España fue el país de la OCDE donde más disminuyó en términos relativos la presión fiscal con la crisis entre 2007 y 2014, pese a que desde comienzos de la década se constata un incremento.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en un informe de ingresos fiscales, indicó ayer que la presión fiscal en España era del 36,5% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2007 y del 33,2% en 2014, lo que significa una diferencia de 3,3 puntos porcentuales.
Entre esos siete años, sólo otros dos países habían visto la presión fiscal bajar al menos tres puntos porcentuales: Israel (del 34,3% al 31,1% del PIB) y Noruega (del 42,1% al 39,1%).
La caída en España -que en 2007 estaba por encima de la media de la OCDE, del 34,1%- se produjo hasta 2009, cuando la tasa se situó en el 29,8%, ya que en 2011 subió al 31,3%, en 2013 al 32,7% y en 2014 al citado 33,2%.
Las cinco décimas de incremento constatadas en 2014 constituyeron un aumento superior a las dos décimas de ascenso de la media de la OCDE, que se situó en el 34,4%.
Los niveles más elevados se daban en Dinamarca (50,9%), Francia (45,2%,), Bélgica (44,7%) e Italia (43,6%). En el extremo opuesto, los países con menor fiscalidad eran México (19,5%), Chile (19,8%), Corea del Sur (24,6%) y EEUU (26%).
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