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ROCÍO 2009. Más de 60 hermandades han seguido el llamado camino de Sevilla

El peaje de los fervores

  • Villamanrique repite una tradición del siglo XVII que empezó con Pilas y Triana y que desde hace diez años es fiesta de interés turístico. La llegada de Coria del Río fue ayer la apoteosis tras cuatro días de presentaciones de hermandades

Han estado cuatro días recibiendo a las más de sesenta hermandades que hacen el llamado camino de Sevilla, uno de los tres existentes, y hoy salen a las seis y media de la mañana camino del Rocío. “Los manriqueños no nos cansamos. Tenemos todo el año para descansar”. Habla Juan Márquez, presidente de la hermandad más antigua, según noticias de una antigua cofradía de monteros de Villamanrique de la que se tiene constancia documental en 1388.

En Villamanrique hubo un Márquez obispo y un Márquez torero, cuyo entierro aparece en la novela de Alfonso Grosso Florido Mayo. Es un apellido corriente en esta población entregada con entusiasmo a ser maestra de embajadores de los peregrinos de confines tan lejanos.

María José Márquez atiende en el Punto de Información. “Lo que más preguntan es que qué damos. Otros años dábamos abanicos, gorras, ceniceros. Este año sólo damos información”. Que no es poco: el curioso conoce los pormenores de los tres caminos, o las coincidencias de fauna y paisaje entre este municipio y Les Saintes Maries de la Mer, en la Camarga.

Juan Márquez es catedrático de Historia en un instituto de Pino Montano. La fundación de la hermandad de Villamanrique es una de sus lecciones favoritas. Y la enjundia de este cruce de caminos. “Esta tradición empezó en el siglo XVII. La primera que desfiló fue Pilas y después Triana. Ya son más de sesenta. Aquí empieza el camino de verdad. Hasta ahora todo era carretera”. Es como pasar del Mopu a Doñana. Por delante, las emociones: Palacio o la Raya Real, así llamada porque unía los dos Palacios, el de tierra adentro llamado del Rey por Alfonso X y el situado junto a la iglesia donde pasó sus últimos días el conocido como rey de Brasil, Pedro de Orleans, tío del rey Juan Carlos.

Hace diez años, en septiembre de 1999, el paso de hermandades por Villamanrique fue declarado fiesta de interés turístico nacional de Andalucía. Las mismas fechas en las que Manuel Chaves inauguró el nuevo Ayuntamiento. A su lado, la iglesia y el único rascacielos del municipio, la espléndida torre a cuyo campanario se ha subido José Manuel. El resto del año es jornalero, pero lo ha contratado la hermandad para que coordine los toques de las campanas con las presentaciones de las diferentes hermandades.

Muy temprano, una alegre embajada rociera toma posesión de parte de las gradas de la iglesia. “Venimos desde hace cuarenta años”. Manuel Nieto fue el primero en avistar esta especie de merendero. Primero hacía el camino con Gines, después con Dos Hermanas, hasta que se fundó la hermandad de Los Palacios de la que este hombre fue hermano mayor sus primeros cinco años. Se le da bien repartir el condumio en un espacio pequeñísimo. El que tuvo, retuvo: Nieto fue propietario del restaurante El desembarco, en Los Palacios, un nombre muy propicio para reflejar esta llegada continua de comitivas rocieras.

Unas se acercan con rezos, otras con una gozosa antesala femenina que precede al simpecado bailando sevillanas. Aznalcázar, con su alcaldesa Loli Escalona, conmemora las bodas de oro de su fundación como hermandad. La apoteosis se llama Coria del Río. Es la Triana de los pueblos. La caballería se apodera de toda la plaza. Caras de asombro: ya está aquí Coria. Ribereña, marinera. El desembarco auténtico.

Es maravilloso el contraste. En la plaza, asamblea plenaria de fervores, de sevillanas. En una de las calles adyacentes, una docena mal contada de peregrinos se forman para hacer su entrada. En Álava, la capital rociera no es Vitoria, sino Villamanrique de la Condesa. Son pocos, pero su presencia no pasa desapercibida. Les aplauden como a esos maratonianos que llegan descolgados a la meta. Son un reflejo de otra peregrinación más dolorosa: la de la emigración. La Asociación Rociera de Vitoria, que luce un simpecado diseñado por la bordadora manriqueña con taller en Sevilla Rosario Solís, es un fiel retrato de las Españas.

La hermana mayor, Antonia Castillo, es granadina de Alhama de Granada. Su marido se colocó en Michelín. Su familia creció en Vitoria “pero cada vez somos más andaluces, el Rocío ayuda mucho”. Juan García Nieto es presidente de la asociación: salmantino de Mancera de Abajo, ya está jubilado. Tienen un coro rociero con dos guitarristas. Uno de ellos hace su octavo camino. Se llama Francisco Díaz, asturiano de La Felguera, y es almacenero en paro. Lleva en el repertorio sevillanas, rumbas y algún pasodoble. Empiezan a salir rocieras autóctonas, como Irune Ropero, que espera a que Coria coja la Raya Real para entrar en la plaza. El fin de semana recibirán refuerzos de Miranda de Ebro.

Vivas a la Blanca Paloma en un pueblo que organiza concursos de palomas mensajeras con un importante núcleo de colombófilos. Un ingeniero sevillano que en tiempos organizaba las 24 horas de cine hace de pigmalión rociero de tres compañeros de Schneider Electric que vienen de Bilbao. Toribio Martín es de las Arenas (de Guecho) y se adentra en estas arenas marismeñas. Julián Ahedo es de Karrantza, el término más extenso de la provincia vizcaína. Les acompaña José María, riojano de Elciego. “Hemos estado con Coria, hemos visto cruzar a Las Cabezas de San Juan y hemos probado los jureles”, dice Toribio.

Los lugareños se conocen los ritos, han cogido los mejores sitios en los bares del entorno y algunas señoras se acomodan en la iglesia reconvertida en albergue. La plaza se llena y se vacía sucesivamente. El palacio donde tan buenos ratos pasó la Familia Real permanece cerrado a cal y canto. La Asociación Rociera de Brasil entró con La Puebla del Río, no de Janeiro. Algo tendría que ver don Pedro. Un grupo de turistas francesas van a por información. Están como en casa. Villamanrique es de la Condesa por la Condesa de París. “Lo que más preguntan los franceses”, dice María José Márquez en el Punto de Información, “es si en El Rocío entran en el mismo orden”. Les debe parecer muy napoleónico este rigor de credenciales con vítores de un catedrático de Historia.

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