marieta del rivero. Directora General adjunta de la oficina digital de Telefónica

"Málaga y Sevilla están a la cabeza de las 'smart cities' europeas"

  • Sólo el 13% de los españoles viven en una ciudad inteligente, pero la directiva de Telefónica resalta que hay financiación, tecnología y voluntad para progresar

-¿Qué factores determinan el salto de una ciudad meramente tecnológica a una inteligente?

-Los ciudadanos ya nos hemos digitalizado y, gracias a ello, tenemos una vida más fácil y activa, pero las ciudades no han dado este paso y existe un gap enorme en los servicios que prestan, que aún se gestionan de forma convencional. Para que la ciudad sea smart tienen que darse dos claves: en primer lugar, un liderazgo claro por parte del ayuntamiento que la lleve a dotarse de herramientas que transformen los datos obtenidos mediante la tecnología en información útil; y en segundo lugar, la colaboración de un ecosistema conformado por universidades, desarrolladores de aplicaciones, compañías de IT (tecnología de la información) y operadores de telecomunicaciones. En este contexto, Telefónica destaca no sólo por dotar de infraestructuras a las localidades, sino por erigirse en un partner de las administraciones en esa labor de digitalización.

-¿Es un paso que requiere de inversiones costosas en un contexto de restricciones presupuestarias?

-Sí, este tipo de proyectos son a largo plazo y necesitan de una fuerte inversión porque la ciudad tiene que dotarse de infraestructuras, de comunicación, plataformas, herramientas... Pero estamos en un momento muy interesante en el que se fomenta un modelo de colaboración público-privado. La idea es que haya una coinversión.

-¿Las ciudades pequeñas y los pueblos corren el riesgo de quedar excluidos por sus escasez de recursos para estos temas?

-No, para ello existe, por un lado, el concepto de comunidad que comparte la inversión y, por otro, el desarrollo de proyectos escalables y exportables para que no se tenga que reinventar la rueda en cada localidad. En Málaga hay una iniciativa bajo el nombre de Smart Costa del Sol que sirve de muestra de cómo se pueden agrupar varios municipos para un fin común, en este caso, crear una plataforma multiayuntamiento que aglutina toda la información y los servicios de interés para turistas y residentes. Esta plataforma se podría extrapolar a la Costa Brava o la Costa Verde con lo que se aumentaría la velocidad de implementación de las soluciones. Desde Telefónica queremos acabar con la brecha con las zonas rurales, por eso no sólo pensamos en Madrid, Barcelona, Sevilla o Málaga, sino que queremos llevar estos servicios a todos los rincones.

-¿Qué financiación hay disponible para apoyar estas iniciativas?

-España puede conseguir fondos europeos (Feder) para el desarrollo de proyectos para ciudades inteligentes. Se están canalizando través de Red.es: los ayuntamientos presentan a concurso sus ideas y si ganan se les puede llegar a asignar hasta el 80-90% del presupuesto.

-¿Las smart cities abren oportunidades para las empresas locales o sólo para las grandes compañías?

-Por supuesto que también para las firmas pequeñas que desarrollan aplicaciones o software específico para el municipio. De hecho, una de las metas es que se cree un ecosistema de emprendimiento en el que surjan startups que aporten valor.

-¿Qué ahorros aporta la digitalización a un municipio, qué reducción del gasto público?

-No sabría dar una cifra global. Depende de cada inicitiva. Lo que está claro es que, uno de los objetivos que se persigue con las smart cities, junto a una mayor eficiciencia en la prestación de servicios, es el ahorro. Le pongo un ejemplo: el alumbrado público inteligente puede rebajar la factura un 60%.

-¿Este tipo de herramientas permiten combatir la corrupción -que ha azotado a tantos ayuntamientos- por la transparencia que arrojan?

-La digitalización supone la democratización de la información y responde a una exigencia de mayor transparencia. Aplicada a los gastos del ayuntamiento está claro que permite un mayor control. Hay muchas ciudades que han puesto en marcha portales de datos abiertos (Opendata) precisamente para que los vecinos tengan a mano los presupuestos municipales, los contratos con el sector público...

-El informe que presenta Telefónica el próximo martes en Granada sostiene que España está a la vanguardia de las ciudades digitales a nivel europeo, ¿esto en qué se traduce? ¿cuántas hay? ¿exportamos experiencias de éxito?

-Ciudad inteligente es aquélla que tiene al menos dos o tres servicios digitalizados (gestión de residuos, alumbrado, tráfico, transporte público, energía...). España cuenta con más de una veintena de localidades que cumplen ese requisito, lo que la sitúa a la cabeza de Europa junto a Italia y Reino Unido. Y Barcelona, Madrid, Málaga, Sevilla, Santander, Valencia, La Coruña, Badajoz o Cáceres se encuentran entre las ciudades españolas más punteras. Hay soluciones de atención ciudadana utilizadas en ellas que se han exportado a Latinoamérica, como por ejemplo la app My 112 para comunicar las emergencias lo más rápido posible enviando la posición GPS, fotos o vídeos, o como la gestión automática de citas médicas en Chile. A Argentina se han llevado otro tipo de herramientas de movilidad y gestión del aparcamiento.

-En este escenario, ¿qué papel está jugando Andalucía?

-En Andalucía destacan claramente Málaga y Sevilla, muy activas en servicios smart y que pueden presumir de estar por encima de la media nacional en el capítulo de digitalización. Málaga se puede incluso equiparar con Barcelona porque están al mismo nivel, y Sevilla está dando grandes pasos que la mantienen en una posición de cabeza.

-Hoy por hoy, sólo en torno al 13% de la población española vive en una ciudad inteligente, ¿qué metas se persiguen y en qué plazos?

-El sueño que yo persigo es que el 90% de las ciudades puedan ofrecer servicios de manera absolutamente digital y moderna en 2020. Esto quiere decir que podamos ver contenedores de residuos sensorizados que midan el uso que hacemos de ellos y en función de lo cual se decida cuántos impuestos debemos pagar, es decir, que se implante el pago por servicio también en estos temas. El camino que nos queda por recorrer es largo, pero soy optimista: veo que hay financiación y disposición a colaborar por parte de los diferentes actores.

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