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Aborgase: más de 50 años de economía circular

  • La empresa de gestión de residuos urbanos aborda el tratamiento de 625.000 toneladas cada año y da servicio a 1.400.000 habitantes de la provincia de Sevilla

Instalaciones de Montemarta-Conica, el complejo que gestiona Aborgase

Instalaciones de Montemarta-Conica, el complejo que gestiona Aborgase / M. G.

Menos consumo, menos desperdicio y aprovechar en lo posible todo lo que se tire. Esa podría ser una definición aproximada a la realidad de economía circular, y eso precisamente es lo que lleva haciendo Abonos Orgánicos Sevilla (Aborgase) desde que nació, en 1965. "Lo de economía circular es una nueva forma de denominar lo que siempre hemos hecho", explica José Caraballo, consejero delegado de la empresa.

Aborgase es la concesionaria del tratamiento de los residuos sólidos urbanos de la mancomunidad de los Alcores, de la mancomunidad del Guadalquivir y de algunos pueblos de la extinta del Bajo Guadalquivir. Gestiona los desperdicios de 1.400.000 habitantes, entre ellos los de las ciudades de Sevilla, Dos Hermanas, Carmona, Utrera, Lebrija, Los Palacios y todos los pueblos del Aljarafe. Cada año, recibe 625.000 toneladas de residuos, que trata en el complejo de Montemarta-Cónica, situado en el término municipal de Alcalá de Guadaíra.

La firma genera 10MW de electricidad gracias a la extracción de gases del vertedero

El centro donde conviven elementos de titularidad pública y privada, pero que presta un servicio público, ocupa una superficie de 180 hectáreas y tiene instalaciones para el tratamiento de materia orgánica, papel, plásticos, aluminio o envases, y también vertederos donde va aquello que no es reciclable. En ellos se almacenan con las medidas de seguridad más estrictas casi 15 millones de toneladas. La empresa dispone de terrenos para ampliar el espacio destinado a este fin, pero según Caraballo con las tecnologías actuales "pasarán muchos años" antes de que sea necesario utilizarlos. Según explica, los residuos aumentan o disminuyen según lo haga la economía. "Durante la crisis bajaban un 4% cada año, en 2014 se estabilizaron y a partir de 2015 subieron de forma leve, pero no como antes de la crisis, porque la gente no se acaba de creer la recuperación y los patrones de consumo han cambiado".

Otro de los motivos que contribuye a la estabilidad de la cantidad de residuos es la valorización energética. Según explica Caraballo, los residuos no reciclables se vierten y la materia orgánica se descompone hasta generar biogas. Este gas se extrae y se usa para abastecer de energía eléctrica a todo el complejo, pero no sólo eso. Un 90% de los 10 megavatios de producción se exportan fuera y se incorporan al pool eléctrico. Con la energía que obtiene, el centro tiene capacidad para abastecer a una población de más de 60.000 habitantes, equivalente a casi la mitad de Dos Hermanas.

La extracción de gas es obligatoria, según la legislación, como paso previo al sellado de los vasos de vertidos, pero Aborgase lo hace antes. "Nosotros nos anticipamos , y así evitamos también la emisión de metano a la atmósfera, cuyo efecto para el cambio climático es 25 veces el del CO2", afirma Caraballo. Con o sin extracción previa del gas, el sellado de los vasos una vez colmatados es total, para asegurar que ni entran ni salen agua o gases. Durante al menos 30 años estos vasos se revisan para asegurar que siguen herméticos y sin contaminar.

El gran reto para Aborgase es el de avanzar en la valorización de los residuos, con el objetivo de evitar que terminen en vertedero. En el debate sobre la nueva directiva europea, Bruselas plantea que en 2030 sólo el 10% de lo que se desperdicia vaya a vertedero. Ahora mismo se está muy lejos de ese objetivo, pero Aborgase avanza en la buena dirección. La selección automatizada de los envases lleva ya mucho tiempo implantada en Montemarta-Conica y eso permite hasta un 80% de recuperación. La empresa ha incorporado sistemas balísticos y ópticos para la separación, y ha introducido la selección de aluminio de resto.

Otro gran campo de aprovechamiento es el de la materia orgánica. El 45% de lo que llega sirve para hacer bioestabilizado, que es un producto asimilable al compost y que se usa en la agricultura. "Estamos aprendiendo mucho, aprovechamos los que son de menor calidad para nuestros sellados y los mejores van para el campo". Podría conseguirse aún más calidad si la materia orgánica llegara ya separada a las instalaciones de Montemarta-Cónica. No es así, por ahora, aunque ya hay pruebas pilotos de recogida selectiva. "Mientras más nos llegue separado, mejor, porque en vez de un 20% de materiales impropios, por ejemplo, habría muchos menos, la calidad sería sensiblemente mayor, y se podría aprovechar más".

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