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Rescatar sin morir en el intento

  • Una empresa sevillana crea el socorrista del futuro: un sistema que facilita el regreso a la orilla de rescatista y víctima en sólo un minuto

En el mundo muere una persona por ahogamiento cada cinco minutos y, en España, la cifra es de unas 700 víctimas al año. Se trata de un problema grave que requiere de una atención más eficaz, puesto que más del 60% de los casos ocurridos el verano pasado en nuestro país se produjeron en espacios sin socorristas. Los ayuntamientos son los que tienen competencias en este asunto y, en muchos casos, su falta de recursos relega al socorrismo a un segundo plano.

Precisamente, para buscar una solución a este drama, dos empresarios sevillanos se empeñaron el año pasado en crear una herramienta que ayude a salvar vidas y a contar con unas playas más seguras. Tras un intenso proceso de investigación y desarrollo, en el que han contado con la ayuda de muchos profesionales, han dado a luz un sistema que garantiza la vuelta a la orilla de cualquier persona que realiza un rescate, sea o no un profesional. "Nuestra obsesión era salvaguardar la vida del que salva", explica Antonio Barrero, impulsor junto a su hermano Francisco de la empresa Cala Cerrada y del invento que han bautizado como Punto Naranja.

Éste consiste en una estructura metálica, parecida a una cabina de socorro de las que se ven en la carretera, y anclada a una base de hormigón que se coloca en la arena, un poco más atrás de la línea de subida de la marea. En su interior alberga un arnés de socorrismo cosido a una eslinga -una cuerda plana- de 350 metros enrollada en una bobina y que se recoge mediante un motor eléctrico accionado desde el agua o desde el mismo Punto Naranja.

¿Qué ventajas aporta frente a los rescates que puede hacer cualquier persona sin ayuda externa? Sobre todo, imprime rapidez, comodidad y la posibilidad de realizar un salvamento múltiple. "Lo fundamental en un rescate no es sólo llegar rápido hasta la víctima, sino poder volver con ella hasta la orilla y, si es necesario, realizarle allí una reanimación cardiopulmonar, pero muchas veces los rescatistas gastan toda la energía para alcanzar a aquélla y no pueden regresar, o retornan pero tan agotados que se marean y vomitan sin poder realizarle al ahogado los primeros auxilios", explica Francisco Barrero.

El Punto Naranja, sin embargo, permite regresar a ambas personas a la orilla sin esfuerzo y a una velocidad media de 1,5 metros por segundo. ¿Cómo funciona? En primer lugar, el individuo que ve la situación de peligro debe accionar un botón que hay en la estructura para comunicarse con el centro de recepción de alarma de la empresa. Éste será el encargado de abrir la puerta de forma remota y de informar sobre la situación a los servicios de emergencia. En segundo lugar, el rescatista debe colocarse el arnés, coger el torpedo -salvavidas- y meterse en el mar. Cuando esté junto a la víctima, debe sujetarla con seguridad y pulsar el mando a distancia que lleva en uno de los tirantes del arnés para activar la recogida de la eslinga y llegar ambos hasta la arena. Como plan B, por si hay algún contratiempo, existe la posibilidad de que un ayudante en la playa pulse los mandos del motor desde el Punto Naranja o incluso utilice una manivela para realizar la recogida de la cuerda de forma manual.

"El mando llevará incluso un sensor de temperatura, de modo que si hace mucho frío y percibe que el socorrista no se mueve, se acciona de forma automática", añade Antonio Barrero. El sistema permite, además, rescatar a dos o tres personas a la vez, mientras que si el socorrista lo hace sin la ayuda de esta herramienta debe elegir a quién salva y quién tiene que intentar volver a la orilla por su cuenta. Asimismo, el Punto Naranja soluciona la estacionalidad de este servicio al estar disponible 24 horas los 365 días del año frente a los socorristas que sólo están en las playas los meses de verano y en un horario limitado.

El sistema ideado por estos hermanos ha sido puesto a prueba y, posteriormente validado, por los principales expertos en socorrismo de España: dos grupos de investigación de la Universidad de La Coruña, Giass, y la de Vigo, Remoss. Para ello, se instaló un Punto Naranja en el Centro de Seguridad Integral Jovellanos (Gijón), que cuenta con una piscina en la que se pueden provocar olas de hasta 1,5 metros. "Los resultados fueron espectaculares; en rescates a 75 metros de la orilla, el retorno con la víctima sólo llevó entre 54 y 57 segundos; usando la manivela en lugar del motor, el tiempo se amplió a poco más de un minuto", explicó Francisco Barrero.

Los empresarios ya han invertido en torno a 200.000 euros en el proyecto: 100.000 en la fase de elaboración del prototipo y 100.000 en la de realización de pruebas empíricas en Gijón. Ahora se abre la tercera etapa, la del salto al mercado. "Hemos afrontado los desembolsos con recursos propios, créditos bancarios y ayudas públicas", explican los hermanos Barrero. "La colaboración del IAT ha sido fundamental en el desarrollo del producto, así como en el acceso a los mejores proveedores", aseguran.

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