Ausìas cebolla | Profesor titular de Psicología de la Universidad de Valencia

"Dar los buenos días es una forma de crear una sociedad"

"Dar los buenos días es una forma de crear una sociedad"

"Dar los buenos días es una forma de crear una sociedad"

-¿La felicidad debe ser nuestra primera meta?

-Esa pregunta tiene una imposición moral que hace que no me corresponda a mí responderla. Pero lo que tenemos claro es que entre los objetivos primarios del ser humano está alcanzar un equilibrio vital y organizativo, que le podemos llamar bienestar o felicidad. Todos intentamos minimizar el sufrimiento y estar lo mejor posible.

La certidumbre es una ilusión: la vida te enseña, tarde o temprano, que mañana no será igual que hoy"

-Y según su libro, Psicología positiva contemplativa, podemos entrenarnos para ser felices.

-Podemos entrenar las habilidades psicológicas que predicen nuestro bienestar psicológico.

-Mucha gente va al gimnasio y no hay manera.

-Si le echas horas a la práctica, si recurres a una persona experta y formada, puedes conseguirlo. Pero nosotros queremos evitar el lenguaje naíf. Y, obviamente, el contexto es clave. No podemos hablar de bienestar sin unas mínimas necesidades vitales cubiertas. No se trata de ofrecer un mensaje de bienestar que quepa en una taza de café.

-¿Y de qué se trata?

-Explicamos que hay una parte del bienestar psicológico que está relacionada con una serie de habilidades que son entrenables.

-¿Los libros de autoayuda son peligrosos?

-Esa aseveración... Todos los libros de autoayuda no son peligrosos. Hay manuales de autoayuda reconocidos por organizaciones internacionales que han demostrado ser muy eficaces. Luego nos encontramos con mucha palabrería.

-Todo es relativo...

-Más que hablar de si la autoayuda es buena o mala, siempre intento saber si detrás hay un modelo científico de trabajo, si hay evidencias o hay un caradura intentando ganar dinero. Pero eso pasa en todos los ámbitos de la vida.

-¿Hay más intrusismo en el periodismo o en la psicología?

-[Risas] No lo sé. Es similar. Pero al periodismo no se le acusa de ser una herramienta inútil. En cambio, a la ciencia de la felicidad, sí. Lo hacemos lo mejor posible con las herramientas que tenemos. Después hay gente que las utiliza de una manera perversa.

-¿Cómo puede triunfar la psicología positiva contemplativa en esta sociedad tan consumista?

-Con ciencia, aportando datos, evidencias, siendo realistas, sin hacer falsas promesas. Pero, sobre todo, para nosotros era muy importante plantear un discurso social. Es decir, tenemos un discurso del bienestar bastante politizado. Entendemos que el único bienestar que es sostenible y ecológico es el colectivo.

-¿Cómo?

-Tenemos que incluir a los demás en nuestro bienestar: para que yo esté bien, tengo que cuidar de los otros, tengo que ser amable, tener buen trato... Y también tengo que cuidar mi yo futuro. Por eso hablamos de un bienestar sostenible, duradero, equilibrado, que no sea fluctuante.

-¿Eso qué es?

-El bienestar fluctuante es el que está más vinculado con el hedonismo, con la satisfacción inmediata: quiero un móvil nuevo, me lo compro, dura dos días y a por otro.

-Un problema muy de hoy.

-Proponemos un bienestar equilibrado, que es aquel que está guiado por virtudes humanas como la amabilidad, la bondad, el altruismo, la lealtad, la capacidad de disfrutar de la belleza, el disfrute por aprender... La meditación y las habilidades psicológicas son las herramientas a partir de las cuales podemos desarrollar ese bienestar equilibrado y sostenible.

-Entonces entiende la psicología como una vía de acción política. ¿No es una visión ambiciosa?

-No sé si es ambiciosa. Es obvio que la psicología, como toda disciplina social también como ciencia de la salud, tiene una propuesta de funcionamiento de la sociedad. Podemos decir con datos que el buen trato o hablar de los problemas es mejor que vivir en el conflicto constante.

-Algo voy entendiendo.

-Cuando el bienestar es colectivo, se convierte en algo político. Con cada acción que se haga, por pequeña que sea, desde abrir una puerta a alguien o subir una bolsa del supermercado a una persona mayor o dar los buenos días al barrendero, se puede ver como un acto amable o una forma de crear una sociedad.

-¿En estos tiempos líquidos que dice Zygmunt Bauman hay que acostumbrase a la incertidumbre?

-La incertidumbre no es algo de estos tiempos. La certidumbre es una ilusión. En el libro nos basamos en algunas ideas que provienen de la tradición budista y una de ellas es la impermanencia: todo cambia constantemente.

-¿Impermanencia?

-Esta ilusión de continuidad, de que mañana será igual que hoy, tarde o temprano la vida te enseña que eso no es así. Bauman se refiere a que no sabemos muy bien dónde colocar los grandes consensos de la humanidad, se han hecho líquidos y, por tanto, navegamos en un mundo sin límites, sin fronteras, lo cual no quiere decir que antes no hubiera una gran incertidumbre. Ahora nos damos cuenta de la volatilidad de las cosas que creíamos estables.

-¿Cómo debemos afrontar la tristeza?

-La tristeza es un proceso natural, no tiene nada de malo. Empieza a ser un problema cuando tiene mucha duración o mucha intensidad. Entonces hay que acudir a un profesional para que te dé un diagnóstico.

-¿Hay que afrontarla de forma positiva?

-Cuidado que eso es peligroso. Cuando decimos que hay que sacar lo bueno de lo malo, hay que saber que cada uno tiene sus tiempos. Más que afrontar las cosas de manera positiva, que es muy injusto porque hay que gente que vive momentos muy duros, es tener herramientas para saber surfear la emoción negativa.

-¿Usted es feliz?

-Sí, ¿y usted?

-También.

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