores que ni mucho menos tienen segura la continuidad en el Madrid la próxima temporada. "La idea es que todos tengan minutos. Todos están bien físicamente y a estas alturas es muy importante porque nos jugamos todo. Son nueve meses de mucho trabajo. Hay momentos donde llegas al final muertos y nosotros podemos decir que físicamente estamos todos bien", resumió Zidane tras el triunfo en Granada.

Como el conjunto blanco fue progresando en Champions, el técnico galo pudo exhibir el valor de su plantel en Liga. Así, se comenzó a hablar de un equipo A -el de Bale, Benzema y Cristiano y los cracks mundiales- y un equipo B -con los reservas-, y lo cierto es que el invento funcionó. Con esta política, el Madrid logró poner en valor a futbolistas como Asensio, Nacho Fernández, Kovacic, Lucas Vázquez o el propio Morata.

Pero también es cierto que cuando llegaron los partidos ante rivales más exigentes, Zidane apostó por el once que todos se saben de memoria a costa de generar algún insatisfecho en el plantel, futbolistas que quizá se replanteen su futuro. Los números son inapelables y demuestran el éxito, pues el Madrid está a cinco partidos de ganar su primer doblete -Liga y Copa de Europa- desde 1958. Pero todavía debe ratificarlo porque quedarse sin nada sería visto como un gran fracaso, sobre todo después de tenerlo tan cerca.

La propuesta del Barcelona es bien diferente, aunque en su caso por obligación. El club azulgrana se gastó en pretemporada cerca de 130 millones de euros en jugadores, pero a la hora de la verdad casi ninguno de ellos respondió. Su técnico, Luis Enrique, afirmó a comienzos de temporada que tenía "la mejor plantilla" con la que nunca hubiera trabajado, aunque los hechos se empeñaron en lo contrario. La realidad sugiere que el Barça vivió toda la temporada en buena parte de la producción de su tridente ofensivo. Y cuando éste no estuvo a su mejor nivel, el equipo azulgrana lo acusó.

El Barcelona ganó (4-1) al Villarreal en un partido que resumió perfectamente lo que fue el conjunto de Luis Enrique durante toda la temporada, un equipo con problemas para generar el fútbol de antaño en la medular pero con una delantera letal. Messi hizo dos goles, Suárez anotó uno y Neymar se apuntó otro. Sólo quedan dos semanas para saber qué estilo se impondrá en la resolución de la Liga, si la apuesta por una delantera demoledora, la del Barcelona, o la del uso intensivo de una plantilla de hasta 20 jugadores competitivos, como tiene el Madrid.