Málaga

Menos parados y bolsillos más vacíos

  • El desempleo se ha reducido en 9.819 personas en los últimos cuatro años, el salario medio anual ha caído 1.000 euros, el turismo ha sido el motor y la construcción empieza a remontar.

Málaga, como el resto de España, ha atravesado la peor crisis económica de las últimas décadas, y buena parte de ella ha tenido lugar en la legislatura que ahora termina. Las comparaciones con finales de 2011 son, por tanto, odiosas pero la principal conclusión es que, aunque ha habido una mejoría notable y las perspectivas son halagüeñas, el paciente sigue estando débil. Dicho de otra forma, aún queda bastante camino por recorrer para hablar, de verdad, de recuperación económica.

El principal problema de los malagueños ha sido y sigue siendo el desempleo. Es verdad que ahora hay menos parados que hace cuatro años, pero la merma ha sido pequeña. En noviembre de 2011, el mes de las pasadas elecciones generales, había, según el Ministerio de Empleo 194.804 parados en Málaga. Este organismo publicó esta pasada semana los datos correspondientes a noviembre de 2015 y cifró el número de desempleados en 184.985 personas. Por tanto, en cuatro años solo se ha conseguido rebajar el paro en 9.819 personas. Se pueden hacer todas las lecturas e interpretaciones que se quieran. Habrá quien diga que, viendo como estaba España, al borde del rescate, con los bancos completamente cerrados a la hora de dar créditos, con miles de empresas disueltas o en concurso de acreedores, y con una reforma laboral beneficiosa para el empresario es positivo que se consiguiera tapar la herida y ahora haya menos parados que antes. También habrá quien diga que Málaga lleva dos años consecutivos de crecimiento económico, que el turismo está batiendo récords, que las exportaciones se han disparado, o que han aumentado la venta de viviendas o vehículos, y que su traslado a la creación de empleo está siendo muy lenta. Las dos partes llevan razón, ya que la economía tiene la fea costumbre de que lo que es bueno por un sitio puede ser malo por el otro.

En cualquier caso, Málaga tiene un carácter diferencial respecto a otras provincias españolas ya que es parada habitual para miles de emigrantes extranjeros y de otras provincias españolas. De hecho, el año pasado lideró el saldo migratorio con el exterior en España. Eso implica que es un polo de atracción, que vienen muchas personas con ganas de trabajar y que la población activa crece, por lo que es más difícil que todo el mundo encuentre un puesto de trabajo. La dependencia del turismo hace además que sea una economía estacional, con fuertes tirones en temporada alta y descensos en temporada baja. Eso ha pasado siempre, al margen de los gobiernos centrales, y a corto plazo no se prevé un cambio.

Además del desempleo conviene analizar qué ha pasado con las afiliaciones a la Seguridad Social, un factor clave para las arcas estatales. El fenómeno ha sido similar al del paro. Ahora hay más cotizantes que hace cuatro años (528.466 en noviembre de 2015 y 513.396 en noviembre de 2011), aunque la diferencia no es para tirar cohetes.

Hay un factor que es innegable y que es perjudicial para los malagueños: la pérdida de poder adquisitivo. En 2011, según las estadísticas de la Agencia Tributaria, el salario medio anual en Málaga era de 16.128 euros que, a razón de 14 pagas, arrojaba un pago mensual de 1.152 euros. En 2014 -último dato publicado- el salario medio anual es de 15.128 euros, justo 1.000 euros menos que hace cuatro años. Si se hace la misma división, el sueldo mensual sería de 1.080 euros. Los bolsillos están ahora más vacíos y los principales perjudicados son los más desfavorecidos. En 2011 Hacienda tenía contabilizadas 144.229 personas en Málaga que cobraban menos de la mitad del salario mínimo interprofesional (SMI), con un salario medio anual de 1.809 euros (129 euros en 14 pagas). A finales del año pasado -los números de 2015 no han salido aún publicados- había 158.448 personas en Málaga cobrando menos de la mitad del SMI con un salario medio de 1.806 euros anuales (129 euros en 14 pagas). Hay, oficialmente hablando, 14.219 personas más que hace cuatro años con un salario irrisorio y con el que es imposible vivir. Lo más llamativo, además, es que representan el 28% del total de asalariados de la provincia. Obviamente la economía sumergida campa a sus anchas, porque si no sería imposible mantener el sistema con casi tres de cada diez trabajadores cobrando esa miseria.

En términos macroeconómicos en estos cuatro años ha pasado de todo. La economía local se ha hundido y se ha recuperado. Si ponemos la cota en 2011 y 2015, la situación ahora es más favorable pues Málaga cerró 2011 con un aumento del PIB del 0,7% -luego cayó en 2012- y se prevé que este 2015 termine con un alza en torno al 3,3%. El principal causante es el turismo, que en 2014 y 2015 supera sus registros históricos mes a mes. Sin este sector, con lo que lleva asociado en comercio y hostelería, la provincia lo habría pasado aún peor. La construcción, por su parte, pisó el infierno y ahora está cerca de llegar al purgatorio. La compraventa de inmuebles, tras haber tocado fondo, está creciendo a ritmo de dos dígitos, hay zonas como la capital o Marbella donde prácticamente se ha acabado el stock y está remontando el visado de viviendas.

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