Elecciones

El 15-M sobrevive al día 22

  • Los portavoces no entran en valoraciones de los resultados porque "están al margen de la política" · La retirada del toldo crea momentos de tensión pero la acampada se mantendrá

Con la única certeza del triunfo aplastante de la derecha en las elecciones del domingo, la acampada en la Plaza del Carmen estaba el lunes más en el aire que la madrugada del pasado miércoles. Desde el área de Difusión que hace las funciones de gabinete de comunicación del heterogéneo movimiento lanzaban un mensaje único: "Estamos al margen de la política. A nosotros nos da igual que gane un partido político u otro, lo que queremos es otra forma de hacer política en la que la voz de los ciudadanos sea escuchada. Que se termine con los partidos y se empiece a gobernar a través de asambleas ciudadanas", aseguraba ayer Marcos, uno de los portavoces.

Y gracias a que esa era la filosofía de los que mantenían la acampada a las puertas del Ayuntamiento la mañana de la digestión electoral, porque de haber buscado el voto para la izquierda hubiese sido para trasladar la protesta a la cima del Tajo del Pollero. Y aunque el ambiente parecía relajado, la afluencia de público se había rebajado en comparación con la mañanas previas a las elecciones.

Otro de los jóvenes que estaba en el córner de prensa abundaba en esta idea. "Esta historia ha coincidido en el tiempo con las elecciones, pero no tienen nada que ver", afirmaba José R., para quien el detonante de las acampadas fue el 15-M pero no el germen. "La manifestación la convocó un colectivo pero la respuesta de la gente ha estado muy por encima de eso. El origen no está en una manifestación política sino el descontento social".

Pero mientras el joven disertaba sobre estas cuestiones, hasta la lona de difusión llegaba un acalorado joven pidiendo noticias sobre posibles desalojos en otras ciudades de España. "Hoy no podemos conectarnos a internet porque tenemos problemas, pero tengo un amigo en Barcelona y sé que allí no está pasando nada".

Pero casi todos los que llegaban hasta la mesa informativa instalada frente a la parada de autobuses formulaban el mismo estilo de preguntas: "¿Ahora qué va a pasar?" "¿Vais a seguir aquí?" "¿Os disolvéis?"

En apariencia la moral de la tropa se mantenía alta pero la posibilidad del desalojo flotaba en el ambiente como la bicha que no quiere nombrarse. Y a mediodía se vivió un conato que parecía que iba a degenerar en la temida palabra: la Policía Local de Granada obligaba a retirar el toldo azul que había cobijado al movimiento todos estos días.

La orden provenía del Área de Mantenimiento porque, según fuentes de la Policía Municipal, los técnicos dictaminaron que las farolas a las que habían atado las lonas corrían el riesgo de resquebrajarse.

La premisa de la plataforma de la Plaza del Carmen era clara, y como podía leerse en el Facebook de la misma, se trataba de impedir cualquier acto que propiciase el desalojo: "Si nos piden estos que quitemos un cartel, se accederá pacíficamente a su propuesta y nos lo colgaremos encima y cuando se vayan volveremos a ponerlo en su sitio, donde debe estar. Lo que no podemos hacer es que por un mandato se encrespen los ánimos de los ciudadanos y podamos realizar acciones individuales de carácter violento por tanto".

Aunque en principio hubo una sentada como señal de protesta por la medida y los agentes de la Policía Local llegaron a rodear algunas carpas, finalmente las aguas volvieron a su cauce. Los toldos se retiraron pacíficamente con la ayuda de los técnicos de Mantenimiento y por la tarde la normalidad había vuelto a la acampada, que también organizó una marcha en bicicleta y proseguía con el ritmo de actividades y asambleas ordinarias.

Por lo pronto la acampada tiene carácter indefinido y ya se ha creado las primeras asambleas independientes en el Realejo y en Dúrcal, para coordinar actividades en el Valle de Lecrín.

Granada

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