Terriotprios Solidarios de bbva ayuda a la asociación encuentros en la calle

Pobreza y superación con rostro de mujer

  • Existen lugares donde la marginalidad es un dardo envenenado dirigido a la mujer; barrios que son caldo de cultivo del maltrato físico y emocional de la población femenina. Ellas son el objetivo del programa apadrinado por Manuel Torres, empleado de BBVA

Su nombre es lo que menos importa. Imaginemos que se llama María. Tiene 29 años y vive en un piso de 45 metros cuadrados con sus cinco hijos. Nunca ha trabajado. Dejó tan pronto los estudios que duda de que los llegara a iniciar y, aunque tuviera alguna formación, la atención que le dedica a su prole le absorbe casi todo el tiempo disponible. La marginalidad social y de género y la penuria económica han lastrado su autoestima.

Por habitar su vivienda paga algo más de un euro al mes, algo inaudito en cualquier lugar menos en las zonasmás deprimidas de los barrios más excluidos de la ciudad. Su casa –antigua propiedad de la Obra Social Cordobesa de Huertos Familiares que pasó en 2012 a ser propiedad de sus habitantes por un precio simbólico– es una de las 520 viviendas de la calle Torremolinos, en el sector sur de Córdoba. En ella viven unas 3.000 personas en una situación que queda muy lejos de ser la idónea, pero los vecinos más afectados por la situación de exclusión son los que ocupan el tramo alto de la calle.

Paro, fracaso escolar, analfabetismo y drogadicción pululan por allí como un vecino más. Es una situación que, al margen de las actuaciones sociales que lleva a cabo el Ayuntamiento, llama la atención de entidades altruistas, comoEncuentro en la calle, que desde hace quince años mantiene un compromiso con la población más desfavorecida de Córdoba. Sus zonas de actuación son la mencionada calle Torremolinos, el barrio Guadalquir y el barrio de Las Palmeras.

Este es el escenario del programa de Orientación, asesoramiento y apoyo psicológico amujeres en zonas con necesidades de transformación social, premiado por el concurso Territorios Solidarios de BBVA, y que tiene a mujeres como María –de entre 20 y 45 años, solas y con cargas familiares– como principales beneficiarias. Manuel Torres conoce bien el proyecto. Este cordobés de 44 años, asesor financiero de la oficina de BBVA en la calle Antonio Maura de Córdoba, apadrinó la iniciativa de Encuentros en la calle, que recibió 10.000 euros de ayuda de la entidad gracias a Territorios.

Torres cuenta que “Encuentros en la calle llevamuchos trabajando en zonas de nuestra ciudad donde hay muchos problemas de marginación social y lo hacen por verdadera vocación.Unas 700 personas se benefician de una labor admirable”.

El objetivo principal de este programa es mejorar la calidad de vida de la población femenina porque “el rostro de la pobreza y la exclusión social tiene rostro de mujer. Ellas son el motor transformador de su entorno”, aseguran desde la asociación. Los recursos humanos y técnicos lo componen principalmente educadoras de calle y de familia, así como una psicóloga. Sus funciones están relacionadas con el refuerzo y apoyo de la labor  educativa y de empoderamiento de las mujeres, “para lo cual es muy importante la capacidad de escucha, el ponerse en el lugar de ellas, para luego intentar buscar soluciones conjuntas y lo más realistas posibles”, explican. 

Los problemas y las dificultades emocionales y los casos de violencia y de desigualdad de género son prioritarios para Encuentros en la calle. “La falta de formación, la desestructuración personal y social que existe en los contextos en los que trabajamos hacen que la mujer sea más vulnerable, con menos herramientas para salir de la situación de violencia”, explican desde la asociación. Contra ello, realizan un seguimiento, advierten a la Administración, guían de las afectadas hasta los Servicios Sociales del Ayuntamiento y de los centros de  acogida y las acompañan en los procesos judiciales. 

En otros casos, como los de deterioro emocional, las mujeres asisten a talleres para el refuerzo de la autoestima y la planificación familiar, salud y cuidados personales y el fomento de las relaciones sociales. Estas acciones no caen en saco roto. “Los talleres han demostrado que generan en las personas comportamientos que aseguran la dinámica del tejido social de la zona en la que viven, tanto a nivel interpersonal, mejorando su concepto y autoestima, como a nivel participativo en su entorno”, asegura Manuel Torres. 

Un ejemplo está en Carmen. “Con su esfuerzo, trabajo y el apoyo de las educadoras ha sacado a su familia adelante y ha estudiado hasta Secundaria en la escuela de adultos. Hoy en día, es una persona referente en el barrio y ayuda a sus vecinos en todo lo que puede: gestiones a través de internet, información de recursos… Actualmente trabaja en la empresa de inserción Suplá”, cuentan en la asociación. Ella es una de las mujeres que le ha puesto nombre y rostro a la superación.

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