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"El viento puede ser más selectivo que la propia montaña"

  • Christian Prudhomme, director del Tour, cree que la zona de la Bretaña puede deparar sorpresas

"El viento es el factor más determinante del ciclismo actual, después de la montaña", afirma el director del Tour de Francia, Christian Prudhomme. Sus palabras cobran más relieve cuando la ronda gala recorre las tierras de Bretaña, región costera de clima imprevisible donde los hombres del tiempo no se atreven a predecir con certeza qué cielo amanecerá de un día para otro.

Periodista de raza, el jefe de la prueba trata de llevar al pelotón a zonas costeras donde el viento suele acudir fiel a su cita y ofrece un aliciente suplementario a la carrera. "A condición de que los equipos lo aprovechen", advierte el ex ciclista Bernard Hinault. El bretón conoce mejor que nadie las carreteras por las que discurrirá el Tour los próximos días y sabe que el viento de cara es un terreno abonado para los abanicos, los cortes y las diferencias en meta. En Bretaña el viento suele soplar del norte o del noreste. En cualquier caso, de cara para los próximos días. "Es una herramienta que los equipos cada vez utilizan menos. Se arriesga poco, el ciclismo está muy controlado", afirma el quíntuple ganador del Tour.

Hinault y Prudhomme recuerdan que hace dos años el viento de la Camarga, en la otra punta de Francia, jugó una mala pasada a Alberto Contador, que cedió unos preciosos segundos al quedarse cortado en un abanico organizado por el Columbia. Aquel incidente sirvió a Lance Armstrong para menospreciar al español -"tiene mucho que aprender", le dijo en la meta-. A la postre, Contador acabó borrando ese error con una sublime actuación en la montaña, pero hizo desempolvar los manuales de los directores de los equipos sobre la teoría y práctica de los abanicos.

El ciclismo de hoy va por otro lado. "Hay que esperar que se den los elementos, que las formaciones sean capaces de crear abanicos y que les interese hacerlo en ese momento", aseguró el director del Movistar, Eusebio Unzúe. El estratega español no cree mucho en que las próximas etapas tengan abanicos, aunque afirma que es una posibilidad que "nunca se puede descartar". "Lo que es seguro es que serán etapas nerviosas", señala el navarro, para quien el viento "puede incluso ser más selectivo que la montaña".

Hinault apunta a dos equipos como los más destacados para provocar los abanicos: el HTC, que cuenta con imponentes rodadores, y el BMC del australiano Cadel Evans, que cuenta con hombres de gran experiencia. "En este Tour hay conjuntos que se tienen que jugar el todo por el todo o se irán a casa con las manos vacías. El viento es un factor a tener en cuenta, pero sólo será determinante si se animan a aprovecharlo", apunta el francés.

Por su parte, el director del Euskaltel, Igor González de Galdeano, no cree que el viento vaya a ser determinante, pero asegura que sería suicida despistarse. Y añade a un nuevo candidato, el Radioshack, como revolucionario de la calma del pelotón.

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