Jorge Garbajosa | Presidente de la FEB

"Chapeau por Pau"

Jorge Garbajosa.

Jorge Garbajosa. / Albert Nevado / FEB

Jorge Garbajosa (Torrejón de Ardoz, 1977) presume de un carrerón como jugador: Baskonia, Benetton, Unicaja (dos veces), Raptors, Khimki y Real Madrid. Presidente de la FEB desde 2016, este grandullón de 2,07 tiene 167 internacionalidades y ganó el oro mundialista en 2006, la plata olímpica en Pekín y cuatro medallas en Europeos. Ha corrido maratones por "cabezón". Le dijeron en Toronto que no jugaría más tras lesionarse; no sólo siguió en activo, sino que se hizo runner, aunque afirma que "del deporte también se sale".

–Nadie es profeta en su tierra, pero el pabellón de Torrejón de Ardoz lleva su nombre. ¡Es más famoso en su pueblo que la base americana!

–En tiempos la base era el centro de todo. Hoy quedan unos edificios antiguos y poco más. Me tratan muy bien y me hace mucha ilusión y a mi madre ni le cuento.

–Llegó a Vitoria con 15 añitos. Entre la juventud y la situación del País Vasco en el 93 iría hecho un flan, ¿no?

–Sí, pero el primer día que llegué se me borró de golpe. Tuve unos años estupendos. Es verdad que con una edad tan tierna y sin tanta información como ahora, pues tenía un concepto totalmente equivocado, como muy belicoso; pensaba que la gente iba por la calle con pasamontañas y de primeras me di cuenta de que no. Es una ciudad estupenda.

–Una curiosidad. ¿Lucía ya barba cerrada con 15 primaveras?

–Empecé poco después. Ahora tengo 43 y creo que llevo barba desde los 18 o 19. Es por flojera total, no porque me quede bien o mal. Detesto afeitarme y me suelo rapar la barba una vez al mes. Pura vaguería.

–Quien le puso el mote de Multiusos ni se imaginaba que terminaría presidiendo la Federación Española.

–Ni él, que en paz descanse el gran Andrés Montes, ni yo. No estaba en mis planes. Como tampoco estaba ir a Vitoria, acabar en Rusia, jugar en la NBA ni de coña... Son trenes que pasan y te vas subiendo.–

Salvando las distancias con Kukoc, usted fue un adelantado en la Benetton, por donde antes pasó él, en un cuatro tirador. ¿Lo reeducó Mike D'Antoni?

–Con Kukoc me quito el sombrero. Era uno de mis ídolos, un jugador total; la historia no le está reconociendo su grandeza. Por otro lado, yo sobreviví. No era mi estilo, llegué para jugar de pívot, pero estaban el mito Denis Marconato y un americano potente. Me dijeron que si me veía de cuatro para abrirme y tirar de fuera. Es una cuestión de supervivencia y de querer jugar. Tampoco estaba en mis planes, había que reinventarse.

–Era un jugador, digamos, trasnochador. En Treviso se tiraría de los pelos, ¿no?

–A ver, lo de trasnochador es un absoluto mito. Por supuesto que me daba mis paseos con 20 o 25 años, sólo faltaría. Treviso es muy divertida a todos los niveles. Suena a tópico, pero tiene una restauración espectacular y su gente no es normal, tan amable y hospitalaria... Y de noche había para darse una vuelta, sí.

–¿Disfrutó del estilo de vida andaluz en su doble etapa en Málaga?

–Tanto es así que quiero acabar viviendo en Málaga, mi mujer es de allí y tengo casa. Y, como dice mi madre, en el sur se vive dos veces.

–Su nombre fue una pesadilla para los comentaristas de televisión estadounidenses.

–Hace unos días tuvimos una presentación y la pobre Mar Rovira las pasó canutas para decir mi apellido.

–¡Qué me va a contar siendo De la Huerga...!

–Sí, ya me han dicho que le va al pelo el apellido...

"Es un orgullo que dos cracks de la NBA como Doncic y Porzingis tengan de referencias Madrid y Sevilla"

–Jugó dos años en Toronto, cuando llegar a la primera ronda de playoffs era una hazaña. ¿Qué hubiera dado por el anillo que ganaron en 2019?

–Ufff, mucho. Le tengo mucho cariño a Toronto y mucha de la gente que hace club, fisios, utilleros, médicos, sigue allí. Ese marzo estuve por allí una semana viendo a Scariolo, a Marc Gasol y a Ibaka; y entre el cariño que les tengo, la visita que hice, tres españoles allí y que fui algo egoísta, hice el título un poquito mío. Aunque no tengo ningún motivo, me sentí que era parte de aquello, no sé por qué. Me hizo mucha ilusión.

–Muchos alardean de atléticos y dementes y terminan en el Real Madrid...

–Sonará a bienqueda, pero es la realidad. Soy del Atlético, no lo he escondido nunca, fue un momento histórico hacer el saque de honor en el Calderón, tengo diez camisetas y mi hija tenía la equipación antes de nacer. Pero es que el Real Madrid es una pedazo de institución deportiva. Y para mí jugar allí es un orgullo. Eso no significa que no sea del Atleti; perderé otras muchas cosas antes que dejar de serlo.

–Pau Gasol vuelve a la ACB más o menos con su edad. ¿Le da envidia o cree que se ha vuelto loco?

–No me da ninguna envidia, porque hacer una pretemporada es un horror, pero sí mucha admiración que a esa edad y tras esa lesión siga con ganas de esforzarse cada mañana, de fisios, de invertir tiempo, recursos y salud. Chapeau por Pau.

–¿Fueron más decisivas las charlas tácticas de Pepu para ganar el Mundial 2006 o las salidas a los bares de El Puerto de Santa María en la preparación?

–Sin duda... las charlas de Pepu. Pero todo suma.

–Las chicas llevan 13 medallas en el siglo XXI entre Juegos, Mundiales y Europeos. Laia Palau (41 años) se colgó 12. ¿Le ha pedido ya que no se retire nunca?

–Hace unos días. Hablamos mucho porque aparte de una deportista histórica, es una persona alucinante. Le pregunto: "Laia, ¿tú qué, hasta cuándo?". Si no ves su DNI y sí cómo juega, vive y se cuida, piensas que jugará hasta que quiera.

–Ha trabajado con Scariolo en el Baskonia, Unicaja, Khimki y selección, pero dicen las malas lenguas que negociando es duro de pelar. ¿La confianza da asco?

–No, la confianza ayuda. Sergio ha visto mi evolución como persona, deportista y directivo, y yo la suya como entrenador. Evolucionar juntos es muy divertido; tengo mucha admiración por él. Todos somos duros negociando. Pero fíjese que desde el 98, cuando nos cruzamos por primera vez, siempre llegamos a buen puerto.

–¿Nos faltó darles más Mahou a Doncic y más Cruzcampo a Porzingis para nacionalizarlos españoles?

–No sé si es cuestión de cerveza, pero es un orgullo que dos cracks de la NBA y unos chicos fantásticos siempre tengan de referencias Madrid y Sevilla. Con Doncic piensas en Eslovenia pero también en Madrid y a Porzingis lo escuchas y parece de Triana.

–Fue padre por primera vez hace un año. ¿No se le había pasado ya el arroz?

–Eso pensaba, pero necesitaba vivir la experiencia y mi mujer también. Me ha pillado mayor, sí, pero nadie entiende la sensación de ser padre hasta que no lo es. Es la mejor experiencia del mundo... y la más cansada.

–Aspira a hacer un cameo en La que se avecina. Anda que anhelaba salir en The Wire o Los Soprano.

La que se avecina está en mi casa como banda sonora. Puedo recitar capítulos enteros. Es una serie que me hace reír. Suena muy friki pero me encantaría salir, son parte de mi casa.

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