Elecciones

La carrera de caballos de la información

  • También los medios deberíamos liderar lo 'nuevo' impidiendo que la información se confunda con propaganda y haciendo que el sentido común marque la cobertura periodística del 20-D

CUANDO el 20 de diciembre acuda a votar, encontrará más de una decena de papeletas en su colegio electoral. Todos los partidos que aspiran a tener representación en el Congreso y el Senado habrán tenido que reunir los avales necesarios para llegar hasta allí y cumplir las duras exigencias que impone nuestro marco constitucional. Si su opción está sobre la mesa, lo habrán conseguido. Es sólo la primera parte de la ecuación. La segunda es llegar hasta usted y convencerle de que son la mejor opción. Pero aquí las reglas del juego no son ni tan transparentes ni tan igualitarias. Nuestro sistema está pensado para consolidar el establishment. De principio a fin. La estabilidad por encima de la igualdad de oportunidades. Legítimamente, todos tienen el mismo derecho a ocupar un sillón pero no todos habrán tenido las mismas oportunidades de hacerse oír.

¿Sabe quién se presenta en su ciudad por Recortes Cero, por el Partido Comunista o Por un mundo más justo? Es más: ¿sabe con qué coalición va IU, quién representa a UPyD o si sobrevive el PA? ¿Tiene idea de cuál es su programa? Hasta 1.317 candidaturas se han llegado a publicar este año en el BOE para concurrir a las generales del 20-D. Partidos unionistas, separatistas, antisistema, feministas o ultranacionalistas. Hasta Carmen Lomana va de número tres de Vox al Senado por Madrid.

Reconozcamos que buena parte de estas propuestas se mueven entre lo pintoresco, el voluntarismo y lo anecdótico. Y admitamos nuestras limitaciones: ni los medios tenemos capacidad para informar de todos ellos ni usted paciencia para soportarlo. Pero bajemos el listón. Son dos partidos los que oficialmente van a marcar la campaña: socialistas y populares, los dos del bipartidismo, los que se han repartido el poder desde las primeras elecciones democráticas del 77. Los españoles ya hemos votado cambio situando con opciones de gobierno a Ciudadanos y Podemos pero los medios públicos, los que tienen la obligación de garantizar su derecho a la información libre y plural, seguirán mirando el mapa de 2011.

La primera incongruencia se producirá, por ley, en el reparto de los bloques de propaganda electoral. PP y PSOE se repartirán 71 minutos en La 1 y 64 en La 2, dejando un pequeño espacio a Coalición Unidad Popular y UpyD. Todo muy proporcional; todo muy de espaldas a la sociedad. Los partidos extraparlamentarios quedarán relegados a La 2 y las formaciones emergentes de Albert Rivera y Pablo Iglesias, con posibilidades reales de ostentar el poder, tendrán el mismo espacio que, por ejemplo, el Partido Animalista.

Tampoco es el sentido común lo que marcará la cobertura informativa en las televisiones públicas. A más escaños, más tiempo en pantalla. Una forma incuestionablemente legal de consolidar lo que hay, de lograr que nada cambie. C's y Podemos no se presentaron hace cuatro años y ahora sus posibilidades de ocupar el foco mediático serán limitadas. La teoría es que hay que garantizar la pluralidad, la neutralidad y la igualdad. La realidad es que se ningunea el criterio periodístico.

En países como el Reino Unido, Alemania o Francia se tiene en cuenta la representación parlamentaria de los partidos, pero no hay reglas estrictas que condicionen el tiempo y el orden de la información. Y no es un tema baladí. Hay una preocupante cuestión de fondo en esta asimétrica cobertura mediática: ¿hacemos periodismo o propaganda?

A través de las asociaciones y colegios profesionales, los periodistas llevamos años denunciando el sinsentido de esta praxis. Sin éxito. A todo ello sumémosle la batalla perdida contra las ruedas de prensa sin preguntas y contra la estrategia de los partidos de obligarnos a emitir sus señales enlatadas y deducirá que no es sólo la justicia la que va muy por detrás de la sociedad; que no es sólo la Ley Electoral lo que tenemos que cambiar si queremos abrir una nueva etapa de profundización democrática que refleje lo que realmente pasa en la calle. Que responda a nuestros intereses, expectativas y necesidades.

No crea que en los medios privados tenemos la solución. A golpe de encuestas (y de realidad social) hemos decidido que son cuatro los protagonistas del 20-D y hemos organizado nuestra carrera en torno a los dos de siempre (PP y PSOE) y a los dos de moda (C's y Podemos) dejando en un segundísimo plano el debate de los programas y las ideas. Fíjense en las portadas del arranque de la campaña: son cuatro los caballos que protagonizan la salida pero lo relevante es que no es sólo una cuestión de actores, también de contenido.

Es lo que los norteamericanos llaman la "horse race story". Convertimos la campaña en una carrera de caballos donde lo que importa es quién va primero y quién ganará por encima de las ideas y de las propuestas, por encima de los verdaderos problemas de la sociedad. Maarek ha dedicado buena parte de su trayectoria académica a analizar la tiranía de los sondeos y las conclusiones son desalentadoras: nosotros hablándonos a nosotros mismos; los políticos mirándose a ellos mismos. ¿Y usted?

Los desafíos de lo nuevo, de los nuevos tiempos, son para los tres poderes sobre los que asienta nuestro sistema democrático pero también para quienes tenemos la obligación de fiscalizar su labor.

Y tal vez deberíamos empezar haciendo autocrítica y plantándonos: negándonos a que la información periodística se someta a los dictados de la propaganda y evitando que la cobertura periodística se diluya en el efectismo de una carrera de caballos.

trillo

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