Elecciones

Promesas a precio de 'saldo'

  • Mucha gente reunida en el mismo sitio. Es un caramelo demasiado sabroso como para dejar que los candidatos desaprovechen la oportunidad de acercarse por los mercados callejeros en plena campaña

A imagen es la misma que en los albores del sistema democrático; más de treinta años después aún se sigue practicando en una costumbre en la que se arrinconan las redes sociales, los móviles de última generación y con el panfleto en la mano y una sonrisa en la boca, los candidatos se disponen a estrechar a quien se le ponga por delante, a hacer carantoñas a todo niño que se le presente y a sonreír con el peor chiste que le han contado en su vida. Entre puestos de ropa de dudosa calidad y procedencia, los dos grandes partidos se aprestan a visitar a cuanto mercadillo se celebre hasta en el último confín de la provincia para captar ese voto que le falta para lograr, tal vez, un diputado más. Ayer le tocó el turno al PP. Roquetas fue su objetivo.

Fue el propio presidente del  Partido Popular de Almería y alcalde de la localidad, Gabriel Amat, quien acompañado de los candidatos al Congreso, Juan José Matarí y Francisca Toresano, iniciaron la visita al mercadillo de Roquetas para entre los más sagaces vendedores, intentar vender su mensaje, en este caso, el de  Mariano Rajoy y las propuestas concretas que recoge su programa de cara a unas elecciones de las que sólo nos separan nueve días. Todos ellos han estado acompañados por los miembros de la Ejecutiva del PP de Roquetas de Mar, afiliados, concejales del Grupo Popular y diversos miembros de Nuevas Generaciones que se afanaban en terminar con el taco de programas que les había tocado en suerte repartir.

Los populares han realizado el recorrido completo del Mercadillo Semanal. Ni el puesto de los churros se salvó de sus panfletos en los que se recogían los objetivos que se ha marcado el candidato a la Presidencia del Gobierno y cuáles son las primeras medidas que adoptará a su llegada a la Moncloa. No era suficiente; en una plaza ganada con el público a  favor, los dirigentes populares, se lo transmitían de viva voz. Su mensaje tampoco se escapaba de lo anunciado en mítines, comparecencias ante los medios, debates cara a cara y cuantas notas se afanan estos días en mandar a los medios de comunicación, es decir, las medidas que piensa adoptar para reactivar la economía, mejorar los servicios públicos y las pensiones.  Eso, sí de formalidades las justas; en estos escenarios se impone la naturalidad, es cuando un candidato demuestra su conexión con la gente, con aquellos a los que deberá confiar su futuro en poco más de una semana.

Tanto Amat, los candidatos, como los populares roqueteros repartieron hasta no poder más las muestras de agradecimiento por  la acogida que han tenido por parte de los vecinos y de los comerciantes del mercadillo de Las Salinas. Las propuestas más concretas, los análisis más sesudos sobre la situación actual y cómo mejorarla y hasta las críticas a los rivales que compiten por la carrera hacia una Moncloa que piensan que ya acarician con sus dedos, quedan para mejor ocasión.

Antes los tocó a ellos. Los socialistas hablaron de pensiones en el mercadillo del Estadio el pasado martes, el de El Alquián el domingo y en el de Los Ángeles apenas al día siguiente de comenzar la campaña electoral. Izquierda Unida lo hará también, como el resto de formaciones que concurren a estas elecciones. Al fin y al cabo, no hay mercadillos para todos; o sobran partidos o faltan puestos.

En cualquier punto de la geografía almeriense, en cualquier punto, en el último pueblo perdido de la provincia, no habrá mercadillo que se precie que no tenga su ración de reparto de propaganda electoral de unos y otros esperando detrás de cada puesto. Es lo que toca.

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