cuatro por uno

Alberto

Un buen día para quedarse quieto y esperar

Una marca de audiencia televisiva, un sondeo favorable y hasta besos en la calle Larios de Málaga para Rajoy en la víspera de la campaña Iglesias y Rivera se estrenan en el Congreso

ACOSTUMBRA a hacerlo: se queda quieto a esperar que las cosas se le pongan con viento a favor. Y ayer es de esos días en los que los acontecimientos le confirmaron que acaba saliéndole bien. Mariano Rajoy cosechó en una misma jornada un récord de audiencia televisiva en un programa que, de por sí, ya tiene mucho seguimiento y una previsión del CIS -la última que hará antes del 20-D- que le augura un escenario político favorable en estos tiempos de pluralidad y volatilidad y fragmentación del sufragio.

Ni es la primera vez ni será la última de su trayectoria política, en la oposición ni en el Gobierno. O el gran logro que esgrime el PP una y otra vez no se produjo porque pecó de inmovilista cuando todo el mundo le pedía en 2012 que aceptase un rescate de la economía española. Rajoy no lo hizo. Debe tener la sangre con la densidad del engrudo. Así esperó a que amainase sin tener que aplicar las contrapartidas que suponía el rescate, que hubiesen sido mucho más duras que los recortes de gasto público y subida de impuestos que aplicó al inicio de la legislatura. Ahí está Portugal -y no digamos Grecia- para constatarlo.

Por quedarse quieto a esperar ha logrado que las pensiones no hayan retrocedido en cuantía, aunque las haya revalorizado en décimas y pellizcado por cuarta vez el fondo de reserva de la Seguridad Social para pagar las jubilaciones, que ahora está un poco por debajo de los niveles previos al inicio de la crisis, en 2006.

Y la técnica cree que le funciona. Anteayer el Tribunal Constitucional anuló por unanimidad la declaración con la que el soberanismo quiso iniciar la independencia, usando ese eufemismo cursi llamado desconexión. Y ciertamente se cumplen sus vaticinios de que la legalidad se impondrá, pero también que con su inacción al problema catalán el independentismo ha llegado a niveles indeseables.

También anteayer la cifra oficial de paro quedó en la estadística por debajo de la que heredó de José Luis Rodríguez Zapatero. Un dato tramposo, porque hay menos población activa, menos empleo, y, aún peor, menos desempleados con prestación.

Pero regresemos a ayer. La charla amable con Bertín Osborne en su exitoso programa En tu casa o en la mía logró que más de 8,7 millones de españoles viesen en algún momento al presidente en su faceta más humana, que es uno de los grandes ejes del PP en la campaña del 20-D. El dato es de la propia RTVE. El programa tuvo un 18,7% de cuota de pantalla en el mejor horario posible -prime time- y llegó a reunir ante la televisión a 4,71 millones de personas en su minuto más visto, a las 23:18. Por si fuese poco en la red social Twitter fue tendencia con la etiqueta #BertínyRajoy.

Pero si el día no era ya para fumarse uno de sus mejores puros, la encuesta con mayor muestra -17.452 entrevistas realizadas- que se conocerá de aquí al plazo legal para publicar sondeos le augura una victoria suficiente para gobernar, aunque no sin pactar. Al mismo tiempo, sitúa al PSOE de Pedro Sánchez ante un resultado que sería el peor del partido del puño y la rosa desde 1977, con los dos partidos emergentes captándole votantes a derecha e izquierda de su electorado. Tan bueno fue que debió desear que el día no terminase, pues acabó en loor de multitud, besado y aclamado, en la malagueña calle Larios.

Temprana y discutible llamada al voto útil

Pocas horas antes de que ayer se conociesen los resultados de la encuesta del CIS previa al 20-D, Pedro Sánchez llamó al voto útil porque, según dijo en un mitin, "Podemos está desfondado". Las alusiones del PSOE al voto útil suelen ser más propias de la última semana de campaña, pero esta vez se anticiparon incluso al inicio de ésta. Los datos del CIS ahondan -con una muestra mayor- en la tendencia de otros sondeos de que tendría los peores resultados de un candidato en las votaciones a Cortes Generales. Por contra, los datos del CIS mejoran la tendencia de Podemos, que serían, si se confirman, los mejores de un partido a la izquierda de los socialistas desde 1977, duplicando y más la mejor representación obtenida nunca por el PCE o IU. Así que ayer no le quedó otra salida  que acusar al Gobierno de "manipular" el sondeo.

Prueba el escaño azul, el izquierdo

A pesar de estar muy bragado en política orgánica, Pablo Iglesias nunca ha sido diputado al Congreso. Al ser entrevistado ayer en Radio Nacional de España en pleno hemiciclo, con motivo de las jornadas de puertas abiertas que hace la Cámara Baja en estas fechas previas al Día de la Constitución, pudo sentarse en un escaño... Eso sí, eligió el banco azul del Gobierno y un extremo, que es donde se sientan los presidentes del Ejecutivo. En el izquierdo, el que han usado Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, por indicación de quienes le jaleaban y disgusto de quien le abucheó, que de todo hubo entre los parroquianos que visitaban en ese momento las Cortes. Allí mismo dio una de las imágenes de la jornada con un cara a cara con Celia Villalobos para reprocharle al PP que es un partido corrupto.

Al hemiciclo como el mejor valorado

Como Pablo Iglesias, y también por cortesía de RNE, Albert Rivera pisó por primera vez el hemiciclo de la carrera de San Jerónimo. Y lo hizo con motivos de satisfacción: según la macroencuesta del CIS llega a la campaña como el político español mejor valorado por los votantes, con una nota del 4,98 sobre 10. Roza un aprobado que ningún líder consigue. Durante su paso por la Cámara Baja, que él mismo calificó en su cuenta de Twitter de "emocionante", mantuvo la ambigüedad que acostumbra. No quiso pronunciarse sobre si se sentaría, de presidir el Gobierno, donde lo hicieron  Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero o en el lado que ocuparon Adolfo Suárez -con el que tanto le comparan- Leopoldo Calvo Sotelo, José María Aznar y que ahora usa Mariano Rajoy.

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