La ministra Belarra procede de esa vieja tradición escolástica que sueña con expulsar a todos los mercaderes del templo.

Quienes creen que el aborto es un crimen, ¿han hablado alguna vez con una mujer sudamericana que trabaja cuidando ancianos?.

Todos hablamos ya una variante de la 'neolengua' cuyo propósito es ocultar la verdad e institucionalizar la mentira.

Todo el odio histérico que se vertió hace años contra los "corruptos del PP" se ha vuelto ahora contra Griñán.

¿Y antes? ¿Qué eran los que intentaron asaltar el Congreso en Madrid y el 'Parlament de Catalunya'?.

Todo el pensamiento de Benedicto XVI combatía el relativismo que nos quiere hacer creer que no existe la verdad.

En un régimen como el nuestro puede presidir el TC una magistrada que se proclama marxista y republicana.

Un país dividido por el odio, instalado en la mentira generalizada y en el autoengaño.

Vivimos en una sociedad donde la inocencia -o al menos su garantía jurídica- está cada vez más amenazada por las leyes.

Si nos hubiéramos contagiado de la política tóxica, tendríamos que ir con chaleco antibalas a las cenas de Nochebuena.