Economía

Los accionistas de Abengoa aprueban ampliar capital y ratifican el golpe de timón

  • La familia Benjumea cede el control al limitar su participación al 40% de los derechos de voto El consejo se reduce a trece miembros.

La junta extraordinaria de accionistas de Abengoa ratificó ayer el golpe de timón aprobado por su consejo de administración el pasado 25 de septiembre, y dio luz verde a la operación acordeón -reducción y posterior ampliación de capital- con la que se recapitalizará para reducir su elevado apalancamiento. Con el 60,49% de su capital social presente en la junta, los accionistas dieron su aval a todos los puntos del orden del día con un porcentaje de aprobación que osciló entre el 96,2% y el 99,9% de los votos emitidos.

Según la información remitida por la compañía a la CNMV, los accionistas otorgan al consejo de administración un año de plazo para ejecutar la operación acordeón. Abengoa reducirá el valor nominal de las acciones tanto de clase A -que otorgan 100 derechos de voto y que pasan de valer un euro a 0,02 euros por título- como de las de tipo B -con un sólo derecho de voto, cuyo valor nominal descenderá de 0,01 a 0,0002 euros por acción-. A continuación se incrementará el capital social por un "importe efectivo" de 650 millones de euros, sin especificar el valor nominal de los nuevos títulos ni el porcentaje de reparto entre los de clase A y B.

Santander, HSBC y Credit Agricole se han comprometido a asegurar la operación hasta un importe de 465 millones de euros, garantizando así la colocación de los títulos y la inyección de liquidez para la compañía. Waddell & Reed Investment Management invertirá, en nombre de algunos de sus fondos, 65 millones de euros en nuevas acciones de clase B. A su vez, Inversión Corporativa -la sociedad a través de la cual la familia Benjumea y los descendientes de los fundadores articulaban su participación y hasta ahora principal accionista con el 57% de los títulos- se compromete a acudir a la ampliación con 120 millones de euros.

Para lograr el apoyo de la banca a la operación, Inversión Corporativa se ha visto obligada a ceder el control de la compañía, limitando al 40% sus derechos de voto, independientemente de su participación accionarial. Felipe Benjumea, presidente ejecutivo durante 25 años, pasa a ser presidente de honor, el mismo cargo que ejerció su padre y fundador al cederle las riendas de la compañía. José Domínguez Abascal, hasta ahora secretario general técnico y colaborador muy cercano de Felipe Benjumea, asume la Presidencia no ejecutiva. Santiago Seage, consejero delegado desde abril tras la salida de Manuel Sánchez Ortega, permanece en el cargo como timonel de la nueva etapa.

La cesión de poder de las familias fundadores se refleja también en el consejo de administración, que se reduce a trece miembros con la salida de Teresa Benjumea, Fernando Solís Martínez-Campos y Carlos Sundheim. Además, Inversión Corporativa sólo podrá nombrar cinco consejeros.

El órgano ejecutivo pasa a ser integrado por José Domínguez Abascal, presidente; Santiago Seage, vicepresidente primero y consejero delegado; Antonio Fornieles, procedente de KPMG y que se incorporó el pasado mes de enero al consejo, donde ejercerá de vicepresidente segundo y consejero coordinador; José Joaquín Abaurre, José Luis Aya Llorente, Claudi Santiago e Ignacio Solís Guardiola, consejeros dominicales; Javier Benjumea, consejero ejecutivo; y José Borrell, Mercedes Gracia, Ricardo Hausmann, Ricardo Martínez Rico y Alicia Velarde, como consejeros independientes.

Los accionistas también dieron luz verde a la creación de una comisión de inversiones presidida por Antonio Fornieles y con José Domínguez Abascal y Mercedes Gracia como vocales. Su función será velar por el cumplimiento de la estricta dieta a la que la compañía será sometida.

La reducción de la deuda -que supera los 9.800 millones de euros a cierre del primer semestre- se erige en el principal objetivo de la compañía. El reflotamiento de Abengoa pasa por la obtención de hasta 1.200 millones mediante la venta de activos. Además, los nuevos compromisos de inversión deberán contar con la aprobación de la comisión y quedarán limitados a un máximo de 50 millones anuales. La política de dividendos también queda bajo la órbita de la comisión de inversiones. La retribución al accionista queda suspendida hasta la compañía mejore su calificación crediticia o que su deuda sea inferior a 3,5 veces su Ebitda corporativa.

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