José Antonio Nieto

"Córdoba no puede cambiar un gobierno débil por otro enfermo"

  • El alcaldable popular afirma que sólo obtendrá una mayoría suficiente si existe un voto masivo "de quienes quieren el cambio".

Favorito en las encuestas, el candidato popular apela directamente a su electorado. No habrá mayoría suficiente para gobernar -o sea,  absoluta- si no hay una movilización masiva.

-¿Qué expectativas tiene para la noche del domingo?

-Hemos conseguido que calen que es necesaria la austeridad, un modelo distinto de gestión, que los cordobeses sepan que se puede salir de esta crisis con esfuerzo y con la duda de si hemos conseguido la participación activa de los que quieren el cambio. Hay mucha gente que cree que el cambio es necesario, y la duda es si el domingo van a participar votando. Si no lo hacen, probablemente nos llevemos una desagradable sorpresa. Cada día que pasa, nos damos más cuenta de lo difícil que es conseguir una mayoría absoluta en Córdoba. No es casualidad que sólo se haya producido una y que viniera de la situación tan excepcional de un gobierno de todos los partidos entre 1979 y 1983. Aún en estos días nos dicen que la abstención le viene bien al PP: son prejuicios, sensaciones de la gente, que me preocupan muchísimo porque dificultan una mayoría suficiente.

-¿Qué condiciones se tienen que dar para que se produzca esa absoluta?

-Se tiene que dar una alta participación. Si no sube, mínimo, diez puntos con respecto a 2007 no habrá mayoría absoluta. Hace cuatro años votó un 55% y tendríamos que estar en un 65%. No sabemos qué impacto va a tener, aunque creo que va a ser considerable, la candidatura de Rafael Gómez. En función del resultado que obtenga, será más fácil la absoluta. Si saca un resultado alto, será muy difícil porque los flecos de la Ley D'Hont, a partir del divisor 15, hacen muy complicada la atribución de escaños para tener la absoluta. Estoy convencido de que IU y PSOE van a sufrir un castigo severo. La sociedad no les va a perdonar que dijeran una cosa en la campaña en 2007 e hicieran la contraria. Que presentaran unos candidatos y, cuatro años más tarde, una se haya ido y al otro lo hayan echado. La duda es la magnitud de ese castigo. Creo que hay un 15% de personas que quiere un cambio político pero no sabe si va a votar. Si van, tendremos la absoluta. Si no, no.

-¿Cómo se reparte esas sensaciones entre el mensaje del PP y el desgaste de sus adversarios?

-Los cordobeses nos han entendido, pero soy realista en cuanto a la dificultad de la absoluta. Y me ha costado convencer a muchos simpatizantes de que no hay nada hecho. Tenemos que convertir el convencido en activo electoral. Si no, es casi imposible. En Córdoba se puede conseguir un resultado histórico, sea cual sea, pero será más por voto activo que por castigo a las formaciones contrarias. No ha funcionado el voto del miedo, el que viene la derecha, el miedo a las privatizaciones. A pesar de que IU empezó diciendo que el empleo no es un problema municipal, todos hemos acabado hablando de esta cuestión. Es el primer problema de todos, seguido de la crisis y, a mucha distancia, del tráfico. La misión de quien gobierne a los cordobeses tiene que ser solucionar lo que les preocupa.

- ¿Cómo creen que se puede parar a Rafael Gómez?

-A posteriori, tendremos que analizar cómo hemos gestionado la presencia de Rafael Gómez y su partido. Cualquier medida que se podía aplicar era complicada. No tenía sentido un frente de la política tradicional contra ese proyecto ni era acertado ignorarlo. El término medio, con planteamientos tan radicales, resulta difícil. No he encontrado la fórmula de minimizar la aparición de esa candidatura pero es que va en contra de mis principios. Yo no valoro al resto de candidatos, no descalifico, no insulto. He intentado proponer. Contraponer nuestro programa al de Unión Cordobesa es muy difícil.

-¿Sería inestable, dañino, el escenario de una mayoría simple con Gómez en el Pleno?

-Córdoba necesita un gobierno fuerte. Se tomarán decisiones delicadas. Lo peor para Córdoba es salir de un gobierno débil para entrar en uno enfermo. La única vía es la mayoría absoluta que permita tomar las decisiones que la ciudad necesita cuando nos enfrentamos, a la vez, a una situación muy delicada en el Ayuntamiento, a retos muy importantes de futuro como la Capitalidad y a salir de la crisis creando empleo. Todo ello exige fortaleza. Un gobierno en minoría y la posibilidad, que no descarto, de un tripartito con las características que conocemos sería muy negativo para Córdoba.

-¿Sabe usted dónde se está metiendo?

-Sé dónde me meto. Desde 2007 hemos podido afinar mucho el diagnóstico sobre Córdoba. Cuando preparamos la campaña nos preguntábamos si teníamos que plantear que conocemos la situación real de Ayuntamiento y que, por tanto, nuestro programa responde a esa situación. El tamaño de la enfermedad, la magnitud del daño que se ha producido, puede ser mayor del que creemos pero no es una excusa. Si nuestro proyecto no sale, tendremos que asumirlo como que culpa nuestra. Sé donde nos estamos metiendo, las formas de salir del atolladero, y tengo una intuición. Si las cosas se hacen de otra forma,  mucha gente irá en otra dirección. Estábamos en punto muerto y ahora estamos cayendo, como cuando se lanza una piedra al aire. Cuando el Ayuntamiento se equilibre económicamente, habrá más confianza del inversor, eso permitirá mejorar la situación de Córdoba y nos ayudará cuando seamos una ciudad candidata electa a la Capitalidad, que no es la panacea pero es un buen camino.

-Ocaña ha dicho que ustedes nunca han creído en 2016.

-No voy a caer en la tentación de meter esta cuestión en campaña. Me parece desleal que quien gobierna y ha tenido nuestro apoyo sin buscarlo y sin merecerlo ahora culpe a la oposición de lo que salga mal a pesar de que no nos ha dejado participar. Es el mensaje de si sale bien, todo lo hecho yo, pero si sale mal, la culpa es de otros. Ocurre igual con el centro de congresos. IU y PSOE llevan años afanados en hacernos responsables de sus fracasos pero la gente tiene formación democrática, sabe lo que le compete al gobierno y lo que le compete a la oposición. Si Córdoba sale elegida el día 28 de junio y yo soy el nuevo alcalde, le reconoceré el mérito de ello a quien ha gobernado Córdoba durante los últimos años. Han conformado el proyecto y lo han sacado adelante. Transmite una gran debilidad actuar de la manera que lo han hecho.

-Si un concejal de un gobierno suyo comprara 105 camisetas a 40 euros, ¿lo pondría en la calle o lo protegería?

-Tenemos que articular un sistema de gestión donde eso no sea posible. Si alguien va a un personal shopper y luego pasa la factura, con el PP no lo va a poder cobrar. No habrá que echarlo ni que protegerlo. Le costará el dinero. Aquí nos han hecho pasar como normales cosas que no lo son. Hace poco tiempo nos decían que se van a perder 750.000 euros porque se han tramitado mal las ayudas de las inundaciones. Ocaña dijo que se primó la rapidez. La legalidad no se puede primar sobre nada. No se puede facturar a quien tiene tres máquinas 750.000 euros y que un interventor te diga que se ha hecho mal. Se ha trabajado con mucha opacidad. En el terremoto de Lorca, el Ayuntamiento y la comunidad han desplazado a interventores a la zona, para que se visen de forma inmediata las actuaciones urgentes.

-Austeridad, recortes. Desgasta decir no a colectivos que piden dinero al Ayuntamiento.

-Yo no quiero que el dinero público se use para el culto a la imagen de nadie, algo que llegó a su culmen con Rosa Aguilar y se ha mantenido con Andrés Ocaña. No se pueden repartir dádivas por las calles con el dinero de otros. Queremos ordenar las cosas, hacerlas razonables. En este momento, quien tiene una idea, buena o mala, busca la influencia de un concejal fuerte, le presenta la propuesta y ese proyecto puede salir a costa de otros proyectos que no tienen esa oportunidad. Queremos evitar eso mediante dos convocatorias públicas. Todo el que tenga algo que presentar, que lo haga. Habrá un jurado que valorará el más propicio en materia cultural, deportiva, etcétera. Se apoyarán los más interesantes en igualdad de oportunidades. Esto no puede ser como el ayuntamiento de Cardeña, con todos mis respetos. Somos una gran ciudad y tenemos que acabar con la subjetividad. Y los recursos públicos no pueden ser parte de la imagen ni del alcalde ni de un concejal, se tienen que gestionar con justicia.

-¿Hay plan B sobre 2016?

-Ni me lo planteo. Si la decisión se basa en criterios objetivos, será Córdoba. Si entran criterios subjetivos o políticos, tendrán que explicarse. Tenemos la base: historia, patrimonio y compromiso social. Las debilidades que hay se pueden solucionar. Una ciudad no se pueden inventar una historia o un patrimonio. O lo tienes o no lo tienes. Un acierto del actual gobierno es el compromiso social sobre 2016. Aquí no hay grupos contrarios, ni apatía. El 90% de los cordobeses conoce y apoya el proyecto. No tenemos plan B y sería malo pensar en otras opciones. Me preocupa el efecto péndulo de que Córdoba no fuese: que pasemos de pensar que todo lo va a solventar la cultura a dejar ese proyecto. El desarrollo cultural es clave.

-Y sobre el centro de congresos, ¿tiene plan B?

-Es complejo. Es una temeridad y una deslealtad que un gobierno que sale -sin prejuzgar el resultado, porque el gobierno será nuevo- intente sacar ese proyecto en los últimos compases del mandato. Tenemos que plantearnos si queremos un centro de congresos. Sí lo queremos, pero llevamos 12 años y no está hecho. Hemos desperdiciado los años de mayor prosperidad. El problema es que con la financiación actual no es posible. El Ayuntamiento de León va a invertir el 20% de su centro de congresos y allí el propio Gobierno dice que es imposible que se haga con una participación municipal mayor. La financiación exterior en Córdoba es de 18 millones porque lo que coloca el Gobierno, 9 millones, se ha gastado. Desde la Alcaldía, auditaremos el proyecto. En función de ello, compareceremos para explicar los datos y la valoración de lo que hay que hacer. En las condiciones que está, complicado. Sí hago un compromiso: tendremos el palacio de congresos que podemos pagar. Si ganamos la Capitalidad, el centro de congresos tiene que empezar entre 2011 y 2012. Tengo un acuerdo con Rajoy y Arenas para reproducir aquí el acuerdo de León.

-¿Retomarlo todo no puede hacer que se pierda más tiempo?

-¿Qué pensarían los cordobeses si nos metemos en la obra, lo hacemos y en cinco meses no pagamos nóminas, nos cortan la luz o no se limpian las calles?  ¿Salgo y les digo a los cordobeses que no tenemos luz por el centro de congresos? No, la gente es sensata. Si no se ha podido hacer en la época de más desarrollo, hacerlo en la etapa más cruda va a ser muy difícil. Sin embargo, tengo un planteamiento abierto. Si se puede, nos lo dirán los auditores. Y os digo: no pondré en marcha nada con informes en contra de la Secretaría General y de la Intervención. Y este proyecto los tiene, y muy duros. Por algo será.

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