Elecciones

Tres compiten por el centro

  • Rajoy 'peregrina' a la Ávila de Suárez como hizo Rivera, pero el PSOE es aún el centro. El presidente repetirá en Málaga, donde el PSOE gana por la puja entre PP y C's. Pedro Sánchez se abre a un acuerdo con Ciudadanos y Podemos en contra del PP.

EL patriotismo constitucional fue un invento alemán para seguir siendo patriota y alemán, y no sentir vergüenza de ello, después de los horrores de la Segunda Guerra Mundial; el patriotismo constitucional español habría sido el mejor bálsamo para combatir nuestra simbología patria manoseada por el franquismo. Aun así, vamos dando nuestros pasos. Ávila, la patria chica de Adolfo Suárez, es nuestro Monticello particular, esa finca donde el redactor de la declaración de independencia de los Estados Unidos, Thomas Jefferson, cultivaba algodón con manos negras. El presidente Mariano Rajoy peregrinó ayer hasta Ávila para reivindicar la figura de Adolfo Suárez, el presidente de la Transición y de la Constitución. Suárez, ese chusquero de la política que fue ninguneado por los catedráticos de Derecho Político cuando ascendió más de lo previsto, fundó UCD poco antes de que Mariano Rajoy se afiliase a Alianza Popular, pero en el congreso de Sevilla de 1990 los populares absorbieron el centro. Al menos nominalmente. La historia de ese partido desde entonces ha sido la extensión hacia el centro y el centro izquierda sin perder su histórico extremo, lo que en sí tiene un gran mérito. En España hay overbooking en el centro, protestó Cayo Lara, de IU, a la vez que el presidente visitaba la tumba de Suárez. Su hijo Adolfo, tan parecido al padre sólo en lo físico, hizo de cicerone a Mariano Rajoy, quien volvió a abrirse a una reforma de la Constitución. Poco antes del verano, el PP contempló esta opción que sí quieren PSOE, Ciudadanos y Podemos, pero reculó ante el desafío independentista de Artur Mas.

Mariano Rajoy se manifestó a favor de la reforma siempre que haya un consenso similar al que fraguó la Constitución de 1978. Si el presidente logra gobernar de nuevo, para lo que necesitará el apoyo de Ciudadanos, España puede iniciar la reforma esperada, sería una legislatura corta que pudiera concluir en unas constituyentes. Tres de los cuatro grandes partidos llevan en sus programas la reforma de la Constitución, y tampoco difieren tanto: el modelo es el federal, aunque Podemos desea la inclusión del derecho a la autodeterminación, que sólo existió como tal en la extinta Unión Soviética.

En el Gobierno de Rajoy, había varios ministros favorables a la reforma constitucional -García-Margallo entre ellos-, pero el PP es un partido en constante negociación entre su ala derecha y su ala reformadora, y la última transigió como la primera lo hizo en el asunto del aborto. Salvo una pequeña reforma, el PP ha mantenido la ley de Zapatero, también conocida como la ley Aído, a pesar de su mayoría absoluta. Eso es el centro. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, también viajó a Ávila el 1 de noviembre, ya comentó en este periódico que era un admirador de Suárez; tanto, que en los carteles de estas elecciones muestra el mismo perfil que el desaparecido presidente del Gobierno.

Sin embargo, el partido mejor identificado con el centro es el PSOE. Sí, las muestras cualitativas del último sondeo del CIS lo vuelven a indicar. Verán, si el centro es el cinco; la extrema izquierda es el cero, y la derecha, el 10, los españoles sitúan al PSOE en el 4,4, muy cerca del centro aritmético. La media de donde se colocan los españoles es el 4,7, según la encuesta del pasado jueves, por lo que hay una identificación ideológica muy cercana a los socialistas. Ciudadanos, que se define de centro, está en el 6,37, bastante más a la derecha y el PP viaja hasta el 8,28.

El PSOE es el partido más pegado a la media española: es el que menos rechazo provoca y el que una mayoría preferiría que ganase. Sin embargo, estos buenos datos cualitativos no se traducen en votos. El PP va por delante y Ciudadanos le pisa los pies. Desde Barcelona, donde el líder socialista Pedro Sánchez ha comenzado la campaña electoral, el PSOE se abrió a negociar un programa común con Ciudadanos y Podemos para gobernar. "Si gana el PSOE, aunque sea por un voto más que Rajoy, habrá un cambio político y podremos hablar con las demás fuerzas, se llame Ciudadanos, Podemos, IU o PNV", aseguró en un desayuno convocado por un medio. Es la primera vez que Sánchez reconoce que busca esta alianza, aunque de momento la condiciona a que el PSOE sea el partido más votado. "Antes de hablar de pactos, me voy a dedicar a ganar a Rajoy", indicó.

La posibilidad de un pacto entre los jóvenes aspirantes, ya sea con Sánchez como presidente, o con Albert Rivera, figura en la pizarra de los miedos del PP. Por eso, los populares están haciendo una campaña con bisturí, circunscripción a circunscripción, allí donde Ciudadanos le quita la mayoría. El caso paradigmático es el de Málaga, donde la competencia entre ambos partidos dejaría, según el CIS, al PSOE en primer lugar con cuatro escaños, mientras PP y Ciudadanos obtienen tres cada uno. Rajoy vuelve el lunes a Málaga (ya estuvo al jueves): es la guerra.

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