Toño Acuña. Empresario y escritor
"Yo concibo la escritura como una diversión"
Paloma Llaneza | Abogada experta en identidad digital
Paloma Llaneza es abogada, auditora de sistemas y consultora de seguridad. Ha orientado su ejercicio profesional hacia los aspectos legales y regulatorios de internet (operadores, protección de datos, propiedad intelectual, etc.) así como a la seguridad. Además, es CEO de Razona Legaltech, consultora tecnológica experta en identidad digital. También imparte clases en universidades y es editora internacional de diversas normas de certificación. Su experiencia en seguridad es reconocida en toda Europa.
-¿El Gran Hermano ya está entre nosotros?
-Google tiene 20 años, Facebook acaba de cumplir 16 y el iPhone, el primer teléfono inteligente que revolucionó la captura de datos en movilidad, salió al mercado en 2007. Es mucho tiempo para una gente muy inteligente recogiendo nuestros datos.
-España tiene una ley de protección de datos muy restrictiva y parece que no ha servido para nada.
-El problema de esta ley es que sólo se aplica a las empresas con sede en la UE y no nos protege frente a las americanas, que son las que realmente se dedican a la industria extractiva del dato.
-¿De qué sirve también esa ley si los propios consumidores publican su vida en las redes sociales?
-A lo mejor tengo una visión rara al respecto. En primer término, yo reivindico el derecho de la gente a decir lo que quiera decir, pero también el derecho a irse y evolucionar como ser humano. Estoy convencida de que usted no era igual cuando tenía 15 años y cuando tenía 25. Uno tiene derecho a la redención y a arrepentirse de la persona que fue. El problema es que los datos que publicamos en las redes es una parte muy pequeña de los datos que obtienen de nosotros. Se recaban nuestros estados de ánimo, nuestras relaciones personales o nuestra posición a través de la geolocalización. Incluso el teléfono en reposo sigue dando información, por ejemplo a Android, sin que uno sea consciente y encima, a cargo de nuestra tarifa de datos.
-¿Qué puede hacer el consumidor?
-Yo le animo a que se informe. Ése es uno de los motivos para haber escrito este libro -Datanomics (Deusto, 2019)-. Y luego que tome decisiones. Yo respeto que la gente decida exponerse de esa manera, pero que lo haga de manera consciente y voluntaria.
-¿Qué consecuencias tendrá a largo plazo nuestro rastro digital?
-Tenemos un problema, porque probablemente ninguno de nosotros recordamos qué buscamos en Google la semana pasada o el mes pasado. Pero todo esa información queda guardada y dice mucho de nosotros. Es muy complicado que desaparezca. Lo único que podemos esperar es una buena regulación que nos permita cancelar esos datos e incluso el derecho al olvido para intentar redimirnos de los pecados digitales. Y que esas grandes empresas pierdan el monopolio en el mercado porque ahora mismo no hay alternativa.
-¿Cómo aplica estas cuestiones a su vida?
-Soy la persona más rara del mundo. He probado todos los servicios. No vivo dentro de un búnker. Analizo qué me da esa tecnología y qué me quita, y luego decido si la uso o no. Tuve perfil en Facebook cuando se fundó y me fui. Fui de las primeras en instalar Whatsapp y lo dejé cuando lo compró Facebook.
-¿Y cómo es la vida sin Facebook ni Whatsapp?
-Maravillosa. No tengo la sensación de tener más amigos de los que tengo, que son estupendos y a los que frecuento mucho. Evito una gran cantidad de felicitaciones de fin de año de gente a la que ni sé quién es. Me evito ver el mismo meme 25 veces y que me estén interrumpiendo constantemente el trabajo. Veo a la gente enganchada al Whatsapp porque es adictivo y porque está diseñado para que enganche. Nunca he tenido Instagram porque no le veo utilidad. Tampoco tengo aplicaciones de juegos, y por supuesto, no voy a tener ningún asistente personal en mi casa.
-¿Es abrir el gallinero al zorro?
-Es tener un señor escuchando tu vida durante las 24 horas del día. Para que Alexa responda, tiene que estar en escucha activa. Si no, no sería capaz de reaccionar a tus instrucciones.
-Todo esto recuerda al personaje de Keyser Soze de Sospechosos habituales, que decía que "el mejor truco del diablo fue convencer al mundo de que no existía"
-Esa cita me parece fantástica. El poder se va metiendo por las rendijas sin que nos demos cuenta.
-¿Qué le parece la doble cara que ofrecemos en la realidad y en las redes?
-No he entrado en esa cuestión psicológica, que me parece muy interesante porque tiene que ver con cómo nos vemos a nosotros mismos frente a cómo somos en realidad. Para mí, la paradoja de la privacidad es que la gente dice estar preocupada por su privacidad pero no hace nada para evitar que se recojan sus datos.
-¿Hacia dónde vamos?
-Hace dos años habría respondido que era pesimista. Pero la crisis de Facebook ha supuesto un cambio. Empresas que estaban haciendo tranquilamente su negocio se han visto debajo del foco a raíz del uso de sus algoritmos para hacer microtargetting político. Eso le ha dado una visibilidad sobre su modelo de negocio que les ha puesto en peligro, más a Facebook que a Google. Se ve un despertar de la clase política en Estados Unidos, que es donde se debe regular.
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