El mercado inmobiliario vuelve a reactivarse en el litoral andaluz, aunque a velocidades distintas en función de la zona y, lógicamente, a unos niveles que están a años luz de los que se alcanzaron en plena burbuja del ladrillo. La tasadora Tinsa presentó ayer en Málaga su último informe sobre la evolución de la vivienda en la costa española. La costa andaluza se divide en tres tipos de municipios: los que se encuentran en recuperación (Marbella y Benahavís en Málaga y Tarifa y Cádiz); los que muestran indicios de recuperación (Sotogrande, Conil, Chiclana y el Puerto de Santa María en Cádiz y Rincón de la Victoria, Nerja, Manilva, Casares y Estepona en Málaga).

El tercer grupo son los municipios están en fase de ajuste (Roquetas de Mar y Adra en Almería, La Herradura y La Rábita en Granada, La Línea de la Concepción y San Roque en Cádiz y Ayamonte e Isla Cristina en Huelva).

Según este estudio, Marbella y Málaga están entre las cinco localidades costeras españolas con mayor volumen de compraventas en el último ejercicio, rozando las 4.000 unidades cada una, mientras que Torremolinos, Benalmádena y Manilva están entre los cinco municipios que más crecen interanualmente en España en mercados con más de mil operaciones al año.

Al margen de la venta a particulares, la comercialización se está realizando en grandes paquetes a través de promotores, inmobiliarias extranjeras y fondos de inversión. Buscan productos de calidad, con una buena ubicación -a ser posible en primera línea de playa-, en la zona de Mijas, Marbella, Estepona y Benahavís y enfocado a un cliente principalmente extranjero. En este sentido, subrayan que en localidades como Torremolinos, Mijas, Marbella o Manilva los extranjeros copan más del 60% de las operaciones de compraventa, siendo principalmente británicos, irlandeses, nórdicos, franceses, belgas, suizos y árabes.

La presencia del comprador foráneo ha sido siempre clave en la provincia de Málaga. Lo fue en pleno auge y ahora sigue al alza. Según Tinsa, los extranjeros compran casi cuatro de cada diez viviendas vendidas en Málaga, más del doble que la media andaluza.

Un factor clave en la recuperación inmobiliaria es el precio. La burbuja de mediados de la década pasada provocó tal desajuste que el sector acabó muriendo de éxito. Se inflaron tanto los precios y fue tan tensa la relación entre oferta y demanda que la resaca acabó siendo brutal, tanto para los promotores como para los compradores. Las aguas vuelven, poco a poco, a su cauce. En estos últimos años ha habido fuertes descensos de precio -de hasta el 60% en algunas promociones y zonas específicas como Casares- y ya se empieza a ver un tímido efecto rebote en algunos municipios.