Tribuna Económica

carmen pérez

El Euríbor negativo, un lento jubileo

Tiene iene usted una hipoteca o un préstamo a tipo variable? ¿Cuál es el diferencial que tiene pactado para sumar al Euríbor y conformar el tipo de interés?, ¿es este diferencial menor del 0,30%? Si es así, desde este mes va a empezar a cobrar intereses. Pasará a pertenecer a un mundo loco, donde se perciben intereses por las deudas en vez de pagarlos. Los que tengan diferenciales mayores también lo notarán, verán cómo sus cuotas mensuales bajan, y quizá con el trascurso de los meses alcancen ese mundo invertido. Los endeudados llevamos años dándole las gracias a Mario Draghi cada mañana por aliviar nuestras cargas, y vamos a seguir -al menos otros pocos más- dándoselas.

Desde que se desató la crisis -una crisis por acumulación excesiva de deuda, recordemos-, el Banco Central Europeo ha ido afectando al Euríbor con sus decisiones. El Euríbor a doce meses -el indicador usualmente utilizado- fue bajando y bajando. Tanto, que en febrero de 2016 marcó un hito: su cotización empezó a estar por debajo del 0%. Y siguió descendiendo, adentrándose cada vez más en territorio negativo hasta alcanzar un mínimo, el -0,191%, en febrero del año pasado. Por entonces se dio la vuelta y emprendió el camino contrario. Se suponía -era lo planificado- que sería el retorno a la normalidad financiera. Pero esa situación duró poco. En los últimos meses los descensos han sido radicales. El mes de julio cerrará con una media de -0,30%.

Ante tal anomalía, resulta interesante revisar la Historia. En el magnífico libro Dinero (RBA, 2016), Félix Martín, su autor, cuenta que en Mesopotamia ya se producían crisis de deuda, y se tomaba ante ellas una solución radical: hacer borrón y cuenta nueva. Las pruebas más antiguas de que esto se aplicaba cuando la carga del endeudamiento se hacía insoportable datan del reinado de Enmetana de Lagash, sobre el año 2400 a.C. Posteriormente, la Biblia recogió esta tradición con la institución del jubileo. Puede leerse en el Levítico (25, 8 y ss.) como Dios así lo manda: cada 50 años se debe hacer con las deudas tabla rasa. En Grecia, el poeta y estadista Solón en el siglo VI a.C. importó esta práctica pero con una diferencia fundamental. La supresión de cargas no era un mandato divino, había que ejecutarla mediante decisiones emanadas de la política democrática.

Sorprende saber que desde siempre existieron crisis de deuda. Sólo nos hemos empeorado haciéndolas cada vez más enormes y sofisticadas. Y tanto antes como ahora, cuando el exceso de deuda hace que todo estalle, no queda más remedio que aligerarlas. Actualmente la responsabilidad la asumen en gran parte los bancos centrales con sus medidas de política monetaria. Esa solución tan drástica -e injusta- del pasado de perdonar y empezar de nuevo está completamente descartada, pero bien mirado tampoco la hemos cambiado tanto: la reestructuración sigue provocando que unos salgan perdiendo y otros salgan ganando. El Euríbor negativo es como una forma leve de jubileo que favorece a los endeudados y que se ceba con los ahorradores conservadores, esto es, con los depositantes. Ahora la deuda no se enjuaga de golpe sino que se suda a base de años.

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