Economía

Juncker trasladará a Bush la preocupación europea por la debilidad del dólar

  • El presidente de los ministros de Finanzas de la eurozona se reune con el presidente de EEUU el miércoles, dos días antes del encuentro de responsables de Finanzas del G7

El presidente del Eurogrupo (ministros de Finanzas de la eurozona), Jean-Claude Juncker, trasladará el próximo miércoles al presidente estadounidense, George W. Bush, la preocupación de los países del área por la volatilidad de los tipos de cambio y la debilidad del dólar.

El encuentro entre el primer ministro luxemburgués y Bush tendrá lugar en Washington dos días antes del comienzo de la reunión de responsables de Finanzas del G7, en la que, previsiblemente, también discutirán la situación en los mercados de divisas.

La escalada del euro frente al "billete verde" se ha intensificado con las señales de recesión en Estados Unidos -el BCE fijó hoy el cambio oficial en 1,5693 dólares la unidad-, una apreciación que está perjudicando a las exportaciones europeas.

En una comparecencia ante la comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo, Juncker precisó que viajará a Estados Unidos en calidad de primer ministro luxemburgués, pero apuntó que, además de cuestiones de interés bilateral, analizará con Bush los problemas monetarios a los dos lados del Atlántico.

El representante de las economías de la moneda única reiteró a los eurodiputados su preocupación por la volatilidad excesiva y los movimientos desordenados de los tipos de cambio, pues resultan indeseables para el crecimiento y el empleo.

"Seguimos creyendo que la cotización de las divisas debe reflejar los fundamentos de las economías", señaló Juncker, quien también valoró las declaraciones de las estadounidenses sobre su interés en contar con un dólar fuerte.

Respecto a la coyuntura económica, el responsable de Finanzas luxemburgués reconoció que las perspectivas para la economía europea se han deteriorado y mostró especial preocupación por la aceleración de la inflación, pero dejó claro que "no hay que caer en el pesimismo" pues el riesgo de recesión está descartado.

Hizo hincapié en que la situación en Estados Unidos y Europa es muy diferente y, en esa línea, subrayó que aquí no hacen falta medidas de reactivación como las adoptadas por las autoridades de Washington, ni tampoco reformas tan radicales en el modelo de supervisión financiera.

Se mostró, eso sí, partidario de iniciativas públicas para compensar a los colectivos más desfavorecidos por la pérdida de poder adquisitivo que les está ocasionando el aumento de los precios. Sin dejar de apelar a la moderación salarial, consideró que, para evitar una caída de la demanda, los gobiernos europeos deben buscar "medidas imaginativas de política social", con cargo a las arcas públicas, para apoyar a los ciudadanos con rentas más bajas.

Juncker admitió que, como denunciaron los miles de manifestantes venidos de toda Europa que el pasado sábado recorrieron las calles de Ljubljana para reclamar aumentos salariales, "la brecha entre los que tienen y los que no se está ampliando, cuando nuestro objetivo debería ser el contrario".

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