Economía

La juventud emergente

El nadador Carlos Peralta termina la entrevista telefónica con un significativo "feliz día de Andalucía". Contesta a las preguntas en el metro de Madrid, donde reside y entrena. Pero él es de Málaga. Responde a ese modo de ser andaluz sin complejos, orgulloso de su origen. Hay motivos. Francisco Gancedo, investigador y matemático, ya cuenta 26 artículos de investigación en su currículum, ha trabajado cuatro años en la Universidad de Chicago y participa en nueve proyectos de I+D. El empresario Alejandro Hiniesta también tiene motivos. Su firma, Hiniestic, ha desarrollado más de 50 aplicaciones de móvil y ha superado el millón y medio de descargas.

Los ganadores de la sexta edición del Premio Andaluces del Futuro, organizado por Grupo Joly, patrocinado por Bankia y dotado con 6.000 euros, son esa avanzadilla de la que debe ser la Andalucía del futuro. El investigador Francisco Gancedo volvió a Sevilla en 2011 tras su estancia en EEUU, gracias al programa Ramón y Cajal de retorno de jóvenes investigadores. "En Estados Unidos los estudiantes se quejaban de que yo les preguntaba poco. Están acostumbrados a que se debata mucho en clase; yo he intentado traer eso: no se trata de dar apuntes y avanzar rápido, sino de que los alumnos se enteren". Así pone Gancedo pone su grano de arena.

También lo hace el emprendedor Alejandro Hiniesta, con el ejemplo. Terminó la carrera en 2008 y se hizo autónomo, cuando a nivel general comenzaba la gran depresión. "En Andalucía -dice- sobra capacidad técnica. El problema es social: aún hay aversión al riesgo y hace falta simplificar la burocracia. Para alguien que empieza de cero, el tema de la gestión es muy complicado. Hace falta una formación empresarial transversal en la Universidad".

Otros no suman para cambiar la mentalidad, sino para afianzar aquello que ya parece estar en el gen andaluz, como la solidaridad. Begoña Arana regenta Nuevo Hogar Betania, un centro residencial contra la exclusión social situado en La Línea (Cádiz). En 2011, cuando era una simple trabajadora, la Junta de Andalucía cortó la subvención de 43.000 euros anuales y los responsables del centro anunciaron el cierre. Pero Arana decidió que eso no estaba "acorde" con sus principios y siguió por su cuenta. Sin ayuda pública. Ahora acoge a 15 personas (las plazas de la residencia) "en situación de emergencia social", a las que se prepara desde el punto de vista terapéutico y laboral para volver a la calle. Otras muchas son recibidas en estancia diurna y hasta 2.600 personas que viven por debajo del umbral de la pobreza han recibido ropa, material escolar, medicinas y alimentos gracias al Nuevo Hogar Betania. Y ello con sólo dos en plantilla y 19 voluntarios. Y con 120.000 euros anuales. Sólo 120.000. "Se puede hacer un trabajo muy integral con ese dinero y no sólo asistencial", afirma. El milagro de la financiación lo ha logrado con aportaciones privadas, "muchas de ellos de empresas y particulares extranjeros". Hasta ha colaborado la Universidad de Harvard, después de que un profesor de esta institución conociera el proyecto. Y ahora tiene la oportunidad de hacerlo crecer, gracias a la cesión de un edificio municipal por 40 años que le permitirá acoger a 60 personas. Buena noticia para una comarca que supera el 40% de paro y donde, afirma Begoña Arana, la "pobreza absoluta" se ha extendido a todas las capas sociales y ha dejado de ser invisible.

En muy diferente modo, la bailaora Mercedes Ruiz también hereda otra característica propia del ser andaluz: el flamenco. Nació en una de sus cunas, Jerez, pero carecía de antecedentes familiares. Sus padres vieron que tenía gracia bailando, la apuntaron con cuatro años a una academia -edad muy precoz- y a los siete fue seleccionada por la compañía de Manuel Morao, Gitanos de Jerez, para participar en sus espectáculos. A los 12 años ya tomó conciencia: "Lo que quería realmente era bailar, era lo que me hacía feliz". Y así, fue al conservatorio de Sevilla, participó en talleres con Eva la Yerbabuena, Antonio el Pipa, Ana María López... Un año en el Tablao Cordobés de Barcelona, seis meses en otro tablao de Osaka. Y llegó Eva la Yerbabuena en 2000 y sus 5 mujeres 5. Tras esa experiencia, se lanzó a su verdadera vocación: "Yo tenía claro que quería ser solista, el cuerpo de baile no me llenaba", afirma. Ganar el primer premio del la Bienal de Sevilla, en 2002, fue el impulso final para crear su compañía. Ya van seis espectáculos, en los que ha mostrado "el respeto al origen, a las raíces, pero con un toque actual". Su espectáculo, Baile de palabra, es la apoteosis de "lo básico": sólo cante, guitarra y ella en el escenario.

Carlos Peralta, nadador, no sigue una senda muy común en Andalucía. El cordobés Rafael Muñoz es el exponente máximo, y no hay muchos más. Peralta dice que son muy diferentes, que tiene seis años menos (19, ahora) y que a él le gusta seguir su camino. Y vaya si lo hace: en su especialidad, los 200 metros mariposa, ha sido ya seis veces campeón de España y el récord nacional lo ha batido tres veces. Su progresión es bestial: en 2010 redujo su marca en dos segundos, 1,8 en 2011, 1 en 2012 y el año pasado 1,9, hasta el 1.58,01 que tiene ahora. Está a sólo nueve décimas de la marca que se exigió para ir a los Juegos de Londres, y ya ve en el horizonte los de Río de Janeiro en 2016. Entrena en Madrid, en el club Canoe, que le proporciona todos los medios para vivir en la capital. Dentro de dos semanas participará con su antiguo club de Málaga, el Cerrado de Calderón, en el Campeonato de Andalucía. Su ex club -lo dejó hace un año- lucha por sobrevivir tras declararse en concurso. Peralta se lamenta de la escasez de recursos, pero también admite que en Andalucía ahora "se está trabajando bastante bien" gracias, sobre todo al Centro Especializado de Tecnificación Deportiva de Natación, dirigido por Javier Casademont, que fue su entrenador, y que se dedica sobre todo a formar jóvenes talentos para el futuro.

Lo mismo que Peralta supera su marca año a año y casi mes a mes, los ganadores del premio también exploran caminos de superación. El investigador Francisco Gancedo lo hace en su especialidad, la mecánica de fluidos, y sobre todo en lo que atañe a los fluidos turbulentos, "los caracterizados por una gran vorticidad, los que giran con mucha violencia". Los cambios bruscos de temperatura en la atmósfera, los tornados, el impacto de una ola en la orilla, son ejemplos de este tipo de situaciones. "El problema es que los modelos matemáticos de este tipo de fenómenos son más difíciles de entender, y yo estudio la posibilidad de comprenderlos mejor, de acercarme más a la realidad". De él -y de otros investigadores de su misma línea- dependen los avances en la predicción meteorológica, por ejemplo, o el futuro diseño de aviones para que se vean menos afectados por las turbulencias.

El empresario Alejandro Hiniesta está a la vanguardia de las aplicaciones de móvil. Ya "inventó" en su momento near guide, aplicaciones turísticas muy especializadas que permiten, por ejemplo, saber dónde están los mejores lugares para tomar cocido madrileño. En 2011, Hiniestic se convirtió en la única firma en desarrollar tres aplicaciones en el lanzamiento del Nokia Lumia 900 para Windows Phone. Ahora busca un nuevo nicho de mercado, el de las aplicaciones de móvil para la medicina. "Tiene un gran potencial, porque cada vez más gente requiere servicios médicos y hay que minimizar costes", afirma el empresario, que tiene claro que la única forma de sobrevivir es reinventarse.

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