Tribuna Económica

joaquín aurioles

El impacto regional del coronavirus

Finalmente, la economía andaluza no estará entre las más perjudicadas por el Covid-19. Las primeras estimaciones fueron especialmente pesimistas con Andalucía por su "fuerte" especialización turística, pero las revisiones posteriores fueron a peor. Las últimas previsiones de la Junta ya sitúan la caída del PIB y del empleo en 2020 por encima del 10%, pero el Observatorio Económico de Andalucía estimaba un descenso superior al 15%. La percepción de que las cosas irán peor de lo que indican las previsiones ha sido una constante desde el inicio del confinamiento, aunque con excepciones muy significativas.

Una de estas excepciones afortunadas se refiere al propio sector turístico. Ha sido el centro de los cálculos de los analistas, navegando sobre diferentes escenarios de duración del cierre de actividades y del ritmo posterior de recuperación. Falló la impertinente previsión de la ministra de Trabajo sobre el cierre de la actividad hasta final de año y la respuesta de las reservas de viajes en la desescalada ha sido inmediata y particularmente intensa en el caso de Andalucía. Será un año nefasto y habrá que esperar a la retirada de la sedación al sector (ERTE y ayudas de tesorería) para apreciar el alcance de la calamidad, pero ya existen sólidos indicios de respuestas positivas en algunos segmentos (turismo rural y restauración), aunque para el resto todavía habrá que esperar algún tiempo.

Otra excepción importante es que Andalucía ha dejado de figurar en el grupo de las comunidades previsiblemente más perjudicadas. A final de mayo, Banco de España y Funcas precisaban que el turismo y la fabricación de vehículos estaban siendo las actividades más perjudicadas, así como también el ocio y la cultura, el comercio y el transporte, mientras que las expectativas eran bastante mejores para las actividades con fuerte presencia del sector público, como la sanidad y la educación, y para el sector agroalimentario.

El pronóstico es particularmente adverso para Baleares y Canarias, junto a Madrid y Cataluña, mientras que las dos Castilla, Extremadura y La Rioja figuran entre las menos perjudicadas. Andalucía también sufrirá la crisis del turismo, aunque probablemente menos que los archipiélagos por su diversidad, pero se beneficiará de su especialización en la producción de alimentos. Gracias a ello, es bastante probable que el efecto de la pandemia sea inferior que en el resto de España.

Pero si el impacto económico del Covid-19 ý la recuperación puede diferir según el territorio, también habrá diferencias en el tiempo. Turismo y fabricación de vehículos serán determinantes del impacto en 2020, pero también su recuperación será más intensa en 2021, cuando la industria de alimentos esté cercana a la estabilización. Es previsible, por tanto, que las comunidades más rezagadas en 2020 sean las más dinámicas el próximo año. Si efectivamente el turismo toma el relevo del sector agroalimentario en 2021, la perspectiva para Andalucía podría mantenerse algo más positiva que para el resto, aunque esto no deja de ser una especulación que cualquier rebrote incontrolado de la pandemia podría echar por tierra.

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