Una muñeca de Lola Flores vela sus sueños. Herencia de su abuela, la figura adorna la mesita de noche de María Peláe (Málaga, 1990) desde no sabe cuando. Inspirada por Rocío Jurado o Celia Cruz, la malagueña reconoce en la figura de la Faraona su propia esencia, aunque ella no lo supiera. Directa, divertida, con letras contundentes y con una buena dosis de picaresca, María Peláe acaba de lanzar su nuevo tema, La niña, una simbiosis entre la esencia flamenca, el sonido actual y la crítica social con sentido del humor. Con 12 años de carrera, la artista puede presumir de ser como su muñeca, todo un torbellino musical.

-María Peláe, la Lola Flores moderna. Así la ven pero, ¿cómo se ve usted?

-Para mí eso es como decía mi abuela, "enojar a Dios", porque es algo como muy grande. Pero es todo un honor que me comparen con alguien tan grande como ella. Me veo como una persona muy curranta y que lo que intenta es ser ella misma. Aunque ahora estoy añadiendo a la raíz de lo que he hecho siempre un sonido mucho más moderno para, como yo digo, facilitar las orejas.

"El humor es la mejor arma para decir lo que quieres decir sin que a nadie le siente mal"

-Crítica social y tintes lorquianos vs. autotune y trap. ¿Cómo de difícil se lo pone la industria musical?

-La ironía y los toques lorquianos es en cuanto a las letras. Muchas personas dentro del trap hacen crítica social a su manera. No creo que vaya ligado con el estilo musical porque hay gente que canta muy bien y utiliza autotune porque es la manera de producir hoy día, por ejemplo. En cuanto a mis letras, intento sacar el mayor andalucismo a la hora de expresar. Todo tiene un toque muy folclórico, de Almodóvar incluso. También hay canciones en las que uso una base de trap pero también les meto unas palmas flamencas, un bombo o una batería.

-¿Cuánto de actriz y cuánto de cantante hay en María Peláe, sin z?

-Me encanta que recalques el "sin z". Es como Martirio, que cuando se pone las gafas es Martirio y cuando se las quita es Maribel. Al principio usaba el humor o me ponía una fachada por pura vergüenza. Después se convirtió en parte del espectáculo. Martínez Ares me dijo que el show empieza en el momento en el que pisas el escenario y siempre lo he tenido muy presente. En mi caso, más que actriz es llevar al límite lo que soy, exagerarlo. Los conciertos los vivo como una revelación de como realmente iría por la calle.

-La niña, la niña, la niña... ¿Quién es la niña?

-La niña son muchas niñas que veo. Amigas, yo misma de pequeña... A la hora de hacer la letra me acordaba de cosas que hacía de pequeña o conversaciones que tenía con mis amigas. De esas conversaciones nace La niña. De hecho, eso es lo que me gusta mostrar en las letras, que son cosas de las que todo el mundo habla, cotidianas y del día a día. Pero hay que tener mucho cuidado con cómo las dices para que no se malinterpreten. En La niña se intentan normalizar muchos mensajes, incluso en el mismo videoclip. Pero dejándolo todo como en el aire y con una guasa muy cuidada para que no haya nadie que se pueda ofender. Está todo dentro de la broma y la ironía porque creo que el humor es el mejor arma para decir lo que quieres decir sin que se enfaden.

-¿Es el humor la mejor herramienta para luchar contra los estereotipos?

-Es la mejor forma para canalizar todo eso y que nadie se sienta mal. La mejor forma en la que a la gente le puede calar las realidades es a través del humor. Si tú lo dices de manera seria o como abanderado te van a caer palos por todos lados. Si lo haces de coña, con humor y con amor, se entienden bien los mensajes. A la vista está. Con La niña me arriesgué a que no se entendiera bien y la verdad es que lo que estoy recibiendo es todo lo contrario. La gente, con esa misma broma, está normalizando una situación.

-¿Cree que la homosexualidad femenina está estigmatizada?

-Dentro de todos los ámbitos las mujeres tienen que dar dos codazos más para llegar al mismo sitio, en cuestión de homosexualidad pasa lo mismo. La oratoria que hay de fondo es la que vivimos en todos los ámbitos porque estamos en un sistema patriarcal. Por eso creo que es bueno señalar y normalizar las cosas. Desde el cariño y hablándolo todo en un idioma que todos entendamos se pueden normalizar cosas que ya deberían ser normales.

-Hace unos días una revista hablaba sobre la amistad de dos famosas. ¿Ellas son amigas y ellos son novios?

-Esa manera de expresarlo es una muestra de la sociedad. Una cosa se da por hecho e incluso esa persona no es ni homosexual y resulta que de verdad son amigas. Pero es verdad que hay como mucho más pudor a la hora de decirlo de una mujer que de un hombre.

-Primer premio del Certamen de Cantautores de Melilla, ¿es tan romántica la visión del cantautor ?

-Cada cantautor es un mundo. Esa visión del cantautor serio y con guitarra está bien, pero para otros cantautor puede ser hasta Daddy Yankee porque ha hecho las canciones. En aquella época de certámenes aprendí muchísimo de otros compañeros. Todo eso me ayudó a mimar mucho más las letras. Es una manera distinta de hacer las canciones y ahora me he visto en una transición en la que he notado mucho la diferencia del cantautor puro al tipo de música que se hace en otros sectores.

-¿Qué radiografía hace de la presencia femenina en el universo de la canción de autor?

-La misma radiografía que podría hacerse en cualquier otro trabajo. La realidad es que tienes que andar diez pasos más para que se te vea y llegar al mismo punto. No por estar en el mundo del arte hay diferencia con respecto a otros trabajos. Dentro de todos los trabajos tienes que aguantar determinadas cosas, ver cómo no se respeta tu tiempo a la hora de hablar y sí los silencios de otros. Todo eso ocurre de igual forma en el terreno musical. Que se ha avanzado mucho, sí; que ese avance ha sido gracias a que se ha ido señalando y a que entre las mismas compañeras cada vez nos apoyamos más, también. Hay compañeras que han pagado un alto precio para llegar a determinadas situaciones y no se olvidan de todo lo que han tenido que vivir y cuando viene otra compañera por el camino les tienden la mano.