Economía

La amenaza de los países emergentes

  • El mayor riesgo para España es Hispanoamérica por su vinculación comercial y financiera. La reducción de las exportaciones y del valor de las inversiones de las empresas supone el principal golpe.

EL menor crecimiento y la creciente inestabilidad de los países emergentes es una amenaza global que se cierne sobre la frágil recuperación tanto de Europa como de España. La devaluación de más del 20% del peso argentino ha sido la señal de alarma de un deterioro que afecta a la totalidad de los países emergentes, responsables del 50% de la producción mundial. La creciente desaceleración de sus economías, el elevado endeudamiento externo y el déficit de sus cuentas públicas están provocando el surgimiento de burbujas de activos inmobiliarios y financieros, altas tasas de inflación, pérdida de competitividad, menor crecimiento y, como consecuencia de todo ello, fuerte depreciación de sus monedas, deterioro de sus balanzas de pagos, huida de los capitales extranjeros y reducción de sus reservas de divisas.

La inestable situación a la que han llegado algunos de estos países emergentes es en parte consecuencia de la ingente expansión monetaria de los bancos centrales de los países desarrollados. No han sido capaces de absorber la avalancha de capitales exteriores, provocando inflación, burbujas de activos inmobiliarios y financieros, depreciación de sus tipos de cambio, caída de las exportaciones y reducción de la competitividad y crecimiento. A partir del verano de 2013, el proceso se ha invertido. Los capitales, que entraron atraídos por las altas rentabilidades y expectativas de ganancias a corto plazo, ahora salen tratando de evitar el creciente riesgo emergente, en una huida hacia la calidad, atraídos por la incipiente recuperación de los países desarrollados y las expectativas de subida de los tipos de interés, como consecuencia del inicio de la retirada de liquidez de sus bancos centrales.

El dinero que mata

El detonante ha sido el comienzo de la reducción de las ingentes inyecciones de liquidez mensual de la Reserva Federal de Estados Unidos: 85.000 millones de dólares mensuales, a razón de 10.000 millones al mes. Los capitales ahora huyen buscando una mayor seguridad y estabilidad, lo cual crea grandes problemas a los países emergentes, que han invertido este dinero en inversiones a largo plazo (inmobiliarias) o en activos financieros y bursátiles, cuyos valores ahora se desploman ante la presión vendedora. De alguna manera han cometido los mismos errores que los países desarrollados durante la larga década de la opulencia. Algunos de ellos intentaron protegerse del maleficio de esta abundancia monetaria mediante bajadas de los tipos de interés o controles a la entrada de capitales, pero no fue suficiente y provocaron más inflación, poniendo en riesgo su crecimiento.

Dado que la Reserva Federal de EEUU puede estar varios años drenando el exceso de liquidez que ha inyectado en los seis últimos años (más de cuatro billones de euros), la inestabilidad y el deterioro del crecimiento de los países emergentes puede prolongarse durante mucho tiempo. No obstante la debilidad o fortaleza de estos países es muy heterogénea, en función de la sanidad de sus cuentas públicas, del saldo de sus balanzas en cuenta corriente y del nivel acumulado de reservas de divisas. También hay que señalar que la situación financiera actual es mejor que la que tuvieron en la última crisis de 1998, que tuvo un gran impacto sobre la economía mundial. Por el contrario el tamaño de sus economías es mayor y por lo tanto su capacidad de contagio. No obstante, la situación de estos países es muy heterogénea, tanto en la fortaleza o debilidad de sus balanzas en cuenta corriente (necesidades de financiación externa), como en los niveles de reservas de divisas en relación con su deuda externa. Por orden de debilidad, Sudáfrica, Turquía, Colombia y Argentina serían países con un gran riesgo por el deterioro y escaso volumen de sus reservas de divisas, por el creciente y alto deterioro de su balance en cuenta corriente, y por sus altas tasas de inflación y bajas de competitividad. Brasil e India estarían en una situación intermedia con un volumen de reservas de divisas aceptable, pero con un creciente deterioro de su balanza por cuenta corriente y alta inflación. En una situación de deterioro de su crecimiento, pero con una mayor fortaleza, estarían México, Tailandia, Corea y otros.

El peligro para España

El mayor riesgo para España lo constituyen los países latinoamericanos por su gran vinculación comercial y financiera. El primer riesgo al que se enfrenta España es el de pérdida de valor de sus inversiones en Latinoamérica por la depreciación de sus monedas. La mayor amenaza se concentra en Brasil y México, aunque sus monedas son las que menos se han depreciado. Latinoamérica absorbe el 33% del total de las inversiones directas españolas (145.000 millones de euros), siendo Brasil el 60% de estas inversiones, México el 24%, Argentina el 3% y Chile el 2%. Y esto a pesar de que las empresas españolas han recortado durante la crisis su exposición a estas economías, con el objetivo de reducir su deuda y aumentar la liquidez.

El segundo impacto negativo se produce a través de la reducción de las exportaciones, siendo Brasil con el 1,5% de las exportaciones totales de España, México con el 1,2% y Argentina con el 0,5%, los mayores mercados de España en Latinoamérica. No obstante, el total de ventas a Latinoamérica apenas alcanza el 5% del total de las exportaciones españolas. En tercer impacto negativo se produce a través de los ingresos imputables a las inversiones españolas en Latinoamérica (beneficios, intereses). Este impacto es importante y se concentra en las empresas más relevantes de la economía española. Para Banco Santander, Latinoamérica representa el 22% de su balance y el 54% de sus resultados en 2013. Por orden de importancia sus principales inversiones se concentran en Brasil con el 12%, en México con el 4% y en Chile. Para BBVA Latinoamérica supone el 34% de su balance y el 75% de sus beneficios en 2013, siendo México, Chile y Venezuela los principales países. Otras empresas con gran vinculación a Latinoamérica son Telefónica, Iberdrola, Ferrovial, Abertis, Mapfre...

Hay otros países que pueden tener también un impacto significativo. Marruecos que goza de estabilidad y crecimiento. China que tiene problemas de reducción del crecimiento, debilidad bancaria y burbujas, aunque dispone de un gran volumen de reservas de divisas. Turquía que es un país con alto riesgo, por su inestabilidad financiera y bajo crecimiento.

La reciente desaceleración de las exportaciones españolas y la corrección de las cotizaciones bursátiles de algunas empresas del Íbex tiene mucho que ver con la reciente crisis de los países emergentes. En el último trimestre la balanza comercial ha dejado de contribuir al crecimiento de la economía española, debido a la caída de exportaciones a estos países, que habían supuesto el 25% del crecimiento y mejora de la balanza comercial en los últimos dos años. El gran problema es que si a corto plazo se mantiene la debilidad de las ventas a los países emergentes, difícilmente podrán ser sustituidas por las europeas ante la fragilidad de su recuperación. Lo cual plantea un problema grave para la recuperación de la economía española en 2014, al ser el sector exterior el único motor durante todo 2013 y no siendo esperable que la demanda interna, consumo e inversión, pueda tomar el relevo y suplir al sector exterior.

Otra de las incertidumbres se centra en su impacto en los beneficios de la banca y de las mayores empresas del Íbex. Sin recuperación de los beneficios, el anunciado despegue de la bolsa española en 2014 podría verse comprometido. Por todo lo dicho, sería una necedad que el Gobierno cayera en la autocomplacencia y en la creencia de que la recesión está ya superada. Existen riesgos externos e internos importantes que amenazan la frágil recuperación. El Gobierno debe de seguir profundizando en la reformas para fortalecer la competitividad y la solidez financiera de nuestro país. Ésta es la mejor manera de inmunizarnos frente a las amenazas exteriores. Nos queda mucho trabajo por hacer y mucho camino por recorrer hasta que España adquiera la fortaleza y la capacidad para crear empleo de una manera sostenible y pueda recuperar los casi cuatro millones de puestos de trabajo que ha destruido.

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