El Mirandés sigue disfrutando de su sueño copero pese a caer (1-2) en la ida de la semifinal ante el Athletic de Bilbao. El modesto conjunto burgalés, un Segunda B que ha eliminado a tres equipos de Primera en su camino, cedió ante los vascos dejando la vuelta de San Mamés en una misión imposible, pero nadie podrá quitarle su enorme mérito. Así se lo agradecieron los 8.000 espectadores que llenaron Anduva, un estadio que desde esta temporada pasará a la historia del fútbol español como sinónimo de la resistencia de los modestos ante los grandes. La épica historia del Mirandés, a la que todavía le queda un capítulo por escribir, devuelve el fútbol a los tiempos en los que era un deporte de clases humildes, de estadios incómodos, de equipos de pueblo que plantaban cara a los clásicos. Es también parte de la grandeza de la Copa, un dulce que el Córdoba también degustó esta temporada.