Jason D. Williams. Jefe de Investigación de Microsoft.

"Hablar con un ordenador será lo normal"

  • Expresa que las máquinas pueden imitar el comportamiento humano, pero "no hay nada que se pueda llamar emoción".

"Hablar con un ordenador será lo normal"

"Hablar con un ordenador será lo normal"

-Sus investigaciones se basan en los sistemas de diálogos. ¿Qué es eso exactamente?

-Son sistemas que te permiten hacer diferentes cosas con un ordenador utilizando sólo el lenguaje oral. Esto permite al ser humano interactuar con los ordenadores de otra manera.

-¿Cómo influye esta tecnología en la vida cotidiana de las personas?

-Para los dispositivos móviles, los sistemas de diálogos son muy útiles. Siempre los llevamos encima y, dada su limitada pantalla, es más fácil y rápido interactuar con ellos oralmente. Otro ejemplo es Cortana, el asistente personal de Microsoft.

-¿En qué está trabajando ahora?

-En nuevos sistemas automáticos para que las personas puedan comunicarse con otras con mayor facilidad a través de los mensajes. El futuro está en la mensajería instantánea.

-La inteligencia artificial no es algo nuevo, nació hace décadas. ¿Por qué las empresas se centran ahora en su desarrollo?

-Creo que hay tres razones principalmente. La primera es la gran disponibilidad y el acceso a la información. En internet hay billones de datos y eso te permite aprender a una escala mucho mayor que en el pasado. La segunda razón es el desarrollo de nuevos algoritmos, redes neuronales. Esto es lo que se conoce como deep learning. Y, en tercer lugar, los ordenadores son mucho más potente que antes.

-¿De qué manera está presente la inteligencia artificial en la vida cotidiana?

-Detrás de los buscadores webs, por ejemplo, hay algoritmos que deciden en qué orden mostrar los resultados. Es inteligente, no es aleatorio. El reconocimiento de voz de los móviles es otra forma de inteligencia artificial. O cuando escribes un email, a veces, el sistema te sugiere palabras.

-¿Cree que esta tecnología puede llegar a suponer un peligro para la sociedad?

-Me parece poco probable. Estamos usando los ordenadores como herramientas para la toma de decisiones. No creo que las máquinas lleguen a tomar el control. Pero en áreas que no son puramente comunicativa, como la seguridad, hay que tener cuidado. Por ejemplo, hay que testar muy bien los coches sin conductores y comprobar que los algoritmos que los manejan son seguros.

-Se lo pregunto porque Stephen Hawking o Bill Gates advierten de que la inteligencia artificial es una amenaza.

-Creo que es buena idea preguntarse hacia dónde vamos y qué puede pasar en el futuro. Es cierto que es una tecnología muy potente que aún no hemos desarrollado por completo. Debemos ser cuidadosos en nuestro trabajo, pero está claro que la inteligencia artificial puede tener un impacto muy positivo en campos como la asistencia a personas con discapacidad, por ejemplo. Uno de mis proyectos favoritos es Seeing AI, de Microsoft.

-¿En qué consiste?

-Es un proyecto de investigación que ayuda a las personas con discapacidad visual a percibir mejor el mundo que les rodea. La computadora es capaz de ver y describir en un lenguaje natural el entorno de una persona, leer textos, responder preguntas e incluso identificar las emociones en las caras de otras personas. Se puede utilizar como una aplicación del móvil o mediante gafas inteligentes.

-¿Podrán las máquinas en el futuro experimentar sentimientos?

-Los algoritmos que desarrollo son básicamente estadísticos. Pueden imitar el comportamiento humano, pero no hay nada que se pueda llamar emoción. Sí es cierto que las máquinas pueden detectar emociones o ser programadas para transmitir un mensaje en el que parezca cansado, contento o triste. En el reconocimiento de voz, por ejemplo, se trabaja con las emociones. Pero una cosa es que la máquina descifre ese sentimiento y sepa qué significa y otra que pueda desarrollar sus propios sentimientos.

-¿Cree que la sociedad es consciente de los peligros del big data?

-Es bueno que las personas sean conscientes de los problemas que suscita que alguien pueda acceder a nuestra información personal, dónde está y cómo se está usando. En mi trabajo, normalmente, sólo trabajo con algoritmos, no con datos privados. Una cosa que nos tomamos muy en serio en Microsoft es la privacidad y la seguridad de los datos.

-Con esos datos, una empresa podría discriminar a sus trabajadores o clientes por su raza, religión o si padece una enfermedad. ¿Dónde está el límite?

-Estoy dudando la respuesta. Esto es más una pregunta política y yo soy un investigador científico.

-¿Cómo se imagina el mundo dentro de 30 años?

-No tengo ni idea de cómo será el mundo pero, en mi campo, espero que las personas puedan interactuar con las máquinas sin ningún problema a través de la voz o de la mensajería automática. Hace poco mis hijos estaban en casa de mis padres y vieron algo en la pared que tenía un cable colgando. Preguntaron qué era eso y mi padre les dijo: "Es un teléfono". Eso me sorprendió. Creo que, en el futuro, para mis hijos, hablar con un ordenador será lo normal.

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