DOS días antes de la jornada electoral, en los cines de todo el mundo se estrenará la nueva entrega de Star Wars. George Lucas rompe su retiro para continuar la saga de ciencia-ficción más venerada de las últimas décadas, con las legiones de stormtroopers, los cazas X-Wing y Tie-Fighters y los destellos de los sables láser en forma de cruz. El Imperio había sido destruido, la historia de Darth Vader terminó en El retorno del Jedi pero, treinta años después, la amenaza continúa, la galaxia no ha podido acabar con la tiranía y la opresión y nuevos y antiguos héroes se unen por el cambio: la fuerza ha despertado.

En las redes sociales hace semanas que circula una versión Podemos en la que Pablo Iglesias y Jorge Verstrynge luchan contra el PP en El despertar del cambio, la propuesta española del nuevo tráiler de La Guerra de las Galaxias. En realidad es una versión granadina. Son cuatro jóvenes, algunos de ellos universitarios, los que se divirtieron una tarde creando su Spain Wars: the Change Awakens y "fliparon" al día siguiendo cuando vieron que su divertimento se había convertido en trending topic y empezaron a recibir llamadas de los medios por su "genialidad". Está Chiquito de la Calzada diciendo que "la cosa está muy mal", el toro de Osborne en la estepa castellana, la sevillana encima de la tele y, por supuesto, la plana mayor de la política española. De los Aznar, Bárcenas, Pujol, Wert y Aguirre a los líderes de los principales partidos que concurren a las elecciones del 20-D.

Es un juego y no lo es. No me dejan desvelar su identidad pero les puedo asegurar que se los cruzan por la calle y nunca se creerían que son los autores de un vídeo con tal carga simbólica e ideológica. Están profundamente informados y comprometidos; son descaradamente irreverentes.

Manejan el dibujo, el audiovisual y la animación con más agudeza informativa, originalidad y conocimientos que los que podemos escuchar a diario en las tradicionales tertulias de actualidad. Me recuerdan la perspicacia de los caricaturistas y humoristas de prensa con sus explosivas tiras cómicas y sus viñetas. Los Yellow Kids del 3.0.

Nativos y emigrados. Arte y talento. Vocación. Para unos es su medio natural; para otros una obligación. No todos nos movemos con la misma fluidez en las redes sociales. Y sería iluso pensar que pasa desapercibida la diferencia entre quienes habitan en Facebook, Twitter y Youtube porque lo sienten de quienes hacen esfuerzos a deshoras por estar, por figurar, por cumplir. Todos los partidos han puesto en marcha potentes maquinarias para colar sus mensajes en internet, posicionar a sus candidatos, liderar la conversación y, por supuesto, pescar votos. Otros, simplemente, se limitan a respirar.

Como en nuestros barrios y en nuestras plazas, hemos tenido que aprender a separar las toneladas de basura que se dispersan por internet saturándonos de mensajes clonados, contaminándonos de estulticia y haciendo ruido de lo que realmente merece la pena. Y, como en nuestro rutinario día a día, si tenemos paciencia, puede que encontremos una imagen que nos conmocione, un mensaje en 140 caracteres que nos haga reflexionar y hasta un vídeo sobre el 20D que nos impacte, que nos distraiga o que nos ilumine más que cualquier mitin.

Esta mañana, después de navegar por decenas de periódicos digitales, alguien ha puesto en mi camino un vídeo de Isaac Asimov de 1988 en el que preveía la revolución de internet. Uno de los padres de la ciencia-ficción soñaba con que llegaría un día en el que las máquinas nos permitirían conectarnos desde casa a grandes bibliotecas y tendríamos la oportunidad de "disfrutar aprendiendo". Por puro interés. Por pura diversión. Máquinas que transformarían el "uno a uno" de las élites y el "uno a muchos" de las masas en un "uno a uno" para todos ayudándonos a "buscar lo divertido de la vida".

El novelista se entusiasma imaginando lo que para nosotros tiene ya dos décadas de historia. En sus ojos entusiastas está el misterio: es la ilusión. Los barómetros se empeñan en certificar que la perdemos a medida que cumplimos años porque nos hacemos más pragmáticos y realistas y nos damos cuenta de que tenemos que renunciar a nuestras aspiraciones. El último se ha publicado esta semana y dice que la ilusión de los españoles se ha hundido a los niveles de hace cuatro años. Discrepo. Lo mismo que cuestiono el otro barómetro, el del CIS, cuando advierte que hay un 40% de "indecisos" si por ello se entiende que hay pasotismo, desconcierto o derrotismo. Lo que se ve en las calles es ilusión. Conciencia sobre el momento histórico que representan estas elecciones. Prudencia ¡y hasta estrategia! por acertar...

Porque ya no basta con saber a quién votar; también hay que saber dónde acabará tu voto: ¿en el PP contra todos? ¿En un todos contra el PP? ¿En un bipartito? ¿En un tripartito? El desafío no es sólo el 20-D; la verdadera batalla se librará a partir del 21. Y, como en un Star Wars interactivo y multimedia, lo que necesitaríamos en esta campaña es un mapa de la galaxia electoral en formato 3D.

¿Se atreve?