Alfredo Corell, inmunólogo: "Abrazar, reír y compartir activa también el sistema inmunitario"
Del laboratorio a las librerías. Tras años explicando inmunología en redes y medios, Alfredo Corell -facultativo especialista en inmunología, catedrático de universidad, miembro de la Sociedad Española de Inmunología, divulgador y rostro habitual durante la pandemia- publica Inmunidad Informa, su primera publicación fuera de la literatura científica, pensado para un público no especializado. Su objetivo: desmontar mitos, combatir el amímefuncionismo y ofrecer herramientas basadas en ciencia para cuidar nuestras defensas. Porque, según afirma, la inmunidad no se compra en suplementos: se entrena con hábitos, información y sentido común.
Pregunta.Inmunidad en forma es su debut literario, ¿qué le ha motivado a escribir este libro ahora y, además, para un público general?
Respuesta.Ya llevaba tiempo hablando de inmunología en redes sociales y en medios de comunicación. Lo que me ha llevado a escribir este libro es una necesidad clara de empoderar a la población. Desde la pandemia, la inmunología se ha puesto muy de moda. Todo el mundo quiere saber cómo mejorar su sistema inmune, cómo proteger a sus hijos o a sus mayores... Y ahí han aparecido muchos vendedores de humo con productos milagrosos. Me di cuenta de que había un público que no está en redes ni ve televisión, pero que sí lee. Y a ese público también quería llegar. Creo que informarse es la mejor forma de defenderse ante tanto bombardeo pseudocientífico.
P.¿Cuál diría que es el mito más urgente de desmontar sobre el sistema inmunitario?
R. Sin duda, la idea de que necesitamos suplementos para reforzar las defensas. Es falso. Una persona razonablemente sana, que no pertenezca a un grupo de riesgo, no necesita suplementación. Todo lo que necesita para tener unas defensas óptimas se consigue con hábitos saludables.
P.En el libro propone entrenar al sistema inmunitario. ¿Cómo se entrena algo que no vemos, como quien va al gimnasio?
R.Lo que heredamos de nuestros padres no lo podemos cambiar, pero sí podemos modificar cómo se expresan esos genes gracias a la epigenética, que responde a nuestros hábitos. En el libro repaso varios pilares básicos para cuidar el sistema inmune, y uno de ellos es la alimentación. Recomiendo seguir el modelo del plato de Harvard, es decir, la mitad de lo que comemos deberían ser frutas y verduras de todos los colores. Una cuarta parte, hidratos de carbono integrales, porque la fibra alimenta a nuestra microbiota, y la otra cuarta parte, proteínas saludables. A esto le añado tres extras que son una buena hidratación (agua), aceite de oliva virgen extra y un probiótico diario (como yogur, kéfir o leches fermentadas con lactobacilos).
P.¿Y el ejercicio? ¿También puede fortalecer el sistema inmune?
R.Absolutamente. El ejercicio físico moderado mejora claramente nuestras defensas. Pero es muy importante subrayar lo de moderado. El ejercicio excesivo, como el que hacen deportistas de élite, puede ser perjudicial para el sistema inmunitario. Por ejemplo, los maratonistas o ciclistas profesionales suelen tener infecciones respiratorias frecuentes al final de temporada. Lo preocupante es que una persona sin supervisión médica, al intentar imitar ese nivel de actividad intensa, puede acabar dañando sus defensas.
P.También menciona el impacto de factores como la edad, el sexo o las hormonas en la respuesta inmunitaria. ¿Podemos hablar de una inmunología personalizada?
R.Sí, cada vez más. El sistema inmunitario cambia con la edad. Al nacer está inmaduro y se va entrenando con infecciones, sobre todo en la guardería. Y en la vejez también pierde eficacia, lo que favorece infecciones, tumores o enfermedades autoinmunitarias. Además, hay diferencias por sexo: los hombres alcanzamos el pico inmunitario en los 20 y decae en torno a los 50. Las mujeres lo alcanzan más tarde, en los 30, y el descenso es más progresivo. Esto explica, por ejemplo, que ellas sufran más enfermedades autoinmunitarias o alergias, mientras que los hombres tienen más infecciones graves a partir de los 50.
P.¿Por qué se producen las enfermedades autoinmunitarias? ¿Qué sabemos y qué queda por investigar?
R.Surgen cuando el sistema inmune falla y ataca al propio cuerpo. En el lupus, por ejemplo, se ataca el ADN, lo que afecta a todos los órganos. Hay una predisposición genética, pero hace falta un desencadenante, como una infección. Otro factor es el exceso de higiene. Los niños necesitan entrenar su sistema inmune. Si todo está esterilizado, juegan sobre corcho en lugar de tierra, no se enfrentan a suficientes microorganismos. Esto está relacionado con el aumento de alergias y autoinmunidad. Se llama hipótesis de la higiene. Y es preocupante. La OMS prevé que en 2050, el 50% de la población mundial será alérgica.
P.¿Qué papel juegan el sueño y el estrés en la inmunidad?
R.Mucho. Dormir menos de siete horas regularmente hace que el sistema inmune entre en un modo inflamatorio continuo, lo que a largo plazo puede provocar obesidad, diabetes u otros problemas. Por otro lado, las siestas deben ser cortas, no más de 30 minutos, para no entrar en fases profundas que activan esta inflamación. Por su parte, el estrés agudo puede ser positivo, pero el estrés crónico eleva el cortisol, que es inmunosupresor. Por eso en época de exámenes, por ejemplo, es más fácil caer enfermo. También es importante la red social. No la de Instagram, sino la de personas reales. Abrazar, reír o compartir… libera oxitocina y endorfinas, que también estimulan el sistema inmune.
P.Dedica un capítulo al papel de los tóxicos: alcohol, tabaco, drogas… ¿Qué impacto tienen?
R.Todas ellas son sustancias inmunosupresoras. Desde drogas clásicas como la heroína o la cocaína, hasta las más modernas asociadas al chemsex. Pero también sustancias más normalizadas como el alcohol o el tabaco. El alcohol no destilado, como vino o cerveza, tiene componentes beneficiosos como polifenoles o levaduras. Pero no se puede ignorar que el alcohol en sí es perjudicial. Así que, como digo en el libro, es un placer culpable. Yo también me tomo una copa de vino o una cerveza, pero lo hago sabiendo lo que implica.
P.Y también habla del impacto del abuso de la tecnología. ¿Por qué?
R.Porque ya hay estudios que muestran que pasar horas frente al móvil o a la consola afecta negativamente al sistema inmunitario. No tanto por la tecnología en sí, sino por lo que conlleva. Y son básicamente cinco puntos: sedentarismo; alteración del sueño; aumento de ansiedad (por redes sociales o juegos); peor alimentación (se recurre más a comida ultraprocesada); y el ruido: el ruido constante, incluso el visual o digital, perjudica a las células inmunitarias. Usar tecnología no es el problema. El abuso, sí.
P.En el libro también desmontas varios inmunotimos. ¿Cómo fue ese proceso?
R.Hice una encuesta en mis redes y me llegaron decenas de productos que supuestamente “mejoran las defensas”. Algunos muy conocidos, otros desconocidos para mí. Analicé diez de ellos en detalle. Revisé estudios científicos, ensayos clínicos, metaanálisis, incluso bases de datos privadas de suplementos. Les puse una puntuación del 1 al 5 según la evidencia. Fue el capítulo más laborioso, pero necesario. Porque muchos productos no funcionan, aunque se vendan como naturales o milagrosos.
P.¿Por qué crees que triunfan tanto estos productos sin evidencia?
R.Porque hay una necesidad real de proteger a nuestros niños o mayores. Y porque muchas veces creemos más a un amigo que dice a mí me funciona que a un profesional. Ese es el gran problema: el amímefuncionismo.
P.¿Está bien informada la sociedad sobre salud inmunitaria?
R.Cada vez está más interesada, pero no necesariamente mejor informada. Las redes están llenas de influencers que no son sanitarios, y otros que sí lo son pero se mueven más por marketing que por ciencia. Por eso escribí este libro, para que cualquiera, incluso sin formación científica, pueda informarse y empoderarse.
P.Para terminar: si pudiera enviar un único mensaje a los lectores, ¿cuál sería?
R.Que si están sanos, la mejor manera de cuidar sus defensas es gratis: hábitos saludables. Y que, si no lo han hecho aún, pongan un inmunólogo en su vida.
P.¿Y habrá más libros?
R.Seguro que sí. Me ha gustado mucho esta experiencia. Estoy valorando un próximo libro sobre probióticos, que es un campo que investigo desde hace tiempo. Pero también me atrae la idea de hacer algo más divertido dirigido a público infantil.
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