José María Olazábal | Golfista

"Los restaurantes de Londres enmudecían cuando entraba Seve"

  • Leyenda del deporte español, el jugador vasco hace un recorrido de su excelsa trayectoria sin olvidar en sus recuerdos a su mentor: Ballesteros

Olazábal lee la caída de un 'green' antes de golpear la bola en el último Andalucía Masters.

Olazábal lee la caída de un 'green' antes de golpear la bola en el último Andalucía Masters. / Club de Golf Valderrama

Silencio. Habla José María Olazábal (Fuenterrabía, Guipúzcoa, 1966), el segundo golfista español por palmarés tras Severiano Ballesteros, una eminencia que en el ocaso de su carrera se divierte aún con la bolita y dando clases magistrales a los más jóvenes del Circuito Europeo. El vasco sacó un hueco en Valderrama para hablar de su obra y milagros, como el de Medinah en la Ryder Cup.

–Despeje una gran duda. ¿Su apellido lleva tilde?

–Sí, claro, en la za.

–¿Y Chema o Txema?

–Eso me da absolutamente igual.

–¿Es guipuzcoano de Fuenterrabía o de Hondarribia?

–En los carteles cuando crecí ponía Fuenterrabía. Pero me da igual. De alguna manera no creo en las fronteras.

–Su madre, embarazada de usted, puso el día antes de dar a luz las banderas de los primeros nueve hoyos de un campo en su pueblo...

–El campo de Lasarte era el único cerca en la época, pero tenía nueve hoyos. Querían ampliarlo a 18 pero no había espacio. Encontraron una finca de un marqués en Fuenterrabía. Mis padres trabajaban el campo y el marqués vendió los terrenos con una condición: que todas las familias tuviesen empleo y no perdiesen la casa. Mi madre puso las banderas de los primeros nueve hoyos y al día siguiente nací yo.

–¿Estaba predestinado?

–Ni idea, pero si no llega a estar el campo de golf allí, no soy jugador.

–Es fascinante el mimo con el que dobla usted los jerseys durante las vueltas.

–No sé si es por ser del plan antiguo o por viajar mucho, hay que apurar la ropa en la maleta y tienes que cuidarla y no llevarla arrugada.

–¿Cómo se levanta cada mañana de coco y de estado físico?

–Los años se notan, tengo artritis y hay días que te levantas y te ves más rígido. Mentalmente estoy con mucha ilusión, con ganas de entrenar; la mentalidad cambia con los años e intento disfrutar un poquito más de la vida. Durante muchos años ha sido trabajo, concentración y determinación para intentar ser el mejor jugador.

–La cruz de las lesiones. En los 90 estuvo dos años sin salir de casa por una dolencia en los pies que incluso hacía que fuera al baño de rodillas y la espalda le ha dado muchísima guerra.

–Ha sido duro. La primera vez fue en los 90. En el 95 dejé de jugar a mitad de temporada porque el dolor era tremendo y en el 96 me perdí el año entero. He tenido mis episodios duros. Ése fue el primero y más adelante me atacó la artritis y estuve tres años totalmente parado con serios problemas.

"Antes o después llegarán los grandes para Rahm; tiene claras opciones de sobrepasarme"

–Que lo llamen “el caballero del golf” será un verdadero honor.

–He procurado ser siempre el mismo y respetar no sólo este deporte sino a cada jugador independientemente de su estatus. Y ayudar a quien me lo ha pedido.

–¿Un golfista nace con el don de los hierros?

–Nadie nace con un don. Tendrás más habilidades o aptitudes, pero sin trabajo, puedes ser un genio que no llegarás a lo más alto.

–Treinta títulos, dos Masters (1994 y 1999), siete participaciones en la Ryder como jugador y capitán victorioso en 2012, miembro del Salón de la Fama desde 2009 y Príncipe de Asturias en 2013. Quien pueda que empate.

–Por suerte hemos tenido grandes golfistas en este país. Indiscutiblemente, Seve siempre ha sido el número uno, tiene un currículum extraordinario, pero hemos sido afortunados al disfrutar de generaciones muy buenas. Ahí están Sergio García y Jon Rahm: el primero ya ha ganado un major y el segundo lo hará. No me quejo de mi carrera y espero que las generaciones venideras la mejoren.

Olazábal sale de un 'búnker' en la jornada previa al Andalucía Masters. Olazábal sale de un 'búnker' en la jornada previa al Andalucía Masters.

Olazábal sale de un 'búnker' en la jornada previa al Andalucía Masters. / Club de Golf Valderrama

–Ballesteros y usted son aún la pareja más exitosa de la Ryder Cup con 11 triunfos, dos empates y dos derrotas: 12 puntos.

–Eso es así, sí. No nos fue nada mal.

–Si Seve hubiera sido británico, ¿tendría estatuas y calles en la mitad de las islas?

–Seguro, Seve fue muy, muy, muy querido y respetado en las Islas Británicas. Compartí muchos momentos especiales con él allí. Vi cómo enmudecen restaurantes a rebosar del centro de Londres al entrar él, impresionante, y muchas anécdotas similares.

–¿Volverá a vivir España otra cita como la histórica de Valderrama en el 97?

–Ojalá. España y en especial Valderrama merecen un señor evento.

"Me emocioné al ver a la selección de fútbol ganar el Mundial o a Nadal vencer en París tras tanto contratiempo”

–¿De verdad tenía fe en la remontada en Medinah en 2012?

–Era consciente de la dificultad, pero tenía fe en los jugadores por lo visto el viernes y el sábado, aunque fuéramos cuatro abajo, porque no hubo mucha diferencia en el juego. De tee a green jugamos igual de bien, pero los dos primeros días ellos metieron todo y nosotros nada. Eso cambió el domingo. Nunca perdí la esperanza.

–Tiene narices que Europa presuma de Europa en la Ryder.

–Eso me enorgullece como golfista. Creo que es el único deporte en el que representamos a Europa. Durante muchos años tuvimos la bandera de cada país en la inauguración, pero en las últimas ediciones es la europea. Estamos todos unidos como una piña.

–Con un par de chaquetas verdes, ¿pincha a Sergio García por ganar una más?

–Pinchar no. Estoy encantado de compartir taquilla con él y de que ganara el Masters, es un jugador extraordinario. Ha tardado, pero ya lo ha conseguido y fenomenal.

–¿Para triunfar en el 94 y en el 99 era necesario el sinsabor del 91 con Ian Woosnam?

–Mis allegados estaban tristes pero yo vi quedar segundo desde otro prisma: fue la primera vez que tuve la oportunidad de ganar un grande y eso me hizo creer en mis posibilidades. Me dio confianza.

–¿Valora más la tiranía de Tiger en la primera década de este siglo o su resurrección?

–Ambas, pero habiendo experimentado yo la limitación física le doy un poco más al regreso: de estar prácticamente inválido a pelear con los mejores y volver a ganar.

–Montgomerie, Donald o Westwood fueron o son primeros espadas sin majors. ¿Eres menos en el golf sin grandes?

–Por desgracia sí. Hay que quitarse el sombrero ante ellos, números uno del mundo, ganadores de infinidad de torneos, de órdenes de mérito... Muchos firmarían sus carreras, pero al mirar la historia lo que define a los golfistas son los grandes. No sabes si Nicklaus o Watson ganaron 84 o 79 torneos, sino dieciocho u ocho majors. Los grandes definen nuestra carrera.

–Es de lágrima fácil. ¿Con el triunfo de quién se ha emocionado?

–Con el título de la selección de fútbol en el Mundial o con este triunfo de Rafa Nadal en París tras tantos contratiempos físicos. Con los que luchan contra las adversidades y vuelven a lo más alto.

–¿El vizcaíno Rahm hará sombra al guipuzcoano Olazábal?

–Espero que sí y estoy convencido de que antes o después llegarán los grandes. Tiene claras opciones de sobrepasarme.

–Juega con Miguel Ángel Jiménez en el Champions Tour, el circuito para veteranos. El malagueño va como un tiro.

–Es para quitarse el sombrero. Pasan los años y sigue jugando de una manera exquisita. Miguel es la excepción a la norma, cuando llegó al Circuito Europeo le costaba ganar, pero fue acercarse a los 40 y explotar: empezó a ganar, su actitud fue más positiva, creía mucho más en él... Es impresionante.

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