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Elecciones

"No soy recambio de nadie"

  • La presidenta muestra su apoyo a Pedro Sánchez el día después de un CIS que, de confirmarse, llevaría al PSOE a un congreso extraordinario

A eso de la una menos cuarto de la tarde de ayer la Junta, a través de Twitter, anunciaba una entrevista en el programa Al rojo vivo de la La Sexta con la presidenta de los andaluces, Susana Díaz. Después de haber almorzado, merendado, cenado, dormido y desayunado con la encuesta del CIS del miércoles, donde se anticipaba una debacle en toda regla del PSOE de Pedro Sánchez, sí de Pedro en la derrota, interesaba saber si la líder de los socialistas andaluces iba a salirse del argumentario clásico de estas ocasiones. Pero no. Nada. Ni siquiera los intentos del enamorado Eduardo Inda hicieron que Susana Díaz abriera otra brecha en la ya maltrecha ceja de Pedro. "Será usted la primera presidenta del Gobierno, no sé cuándo", decía el periodista ante la sonrisa cómplice de la presidenta (de la Junta).

Lejos de un escenario bélico interno, la presidenta apostó por el todos a una. De hecho, puesta en el brete de que se cumpliesen los espantosos augurios de la encuesta de marras, Díaz sacó a relucir su capote político y aseguró sin dudarlo que "sería muy injusto para el partido y para Pedro Sánchez" hablar de este escenario: "Yo no soy recambio de nadie. Soy la presidenta de Andalucía".

Díaz no mira al día 21, dice. En su mente sólo está ganar. Lo repitió incesantemente. Ella sale a ganar, como su partido y como Pedro. "Me voy a dejar la piel en estas elecciones, me he echado a las calles para ganar". La presidenta andaluza afirmó que el PSOE se convierte en "una máquina" cuando llegan las elecciones: "Confío mucho en el tirón de nuestro partido cuando llegan unas elecciones. No es la primera vez que le damos la vuelta a las encuestas".

Como los pactos son inevitables, eso parece claro con CIS o sin CIS, a la presidenta se le preguntó por Ciudadanos e incluso por la denominada gran coalición. Pero por ahí, no. De gran coalición la presidenta no quiere ni oír hablar. Normal, aunque algún noble socialista la esbozara en alguna ocasión. Vamos, Felipe. "No vamos a pactar con el PP". Lo normal, lo firmaría el tal Perogrullo.

No obstante, en este punto, sí que hubo una pequeña discordancia con el guión marcado o al menos el que tiene Pedro Sánchez. El secretario general se ha empeñado estos días en empujar a Ciudadanos hacia la derecha pero la presidenta andaluza no fue tan contundente ayer. Acaba de aprobar unos Presupuestos con su amigo Albert, perdón Juan Marín: "Tengo puntos en los que coincido con Ciudadanos, como la bajada de impuestos". Y es que tener unas cuentas para afrontar el año con tranquilidad no tiene precio. Sí tiene claro por contra que PP y Podemos son "derecha", porque "se alían" contra el Gobierno andaluz.

Sí quiso desmarcarse de la formación de su amigo Albert Rivera en dos cuestiones que electoralmente tienen mucho tirón: educación y sanidad. "Nosotros no queremos cerrar universidades", decía la presidenta para luego agarrar el argumento del copago: "No queremos que nadie tenga que pagar por ver al médico". Discrepancias obvias. No puede ser contundente con su socio aquí y a Pedro le interesa una Susana desbordada en la crítica a Ciudadanos. Vaya por Dios.

Está obligada a cuidar su pacto con Ciudadanos en Andalucía pero sin dejar de mirar hacia la capital. Y en su papel de mujer de Estado fue cuestionada por Cataluña y, de nuevo, argumentario al canto. Llamamiento a la unidad. Incluso le echó un cable al ex ministro Manuel Clavero: "Ahora todo el mundo se mete con el café para todos, pero yo quiero un mejor café para todos". Inmejorable.

Buena compañera de partido, buena presidenta de los suyos, buena amiga... Fue una puesta en escena de serie. Tuvo hasta tiempo para lanzar un mensaje a las entidades financieras en el caso de Abengoa. "Tienen que buscar un socio industrial para buscar una salida". En la mente de la presidenta están los miles de puestos de trabajos que están en juego. Es más, hubo mensaje para los ex rectores de la compañía, que cobraron una indemnización millonaria por su cese anticipado. "No es ético ni estético y se debe investigar".

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