Alemania sacó pecho ayer en la reunión del Eurogrupo en Bruselas y rechazó las dos medidas más ambiciosas que estaban sobre la mesa: la emisión de bonos europeos para contribuir a frenar la crisis y la ampliación del fondo de rescate al euro, como pedía el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Berlín ha vuelto a asumir su papel de locomotora económica del bloque comunitario, y cada vez que surge un tema espinoso, hace valer sus cifras, una especie de salvoconducto no escrito que le permite defender sus posturas con firmeza ante el resto de socios comunitarios.

En una entrevista publicada ayer en el Financial Times, el primer ministro luxemburgués y presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, lanzaba la idea de crear eurobonos para limitar la crisis de deuda. Juncker aseguraba, en un artículo publicado junto con el ministro italiano de Economía, Giulio Tremonti, que la emisión de eurobonos calmaría los mercados y mandaría un mensaje claro sobre la estabilidad del euro.

En ese sentido, hizo un llamamiento para que los jefes de Estado y gobierno de la UE aprueben, en la cumbre que celebran los días 16 y 17 de diciembre, la creación de una Agencia Europea de Deuda para que ésta pueda emitir eurobonos.

No obstante, en una entrevista en el mismo periódico, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, rechazó la idea, al tiempo que aseguró que los mercados financieros "no entienden al euro". Ayer por la tarde, desde Berlín, la canciller alemana, Angela Merkel, se erigió en estandarte contra esta propuesta. En su opinión, la posibilidad de emitir "eurobonos" no es posible, dado que ello supondría una reforma del Tratado de Lisboa. La vicepresidenta segunda del Gobierno español y ministra de Economía, Elena Salgado, hizo suya esa misma tesis. El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, calificó la idea de "intelectualmente interesante", aunque a renglón seguido admitió que era "poco viable".

En la reunión del Eurogrupo de ayer estuvo presente el director del FMI, Dominique Strauss-Kahn, que presentó un documento para ampliar el fondo de rescate al euro, aprobado en mayo para frenar la hemorragia de la deuda pública griega. "La recuperación puede estar todavía en curso, pero podría descarrilar debido al nuevo nerviosismo de los mercados financieros. La tormenta que afecta a los mercados soberanos y financieros de la periferia (España, Grecia o Portugal) representa un grave riesgo a la baja", aseguró. De ahí que propusiera ampliar la dotación del fondo de rescate para el euro, actualmente de 750.000 millones de euros a tres años, para frenar nuevas especulaciones. Una idea que fue abortada, antes incluso de que tuviera formato de propuesta legal, por la oposición de Alemania.

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