Moody's quitó ayer a la deuda española la última matrícula de honor que tenía. La agencia de calificación crediticia rebajó el rating de España en un escalón, desde AAA a Aa1 con perspectiva estable, y justificó la retirada de la máxima calificación por las "débiles" perspectivas de crecimiento en un momento de reequilibrio de la economía que podría llevar "varios años". Al respecto, la ministra de Economía, Elena Salgado, consideró "limitada" la rebaja, ya que sitúa a España en el segundo escalón de un ránking de 21 y consideró que la deuda tiene credibilidad para los inversores. La agencia también recortó la nota del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), al ser dependiente del Estado.

Con este movimiento, Moody's, la única entre las tres grandes agencias del sector que mantenía el excelente a la deuda española, sigue los pasos de S&P y Fitch, que hicieron lo propio en abril y mayo. Tras meses de espera, la compañía ha optado finalmente por empeorar la nota de la calidad crediticia del Estado de AAA, la máxima solvencia, a Aa1, lo que sigue indicando, pese a todo, un nivel alto de garantía.

La sociedad justifica su decisión -que podría haber sido peor, ya que el descenso es de un solo escalón- en la debilidad de las perspectivas de crecimiento económico, dado que la recuperación de la construcción y el sector inmobiliario tardará aún "varios años". Además, recuerda el abultado déficit y el gran endeudamiento de España, lo que unido a los elevados intereses que ha ofrecido por su deuda supone que el Gobierno español sea "muy vulnerable" a futuros episodios de volatilidad en los mercados.

Según la analista sénior para España de Moody's, Kathrin Muehlbronner, el PIB español crecerá a medio y largo plazo un 1% anual, por debajo de los países de su entorno. Sin embargo, según el secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, estos cálculos son "excesivamente pesimistas", ya que el Ejecutivo prevé un crecimiento del 1,3% en 2011, para después situarse en el entorno del 2%. Por su parte, la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, puso el acento en que "las agencias de calificación a veces no aciertan", y esperó que "nos devuelva pronto la nota que nunca nos tuvo que quitar".

El secretario de Estado se empeñó en destacar que Moody's reconoce que la economía española está reajustando muchos de sus desequilibrios, como el déficit exterior o la crisis del sector inmobiliario, aunque advierte que aún quedan muchas casas por vender. A la agencia no le gustan la baja productividad española y su falta de competitividad, pero reconoce que el Gobierno está tomando medidas en la dirección correcta, como en el caso del mercado laboral, y que sus objetivos presupuestarios más inmediatos son "consistentes".

Pero la de Moody's no fue la única mala noticia de ayer. El Banco de España advirtió que la actividad económica se "debilitó" en el tercer trimestre, si bien el organismo previó que el aumento del paro se ralentice en los próximos meses.

El último boletín económico del organismo indicó que se ha recortado la contratación indefinida, si bien confió en que la entrada en vigor de la reforma laboral ayude a que mejore este tipo de contratos.

Para el organismo supervisor la actividad se pudo debilitar por la finalización de algunas de las medidas de estímulo y porque buena parte del consumo se anticipó a la subida del IVA. Recordó sobre todo el adelanto en la compra de coches por la subida del IVA y por el final de las ayudas del Plan 2000E.

En lo que se refiere al desempleo, destacó la "moderación adicional" del aumento del paro. Mientras que en el segundo trimestre el alza fue del 12,6%, los datos de agosto reflejaron una subida del 9,4%.