Economía

Chrysler, a punto de dejar la bancarrota tras aprobarse su fusión con Fiat

  • El nuevo Grupo Chrysler estará controlado mayoritariamente por una sociedad fiduciaria vinculada al sindicato United Auto Workers, que contará con una participación del 55%.

Chrysler quedó un paso más cerca de salir de la bancarrota después de que el juez que tutela su quiebra autorizase, finalmente, el traspaso de sus activos al grupo que nazca de la fusión con el grupo italiano Fiat. "La transacción con Fiat es la única alternativa viable, y la mejor opción posible ante la liquidación de la empresa", dijo el juez de Nueva York, Arthur González, en el auto emitido en la pasada medianoche.

El presidente de EEUU, Barack Obama, aseguró tras la decisión del juez que la salida de Chrysler de la bancarrota es cuestión de días. El presidente indicó además que la fusión con Fiat permitirá salvar "decenas de miles de puestos de trabajo", en EEUU y abrirá "la senda hacia una empresa más competitiva en el futuro". "Hace apenas un mes, el futuro de esta gran empresa estadounidense estaba en duda", añadió. "Ahora, como resultado del compromiso sustancial del Gobierno de Estados Unidos y con los sacrificios de todas las partes involucradas, Chrysler tiene una nueva oportunidad", apuntó.

La aprobación de la fusión con Fiat es el último paso y definitivo para la salida de la quiebra de Chrysler, que se declaró en bancarrota el pasado 30 de abril y que ahora renacerá a través de la fusión con Fiat como el Grupo Chrysler. Además, se cumple así la exigencia que marcó el Gobierno de Barack Obama de establecer la salida de la quiebra en un plazo máximo de 60 días.

Chrysler se declaró en quiebra después de que un grupo de acreedores rechazase cancelar 6.900 millones de dólares en deuda asegurada cambio de recibir 2.000 millones de dólares en efectivo. De nada sirvieron las ayudas que le había dado el Tesoro estadounidense en diciembre pasado y a principios de este año, que ascendieron a 8.000 millones de dólares.

El presidente y consejero delegado de Chrysler, Robert Nardelli, se mostró satisfecho por la decisión del juez, que permitirá lanzar al nuevo grupo, dijo, "como una nueva compañía vibrante formada con Fiat". La empresa dijo que las operaciones de Chrysler en México, Canadá y otros países serán adquiridas por el Grupo Chrysler.

El proceso de salida de la bancarrota de Chrysler ha sido seguido muy de cerca por General Motors, que se declaró en quiebra ante el mismo juez, e intentará salir de este proceso de manera aún más rápida y expeditiva, con la ayuda de los gobiernos estadounidense y canadiense. El juez de Nueva York tomó la decisión después de tres días de audiencias con Nardelli, que ha hecho las funciones de máximo ejecutivo durante el proceso de bancarrota y ahora será sustituido ahora por un ejecutivo ajeno a la empresa, Robert Kidder.

No todos los acreedores de Chrysler se han mostrado de acuerdo con la decisión del juez, y el fondo de pensiones que agrupa los derechos de los policías y maestros de Indiana, que posee un 1 por ciento de la empresa y que se oponía a la fusión con Fiat, presentó un recurso. La decisión del juez González permitirá a Chrysler vender sus activos, incluidos las factorías y concesionarios más rentables, al grupo que surja de la fusión con Fiat.

El nuevo Grupo Chrysler estará controlado mayoritariamente por una sociedad fiduciaria vinculada al sindicato United Auto Workers, que contará con una participación del 55 por ciento, en tanto que Fiat controlará inicialmente un 20 por ciento, porcentaje que podrá ampliar hasta el 35 por ciento si se logran ciertos objetivos. El Departamento del Tesoro y United Auto Workers (UAW) han acordado que el sindicato no participará en la gestión de la nueva Chrysler, tarea que quedará totalmente en manos de Fiat, a pesar de contar con la mayor participación accionarial. Entre los accionistas minoritarios destaca el Gobierno de Estados Unidos, con un 8 por ciento, y el de Canadá con un 2 por ciento.

La decisión del juez también permitirá a Chrysler soltar algunos de los lastres que estaban arrastrando sus cuentas, como ocho factorías no rentables y acuerdos con un total de 789 concesionarios, que ahora podrían quedar anulados, con la consiguiente pérdida de miles de puestos de trabajo.

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