La Bolsa Andaluza de las Materias Primas -antes del trigo duro- celebró ayer su quinta edición consecutiva, algo que es síntoma de que es un evento ya plenamente consolidado. Y que, además, crece de forma sólida, como demuestra la presencia de 150 empresas -muchas de ellas multinacionales- procedentes de 13 países, hasta un 50% más que el año anterior, según el responsable del evento y director de la empresa Northstar Brokerage Philip Werle.

La cita, que se produce a dos semanas de que la cosecha de los cereales dé sus frutos en la región, sirve para cerrar operaciones de compraventa. Las empresas, comerciantes y brókers pueden contrastar la información con todo el sector y a partir de ahí tomar sus decisiones con una mayor seguridad. Como afirma Werle, se trata de "tomarle el pulso al mercado".

La de Sevilla es la cita más importante de España en lo que se refiere al comercio del trigo duro. Este año no se prevé una merma en las cosechas, como sucedió el año pasado a causa de la sequía, sino más bien todo lo contrario. Las previsiones apuntan a que se producirán en el país entre 900.000 y un millón de toneladas de trigo duro, la mayor parte en Andalucía, y que "sobrarán por encima de las 300.000 toneladas", afirma Mario Notario, director general de Gavilon España. Esa será la cantidad que se destine a la exportación. Gavilon es una multinacional norteamericana que, entre otras cosas, mueve grandes cantidades de mercancía de países exportadores a importadores. Más a nivel local hay empresas en Andalucía, como Pradifir, que hacen lo mismo a menor escala. "Clasificamos grandes volúmenes de 3.000 ó 4.000 toneladas, por ejemplo, y cuidamos de que tengan una calidad homogénea", afirma Rodrígo Fernández, ingeniero agrónomo responsable de esta empresa.

En los análisis técnicos presentados en la jornada se constató que el trigo duro tendrá buena acogida en los mercados internacionales. Otros productos, como los alimentos proteicos (harinas de soja y colza) sufrirán una caída en España, país importador, como consecuencia de la crisis, mientras que para los aceites vegetales, sobre todo el girasol, se prevén también precios más bajos y una menor demanda.