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Una victoria balsámica para los azulgranas

Apenas unas horas después de ver cómo su entrenador era despedido, el Barcelona se obligó a un ejercicio de supervivencia para superar a Unicaja, víctima de la fe del conjunto local e incapaz de aprovechar el clima de tensión del Palau Blaugrana para iniciar el Top 16 con una victoria.

No es habitual que un entrenador sea destituido horas antes del partido. Ocurrió en el Barcelona, que fulminó a Dusko Ivanovic en la hora del aperitivo. La decisión, sin precedentes bajo el mandato de Joan Laporta, marcó el partido ante Unicaja, que, sin embargo, estuvo a punto de forzar la prórroga en el último suspiro.

Quiso el Barça elevarse por encima de la tensión de los despachos. Más allá de los contratos destruidos y las dudas del proyecto, el equipo firmó un acto de fe, con más actitud que juego, que sirvió para tumbar a un Unicaja decepcionante, con sólo el 37 por ciento de acierto en tiros de dos.

Bien cerrado en defensa y ayudado por su público, el Barcelona comenzó con el depósito de gasolina a tope, y pilló desprevenido a Unicaja, sin recursos en el primer acto, errático y en manos de Haislip (17-9 en el primer período).

Aunque le falló incomprensiblemente el lanzamiento exterior, con unas cifras espantosas, 3 de 16, un 19 por ciento, el Barcelona tuvo la suerte de encontrarse a un Unicaja por debajo de lo esperado en el arranque del Top 16, etapa ya decisiva de la Euroliga.

Pero existen carencias que no cambian, y pese a que Ivanovic no se sentó en el banquillo, el Barcelona volvió a firmar un tercer acto para olvidar y por eso tuvo que sufrir hasta el último suspiro.

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