Elecciones

Primer aviso para Podemos

  • La pérdida en Cádiz de casi 4.500 votos de su coalición con IU no es sólo una advertencia para su alcalde, lo es también para sus líderes andaluces

Para entender este artículo es necesario un preámbulo. El 21 de diciembre de 2015, un día después del espectacular resultado de Podemos en las elecciones generales de la jornada anterior, que se reprodujeron también en Cádiz, ya su feudo tras hacerse con la alcaldía en las municipales del 22-M del año pasado, el alcalde gaditano, José María González, relacionó los buenos datos de Podemos en la capital con la gestión de su gobierno, considerando así que eran datos claramente extrapolables a pesar de ser elecciones muy diferentes. "Los gaditanos han apoyado de forma importante a este Ayuntamiento, pese a que algunos se empeñen en intentar demostrar lo contrario (…) y han vuelto a castigar, una vez más, a todas esas políticas e intentonas de socavar la moral de este gobierno", dijo el alcalde.

Siguiendo esta pauta, los resultados electorales en Cádiz el 26-J deben servir, según el propio alcalde, de valoración de lo que los gaditanos piensan de la gestión de su actual gobierno municipal. Y visto los resultados, el análisis implica ante todo un evidente desgaste para un equipo que apenas lleva un año de gestión.

Las generales se han llevado por delante cerca de 4.500 votos, pues la coalición Unidos Podemos apenas ha logrado 20.377 sufragios, frente a los 24.800 que obtuvo hace seis meses (uniendo los resultados de Podemos e IU, hoy coaligados), lo que supone 4,5 puntos menos. El bajón podría ser mayor si se tiene en cuenta que este grupo tenía unas importantes expectativas de crecimiento, por lo que para ellos un resultado lógico hubiera sido superar los 25.000 votos en la capital gaditana. La apuesta por una coalición no ha sido nada efectiva, salvo que uno de los objetivos era eliminar a IU. Esto parece que sí se ha logrado.

Según lo que dicta de forma exclusiva el alcalde, lo conseguido el domingo en Cádiz supone un correctivo a su labor, ya que en esta ocasión los gaditanos no han apoyado "de forma importante" a su gobierno. Cabe esperar ahora que se haga una reflexión del porqué de esta importante pérdida de respaldo. Puede culpar a la caverna y a todo lo que la rodea o bien puede hacer un análisis crítico de este año de trabajo. Se puso el listón muy alto, por ellos mismos, y por mucha campaña de elogios que se organice (algunas sonrojantes y del mismo tono a la que organizó Manuel Fraga con los 25 años de paz), a una parte de la ciudadanía no se le oculta que cuestiones tan esenciales como los servicios sociales, el empleo o la vivienda están haciendo aguas, con una política centrada en elaborar estudios y planes, lo que indica nula confianza hacia los programas electorales con los que se presentaron Podemos y Ganemos.

La reorganización del equipo, anunciada por el propio alcalde hace unas semanas, aprovechando su primer aniversario en el gobierno local, aún no se ha producido. Lo perdido el 26-J tal vez lleve a González a afrontar este cambio, aunque sus palabras de ayer no iban por ese camino.

Frente a la sensación de derrota en Unidos Podemos, claramente perceptible en la noche del domingo en la sede donde se reunieron para ver los resultados, el PP ha expresado una euforia exagerada para sus resultados en Cádiz. Es cierto que ha ganado y que ha incrementado los votos respecto a diciembre: 1.400 más y un aumento de tres puntos porcentuales. Es cierto que incluso ha mejorado incluso respecto a las municipales de 2015. Y es cierto también que ha incrementado su ventaja respecto a Podemos, pasando de 600 a 2.600 votos. Pero aún con estos datos, la coalición de izquierda sigue pisándole los talones. Además, el PP tiene pendiente una profunda reorganización de su equipo y de oferta electoral si quiere recuperar lo que perdió en 2015.

Desde el PSOE, su líder local, Fran González, durmió tranquilo el domingo. Los números de los socialistas suponen una clara ruptura de su ya larga mala racha. Sube 600 votos y casi 2 puntos. Aunque pueda parecer que son cifras ínfimas, el PSOE gaditano ha llegado a las urnas con la presión ciudadana que le ha supuesto ser el partido que facilitó la llegada al poder de Podemos tras las pasadas elecciones y que, a la vez, ha mantenido la oposición más estricta a la labor del gobierno de José María González, con lo que ello supone de tener en frente tanto a los contrarios a Podemos como a quienes les apoyan.

Con este resultado, se le da un pequeño espaldarazo a la labor de Fran González. De cara a su partido, los lobos que estaban preparados en San Antonio listos para el asalto a la dirección del PSOE local, que él controla, deberían de dar un paso por el bien de un partido fundamental para el desarrollo de Cádiz. O, en todo caso, apoyar de una vez por todas al que fue su candidato.

Estos resultados no van a liberar a los socialistas de la necesidad de aclarar su posición en el Ayuntamiento: seguir apoyando críticamente al gobierno de Podemos o afrontar un cambio de gestión, una vez que el electorado ha dado ya su primer cosqui a Podemos. Tal vez visto estos resultados, se considere que la actual política es la correcta y se calcule que la erosión que ha comenzado a sufrir la coalición de izquierdas no permitirá a ésta llegar a 2019 con posibilidades de victoria.

En cuanto a Ciudadanos, va a la baja respecto a las anteriores generales pero aumenta de forma considerable si comparamos los datos con los de las pasadas municipales.

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