Entrevistas

"España es un país de poetas, pero no de buenos lectores de poesía"

-Acaba de publicar su obra poética completa. ¿Cómo la definiría?

-Cambiante. En este libro, La musa furtiva, que ha publicado la Fundación José Manuel Lara en su colección Vandalia, se incluyen 45 años de actividad poética, desde 1967. Es una poesía cambiante, aunque con algunas constantes.

-¿Cuáles son sus constantes poéticas?

-Es una poesía del yo, que introduce a muchos y los iguala; los trata con igual piedad y maldad que al yo. Y luego está la ironía, el arma del humor.

-No suele abundar en la poesía contemporánea…

-A veces la poesía se asocia con la gravedad. Pero hay autores, como Nicanor Parra, que ganó el Premio Cervantes, cuya poesía puede ser cortante, sarcástica. Incluso en el grupo andaluz de Cántico, tras el barroco que les caracteriza, hay una mirada ácida y cómica. No olvidemos que Shakespeare fue un gran cómico, incluso en algunos momentos de Hamlet. Sin que yo pretenda compararme con Shakespeare.

-¿Le ha beneficiado que lo incluyeran en la antología de los nueve novísimos?

-Me ha dado un rasgo de identidad. No hice uso de la leyenda. Tenga en cuenta que al principio incluso fuimos atacados por frívolos y antisociales, cuando éramos de izquierda y contrarios a la dictadura.

-Pero no era una poesía social de izquierda…

-No creíamos que el papel de un poeta comprometido fuera siempre la denuncia. Se puede escribir también sobre otras cosas.

-¿Eran un grupo poético o sólo una antología?

-Había una identidad de intenciones. Por mi edad, yo podía estar más cercano a Pere Gimferrer, Félix de Azúa o Leopoldo María Panero, que estaban incluidos. Pero no eran sólo los nueve novísimos.

-¿Era una generación?

-Hoy se considera también en esa línea a Luis Alberto de Cuenca o Antonio Colinas, que no estaban en la antología. Los novísimos buscaban modelos poéticos fuera de España, pero también admiraban a la Generación del 27 y rescataron a Cántico. El primer libro serio sobre ellos lo escribe Guillermo Carnero.

-En octubre de 2012 se reunieron en Córdoba.

-Con el tiempo nos peleamos, como suele pasar entre los escritores, pero la edad nos ha vuelto a unir. Estuve en Córdoba, junto a Gimferrer, Carnero, Martínez Sarrión… Del grupo de los nueve estamos todos, menos Vázquez Montalbán, que falleció.

-Cómo ve la poesía española actual?

-Muy bien. España es un país de grandes poetas. Y Andalucía es un semillero de poetas, desde el barroco a nuestros días. España es un país de poetas, pero no de buenos lectores de poesía. En Portugal, por ejemplo, hay mejores lectores.

-¿Es poeta ante todo?

-He publicado más narrativa, pero empecé escribiendo poesía. Lo primero fueron unos versos muy beatos y muy católicos. Hasta los 15 años, yo fui muy beato y luego perdí la fe, súbitamente. También depende de cómo me vean.

-¿Por qué lo dice?

-Una vez el crítico Rafael Conte se refirió a mi generación, no a los novísimos, porque incluyó a Javier Marías. Dijo que Azúa era el más filosófico, Marías el más novelista y Molina Foix el más poeta.

-Usted toca todos los géneros literarios. Y el cine.

-No es un mérito especial mío. A quien más he admirado es a Vicente Aleixandre y era sólo poeta. Yo soy un escritor que ha publicado poesía, narrativa, teatro; y la rareza es que he dirigido dos películas. Tampoco soy el único. Por ejemplo, lo hizo Marguerite Duras. Y en España están Gonzalo Suárez o Ray Lóriga, entre otros.

-¿No es un cineasta?

-Como cineasta no me reconozco. Soy un escritor que hizo dos películas. Para ser como Hitchcock hay que trabajar en el cine un poco más.

-Como escritor sí que es polifacético.

-He escrito 10 obras narrativas, es lo que más he publicado, más que la poesía. Después de acabar la última película, hice una Electra para el Festival de Teatro de Mérida, con Ana Belén, dirigida por José Carlos Plaza. Y ahora he terminado el libreto de mi novela más elogiada, El abrecartas, adaptado para una ópera de Luis de Pablos.

-También escribe cuentos. ¿Se les presta poca atención en España?

-Después de mi última novela, he escrito dos libros de relatos y he notado eso. Para mí, están entre lo mejor que he escrito nunca y, sin embargo, han tenido menos reconocimiento. En España no están tan considerados como en el mundo anglosajón.

-¿Cuál es su mejor libro?

-Aunque el más conocido y el más elogiado es la novela El abrecartas, yo voy a proponer mi último libro de relatos, El hombre que vendió su propia cama. Ahí me encontrarán los que busquen aquello con lo que más me identifico. Pero espero escribir obras mejores.

-¿Y su mejor película?

-Me gusta más la segunda, El dios de madera, porque estaba más preparado.

-Entró en la polémica del canon digital. ¿Por qué?

-Hay mucha falsedad cuando se habla de una cultura libre. Debe ser libre para hacerla y disfrutarla. Pero el artista tiene el derecho de exigir que sea pagado por su trabajo de creación. Y la piratería, las copias libres, son un mundo de delito contra el trabajo de alguien. En otros países se ha resuelto mejor.

-¿Cuál será su próxima obra literaria?

-Una novela. Llevo unas 80 páginas, pero todavía no tiene un título, y eso es una cosa rara, porque siempre lo pongo antes de empezar.

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