Elecciones generales 2015

Miedo al velódromo

  • El icónico complejo deportivo de Dos Hermanas, antaño coto privado de los socialistas, queda desierto en una campaña donde se apuesta por actos más modestos.

El velódromo de Dos Hermanas vio en 2011 cómo Felipe González y Alfonso Guerra daban un mitin juntos después de quince años sin compartir estrado. También fue testigo de una demostración de fuerza del PP en septiembre de 2009. Y desde entonces los populares no pierden unas elecciones a nivel nacional. Los últimos en utilizar el valor simbólico del Palacio de los Deportes de Dos Hermanas, que así se llama el complejo, fueron los chicos de Pablo Iglesias en el cierre de campaña de las autonómicas. Y ya en marzo sólo fueron 12.000 personas las que acudieron al recinto sevillano para escuchar al líder de Podemos echar un capote a Teresa Rodríguez.

Han pasado nueve meses -con la campaña electoral de las municipales de por medio- y las cosas han cambiado. El presidente del Gobierno y candidato popular, Mariano Rajoy, estuvo el martes en Sevilla y después de un paseo por el centro se fue hasta un restaurante a la orilla del Guadalquivir para reunirse con sus simpatizantes. Después de pasar la noche en el Palacio de las Marismillas, en Doñana, arremetió contra sus contrincantes e incluso se permitió alguna broma sobre la dicotomía futbolística entre Betis y Sevilla. El aforo, según la página web del local, asciende a cuatrocientas personas. Son 26.600 personas menos que las que escucharon en el velódromo de Dos Hermanas aquella célebre frase de Rajoy sobre José Luis Rodríguez Zapatero y su afán por subir "hasta el IVA de los chuches" en los primeros momentos de la crisis económica.

Es complicado concentrar a tantos simpatizantes. El PSOE lo sabe bien porque es el partido que lo ha hecho más veces. Después de que se instalara la cubierta de este complejo deportivo -fue concebido como espacio al aire libre- los socialistas convirtieron al velódromo en un espacio talismán. Zapatero fue uno de los primeros en utilizarlo en el fatídico mes de marzo de 2004, unos días antes de los atentados de Madrid. El ex presidente volvió en 2006 para pedir el sí para la reforma del Estatuto de Autonomía y tres años después en la campaña de las europeas; pero se ausentó en 2011. El último gran mitin del PSOE en el polideportivo sevillano fue un vano intento de Rubalcaba por arañar votos al actual presidente. Ni siquiera Alfonso Guerra y Felipe González, natural del cercano barrio de Bellavista, ayudaron a los socialistas a ganar aquellas elecciones, pero el velódromo se llenó para escuchar a las dos grandes figuras del partido.

Ni por asomo se atreve el PSOE a repetir la convocatoria en esta campaña. El candidato Pedro Sánchez estará en Sevilla este sábado, pero la organización baraja un espacio más modesto como escenario del mitin que reunirá al secretario general del PSOE con Susana Díaz. Llenar el velódromo de Dos Hermanas requiere mucho esfuerzo. Y muchos autobuses procedentes de toda Andalucía cargados con militantes, bocadillos y banderitas rojas con el puño y la rosa.

Los partidos clásicos han aprendido la lección y han abandonado los grandes espacios, pero parece que los nuevos venían con la lección aprendida. En la campaña de las autonómicas del pasado marzo, Albert Rivera y su lugarteniente andaluz, Juan Marín, se atrincheraron en un hotel sevillano bien conectado. Allí organizaron la pegada de carteles y el seguimiento de los resultados de la noche electoral, entre otros eventos. Aforos controlados que dan sensación de lleno. Pero hace sólo tres días Ciudadanos se saltó levemente el guión en su principal acto en la capital andaluza. Con Rivera, Marín y la jerezana Inés Arrimadas en el cartel, el partido naranja convocó a militantes y simpatizantes en el auditorio principal del Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla (Fibes), con aforo para 1.940 personas, según su página web. Se quedaron a la mitad.

El acto central de la campaña de Podemos también se celebrará en el auditorio sevillano. El 17 de diciembre, Iglesias, Errejón y los líderes andaluces del partido morado esperan igualar el éxito que cosecharon hace casi un año y que, hasta entonces, sólo había llenado Susana Díaz. Fue toda una demostración de fuerza de la formación de Iglesias, que agotó las 3.700 entradas disponibles y tuvo que dejar a parte de los asistentes fuera. Si repiten la semana que viene será posiblemente el acto más ambicioso de la campaña en la capital de Andalucía, pero la imagen seguirá estando muy lejos de aquellos mítines multitudinarios. Ya nadie se atreve de llenar un aforo más propio de un campo de fútbol.

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