Economía

Almunia: "La economía sumergida es el peor de los paliativos"

  • El vicepresidente de la Comisión Europea cree que la economía 'en negro', que supone entre el 20 y el 25% del PIB de España, "es el peor de los colchones posibles contra el paro".

El vicepresidente de la Comisión Europea  y comisario de Competencia de la Unión Europea (UE), Joaquín Almunia,  asegura que el elevado porcentaje de economía sumergida que padece  España es "el peor de los paliativos" contra el elevado desempleo que  azota al país: "Es el peor de los colchones posibles contra el paro",  subraya.  "La existencia de la economía sumergida en España es una  evidencia. Quien más, quien menos se ha encontrado con ella en muchas  actividades, lamentablemente en demasiadas actividades. ¿Es un  paliativo o un colchón? Pues sí, lo es, pero -sin dudas- es el peor  de los colchones", comenta Almunia (Bilbao 1948) en una entrevista  exclusiva en Bruselas con el servicio informativo dpa Insight EU.  Según estudios del Banco de España, entre otras instituciones, se  estima que la economía sumergida, informal o "en negro", supone entre  el 20 y el 25 por ciento del producto interior bruto (PIB) del país,  muy por encima de la media en la Unión Europea, situada en torno al  15 por ciento.  "Necesitamos tener paliativos y colchones de más calidad y no  amortiguadores como la economía sumergida, que es verdad que suaviza  un poco la situación grave de desempleo que vive España (más de un 26  por ciento, según la última Encuesta de Población Activa (EPA), pero  al mismo tiempo crea muchísimos más problemas. La economía sumergida  no es -en ningún caso- la solución al problema", subraya. 

A la "recurrente pregunta" de cuándo saldrá Europa -y en concreto  España- del túnel de le recesión, Almunia, quien fue comisario de  Asuntos Económicos de Bruselas entre 2004 y 2010, se muestra cauto y  mide sus palabras. "Precisamente, por ser economista, sé cuántas veces los  economistas se equivocan. Pero si cualquier otro ciudadano se  dedicara a hacer previsiones sobre el futuro, se equivocaría igual  que nosotros. No puedo responder a esta pregunta, que -por cierto- me  hacen no sólo los periodistas, sino la gente por la calle. En  Bruselas tampoco tenemos esa varita magica ni la bola de cristal. Las  profecías en este caso están destinadas a convertirse en  equivocaciones. Lo que sí me parece evidente es que hay que trabajar  mucho para salir de esta crisis, haciendo reformas, corrigiendo  desequilibrios, asignando prioridades, financiando aquello que de  verdad merece ser financiado con dinero público y no despilfarrando". 

Para Almunia, el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy,  ha tenido aciertos en su política económica, igual que los tuvo su  predecesor en La Moncloa, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero. "Cuando se toman medidas que van en la buena dirección, creo que  hay que decirlo y apoyarlo, las haga quien las haga. Esto lo decía yo  cuando las adoptaba el gobierno de Zapatero y lo digo ahora cuando  las toma el gobierno de Rajoy. Hay medidas que ha emprendido el  gobierno actual, igual que pasaba con el gobierno de Zapatero, que  están muy bien. En cambio, hay otro tipo de decisiones que no me  parecen prioritarias y eso también lo digo", subraya. Preguntado por el porqué (o quién) falló a la hora de predecir y  prevenir la crisis económica en Europa (iniciada a fines de 2007), el  vicepresidente del Ejecutivo comunitario recuerda que la economía "es  muchas veces más una percepción subjetiva que una ciencia". 

"Hay quien llama a la economía la ciencia triste porque en  economía siempre hay que decir que no son suficientes los recursos,  siempre hay que encontrar límites, porque el dinero, los recursos, no  son inagotables y hay que establecer prioridades y eso cuesta mucho,  porque quien no queda en primer lugar, protesta o se siente  maltratado o menospreciado. Pero sin una buena gestión de la economía  no se puede alcanzar casi nada, no hay política social que resista y  sin una economía que ofrezca perspectivas de futuro, el clima social  y ciudadano se deteriora, se desgasta". En palabras de Almunia, en tiempos de crisis la "flexiseguridad",  inspirada en el modelo danés (compatibilizar un elevado grado de  flexibilidad en las relaciones laborales con un alto grado de  seguridad, y combinar prestaciones por desempleo amplias con  políticas activas de empleo), puede ser una de las "respuestas". 

"¿Hay muchas cosas en las que inspirarse de ese modelo? Por  supuesto, pero sabiendo adaptarlas ya que no es fácil el mimetismo en  estos temas. Las empresas, el aparato productivo, necesitan  flexibilidad para responder a los estímulos, para responder a los  shocks, a los problemas, para adaptarse, para innovar, para acercarse  al futuro, porque algo rígido no se mueve y se queda atrasado y  viejo, eso es imprescindible, pero -a la vez- la flexibilidad no  puede llevar a los trabajadores a la incertidumbre, a la angustia  sobre su futuro. Lo importante con la flexiseguridad es la  voluntad, yo diría que casi ilimitada, de diálogo por parte de los interlocutores sociales (sindicatos y empresarios)", concluye.

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