Albert Marcet. Premio Rey Jaime I de Economía

"Hay que cambiar la ley para que el funcionario no lo sea de por vida"

Albert Marcet

Albert Marcet / José Ángel García

-¿Le tentaría ser el economista de cabecera de algún líder político?

-He votado siempre a partidos de izquierda o de centro-izquierda, pero los economistas decimos cosas que no parecen de esta ideología (se ríe) y por eso no creo que me lo ofrecieran.

-Para cambiar las cosas hay que estar en donde se toman las decisiones.

-Si me diesen la oportunidad de ocupar un cargo político, lo aceptaría. Los economistas tenemos la obligación de decir que sí porque estamos todo el día diciendo lo que se tiene que hacer.

-Si le nombraran ministro de Economía, ¿cuáles serían sus primeras medidas?

-Hay muchas razones por las que nunca seré ministro; entre ellas, esta respuesta. Haría una evaluación muy detallada de los gastos para ver qué es racional y qué no; acto seguido pediría un cambio de todas las leyes necesarias para ser más eficientes. La Administración ha llegado al límite, hay que cerrar lo que no funciona.

-¿Empezando por qué?

-La crisis parecía una oportunidad para reordenar el gasto, pero sólo se han hecho recortes a lo bruto. El Gobierno ha obligado a las autonomías a apretarse el cinturón cuando tendría que haber reducido la Administración vieja, anticuada y poco útil que hay en Madrid.

-¿Sobran funcionarios?

-En Madrid muchísimos. Se deberían cerrar instituciones que no hacen nada. Y hacer un cambio en la ley, en el estatuto de los funcionarios, para que los trabajos no sean de por vida.

-¿Las comunidades también han recortado mal?

-En las universidades se ha hecho de la peor manera: no contratando a gente joven mientras hay un montón de catedráticos mayores que no hacen nada y cobran 65.000 ó 70.000 euros al año. Las universidades están tirando dinero. Hay que cambiar la ley para que a los rectores no los elijan estudiantes, profesores y personal administrativo, sino que los designe el parlamento y asuman el cometido de hacer limpieza, ver quién está haciendo bien su docencia y quién hace investigación y quién no.

-Y acabar con la endogamia de los departamentos...

-No todos son endogámicos, pero muchos sí y habría que cerrarlos.

-¿Usted y yo cobraremos la pensión?

-Vamos a cobrar menos, nos la van a bajar. España va a tener un problema con la Seguridad Social muy pronto. Le dejo dos propuestas: permitir que la gente más productiva trabaje más allá de los 65 cobrando parte de la jubilación, con lo que seguiría contribuyendo con sus impuestos; y sacar del presupuesto de las pensiones todo aquello que no lo es, como las prejubilaciones en sectores que se quieren reestructurar. Ahora se hace con la banca, como en su día con la metalurgia o la minería.

-¿Cómo se ve a Andalucía desde Cataluña?

-Somos todos medio andaluces y el cante flamenco es más popular que nunca en Cataluña.

-¿Sólo flamenco? ¿No proyectamos nada más?

-Sí, disculpe. Hay un tejido empresarial muy potente desarrollado en los últimos años, algo que veo incompatible con continuar con planes de empleo rural como el PER. Éste es una crueldad, se paga a la gente para que viva en un lugar donde no tiene un futuro económico. Si hay pueblos que necesitan el PER después de 30 años es que ahí no hay futuro. Es un fracaso y se tiene que ir eliminando. A lo mejor hay que subvencionar a esas personas para que se vayan del campo a la ciudad.

-¿Por qué Andalucía sigue a la cola en paro o renta per cápita?

-Andalucía ha crecido mucho, pero la convergencia no se ha producido. Hay una fuerte cultura de la subvención que habría que revisar. Además, el problema está en que la tasa de población no urbana es demasiado alta. Ningún país se ha desarrollado sin reducir drásticamente ese porcentaje.

-¿Y cómo cree que se ve a Cataluña desde Andalucía?

-Lo que más me deprime es ver hasta qué punto al resto de España no le han contado lo que está pasando de verdad. Hay muchas historias de que TV3 dice noticias falsas, pero es la televisión más objetiva y la que da más cabida a todas las visiones, mientras que el resto lo único que hace es ridiculizar el movimiento independentista. Yo le aclararía a los andaluces que no es un movimiento antiespañol, sino un movimiento que se ha hartado del Gobierno de Madrid.

-¿Si se ofreciera más autogobierno y financiación habría marcha atrás?

-El 40% ó 50% de los catalanes no se va a creer ninguna promesa. Han dado muchas oportunidades y han sufrido muchas humillaciones, como la del Estatut. El drama es que ese 50% incluye a una enorme cantidad de gente que sí creía en la autonomía y ha dejado de hacerlo.

-¿A usted le gustaría que se llegara a la independencia?

-Hace cuatro años no quería, pero ahora pienso que no hay mejor solución.

-El Gobierno no va a ceder...

-No va a hacer nada, como siempre. Lo que me da miedo es que va a haber disturbios. No sé cuándo ni cómo de grandes, pero los habrá.

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